Las personas que intentan bajar de peso suelen adherirse a dietas específicas que restringen las porciones de grasa, carbohidratos y proteína, pero de donde provienen las calorías no importaría tanto como el simple hecho de reducir la cantidad que se consume, según un estudio estadounidense.Los investigadores, cuyos resultados fueron publicados en American Journal of Clinical Nutrition, hallaron que no había diferencias en la pérdida de peso o reducción de grasa entre dietas con distintas porciones de grasa, carbohidratos y proteína."El principal vaticinador de la pérdida de peso fue la 'adherencia'. Aquellos participantes que seguían mejor la dieta, perdían más peso que aquellos que no", dijo George Bray, del Centro de Investigación Biomédica de Pennington en Baton Rouge, Louisiana, quien trabajó en el estudio.Investigaciones previas habían revelado que ciertas dietas -en particular aquellas con pocos hidratos de carbono- funcionaban mejor que otras, dijo Bray, aunque no había consenso entre los científicos.Este experto y sus colegas asignaron al azar a varios cientos de personas con sobrepeso y obesidad uno de los siguientes cuatro planes dietarios: proteína promedio, poca grasa y más carbohidratos; mucha proteína, poca grasa y más hidratos de carbono; proteína promedio, mucha grasa y menos carbohidratos; mucha proteína y grasa, y pocos hidratos de carbono. Cada dieta fue diseñada para reducir 750 calorías por día.Luego de seis meses y nuevamente dos años después de comenzadas las dietas, los investigadores chequearon en los participantes el peso, la masa grasa y la masa magra.Seis meses después, las personas habían perdido más de 4,1 kilogramos (kg) de grasa y cerca de 2,3 kg de masa magra, pero habían recuperado parte de esto en el control de los dos años.Los participantes pudieron mantener una pérdida de peso de más de 3,6 kg luego de dos años, incluido un descenso de casi 1,4 kg en grasa abdominal, lo que significa una reducción de más del 7%.Pero muchas de las personas que comenzaron en el estudio abandonaron, mientras que otras que si lo hicieron no cumplieron con las dietas exactamente como se les habían asignado.Por ejemplo, los investigadores esperaban que dos grupos dietarios obtuvieran un 25% de las calorías de la proteína y los otros dos, un 15%. Pero todos los grupos terminaron consumiendo alrededor de un 20% de sus calorías en proteína luego de dos años."Si uno es feliz reduciendo la grasa, o feliz disminuyendo los hidratos de carbono, este artículo dice que está bien tomar cualquiera de esos caminos. Resultaron igualmente exitosos", dijo Christopher Gardner, profesor de la Stanford University que no participó del estudio.Aunque resaltó que los participantes "sí tuvieron problemas con la adherencia", lo que finalmente pone de relieve que las personas deberían escoger la dieta que le resulta más sencillo seguir.Las personas que intentan bajar de peso suelen adherirse a dietas específicas que restringen las porciones de grasa, carbohidratos y proteína, pero de donde provienen las calorías no importaría tanto como el simple hecho de reducir la cantidad que se consume, según un estudio estadounidense.Los investigadores, cuyos resultados fueron publicados en American Journal of Clinical Nutrition, hallaron que no había diferencias en la pérdida de peso o reducción de grasa entre dietas con distintas porciones de grasa, carbohidratos y proteína."El principal vaticinador de la pérdida de peso fue la 'adherencia'. Aquellos participantes que seguían mejor la dieta, perdían más peso que aquellos que no", dijo George Bray, del Centro de Investigación Biomédica de Pennington en Baton Rouge, Louisiana, quien trabajó en el estudio.Investigaciones previas habían revelado que ciertas dietas -en particular aquellas con pocos hidratos de carbono- funcionaban mejor que otras, dijo Bray, aunque no había consenso entre los científicos.Este experto y sus colegas asignaron al azar a varios cientos de personas con sobrepeso y obesidad uno de los siguientes cuatro planes dietarios: proteína promedio, poca grasa y más carbohidratos; mucha proteína, poca grasa y más hidratos de carbono; proteína promedio, mucha grasa y menos carbohidratos; mucha proteína y grasa, y pocos hidratos de carbono. Cada dieta fue diseñada para reducir 750 calorías por día.Luego de seis meses y nuevamente dos años después de comenzadas las dietas, los investigadores chequearon en los participantes el peso, la masa grasa y la masa magra.Seis meses después, las personas habían perdido más de 4,1 kilogramos (kg) de grasa y cerca de 2,3 kg de masa magra, pero habían recuperado parte de esto en el control de los dos años.Los participantes pudieron mantener una pérdida de peso de más de 3,6 kg luego de dos años, incluido un descenso de casi 1,4 kg en grasa abdominal, lo que significa una reducción de más del 7%.Pero muchas de las personas que comenzaron en el estudio abandonaron, mientras que otras que si lo hicieron no cumplieron con las dietas exactamente como se les habían asignado.Por ejemplo, los investigadores esperaban que dos grupos dietarios obtuvieran un 25% de las calorías de la proteína y los otros dos, un 15%. Pero todos los grupos terminaron consumiendo alrededor de un 20% de sus calorías en proteína luego de dos años."Si uno es feliz reduciendo la grasa, o feliz disminuyendo los hidratos de carbono, este artículo dice que está bien tomar cualquiera de esos caminos. Resultaron igualmente exitosos", dijo Christopher Gardner, profesor de la Stanford University que no participó del estudio.Aunque resaltó que los participantes "sí tuvieron problemas con la adherencia", lo que finalmente pone de relieve que las personas deberían escoger la dieta que le resulta más sencillo seguir.
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martes, 31 de enero de 2012
lunes, 30 de enero de 2012
Una dieta para cada edad
Para llevar una dieta saludable y equilibrada hay una cuestión cuantitativa -de cantidades- que va mucho más allá de "contar calorías" para no excederse, y es que el organismo, además de incorporar vitaminas y minerales, requiere una proporción determinada de grasas, proteínas e hidratos de carbono entre los alimentos que componen la dieta.
Esos requerimientos varían según la edad de la persona, y en las mujeres parecen estar especialmente relacionados con los cambios que se producen en el organismo durante las diferentes etapas del crecimiento, el desarrollo, la aparición y la interrupción de la menstruación, y el posterior decaimiento de la actividad hormonal.
Según la licenciada Marcela Ciaño, jefa de Nutrición de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina, durante el transcurso de las diferentes etapas de la vida, la mujer debe ir realizando ajustes en la dieta de acuerdo con los requerimientos particulares de su organismo en cada momento.
En base a eso, la especialista propone un modelo de base a partir del cual ir haciendo esos diferentes ajustas. De acuerdo con ese modelo, la dieta equilibrada debería constar en un 50 a 55 por ciento de hidratos de carbono, un 15% de proteínas y también -dado que son necesarias, aunque hay que saber elegir cómo incorporarlas- de un 30 a un 35 por ciento de grasas. "Sobre esta consideración ajustaremos las calorías, el tipo de grasas y azúcares a consumir según cada edad y características particulares", señaló.
1) Las carnes rojas
En la adolescencia, edad en la que es un momento de profundos cambios fisiológicos, fundamentalmente porque es cuando se da el aumento de talla, de peso y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios -explica la especialista--, la nutrición "debe contemplar las calorías, los nutrientes y los minerales que el cuerpo necesita".
"En esta etapa es fundamental cubrir los requerimientos de calcio, zinc y hierro, el cual se debe aportar a partir de las carnes rojas o el hígado, ya que es el hierro hemínico el que se absorbe en mayor medida". El hierro proveniente de alimentos como las legumbres o los vegetales ayuda, pero no se absorbe de la misma forma: "Para facilitar la absorción de hierro es bueno combinar su consumo con algún alimento rico en vitamina C como los cítricos, el kiwi o los tomates", explica.
2) La leche y legumbres
Desde el inicio de la adolescencia hasta aproximadamente los 24 años de edad, se hallan aumentadas en la mujer las necesidades diarias de calcio, un nutriente esencial para el desarrollo del tejido óseo. El consumo inadecuado de calcio durante esta edad no solamente pone en riesgo la salud presente, sino que además predispone a tener problemas de osteopenia u osteoporosis más adelante, después de la menopausia.
El aporte de calcio se da fundamentalmente a través de los productos lácteos, las legumbres (arvejas, lentejas, habas, porotos, garbanzos) y los pescados. La especialista agrega que es conveniente adicionar el consumo de carnes para cubrir el aporte de proteínas y de esa manera favorecer a la vez el desarrollo óseo y muscular.
Los pescados, el germen de trigo y los aceites crudos de oliva y de soja aportan además antioxidantes, también apropiados para esta etapa.
3) Las hojas verdes
En la amplísima franja de edades que rodea los 30 años, y que se extiende tanto como la edad fértil de la mujer, los alimentos distintivos son las verduras de hoja, particularmente por su contenido de ácido fólico, una subvitamina del grupo B que es esencial en la formación de nuevos tejidos, y que según está sobradamente comprobado, ayuda a prevenir el problema de espina bífida en el bebé cuando quedan embarazadas.
También el germen de trigo, el huevo y las legumbres contienen son alimentos ricos en ácido fólico. "No siempre es suficiente en esta etapa lo que se cubre con los alimentos -reconoce Ciaño-, pero fuera de esta etapa se recomienda incorporar alimentos que lo contienen como lentejas, brócoli, espinaca, y fundamentalmente elegir alimentos que estén enriquecidos con acido fólico como cereales, panes o galletitas".
4) El menú light
Alrededor de los 40, señala la nutricionista, "es el momento clave para equilibrar las calorías de la alimentación: disminuir las grasas saturadas" que se encuentran en quesos duros, fiambres y frituras, por ejemplo, "y los azúcares simples".
Esto último implicaría una tendencia a modificar los hidratos de carbono que se eligen. Así, el azúcar común, las golosinas, las bebidas gaseosas comunes, deberían ser suplantados por los hidratos de carbono provenientes, por ejemplo, de las harinas integrales o las frutas. "Además -agrega Ciaño- es muy importante comenzar a incorporar algo de actividad física (mínimamente caminatas) si aún no se tiene el hábito del ejercicio".
En cuanto a las grasas, las que deben predominar en la alimentación (tanto en esta etapa como en cualquier otra, vale aclarar) son las llamadas poliinsaturadas, presentes en el aceite de oliva o canola, que contienen ácidos grasos omega 3 y 6, los pescados de aguas profundas (salmón, lenguado) y las frutas secas.
5) Yogures y quesos magros
Alrededor de los 50 años, cuando los cambios producidos por la baja de los estrógenos en la menopausia hacen que en general muchas mujeres tengan tendencia a subir de peso, conviene que la dieta se adapte a un requerimiento menor de calorías, pero sin que eso implique realizar dietas estrictas que puedan ocasionar problemas de salud.
Otro tema central es el aporte de calcio, vitamina D y fósforo para reforzar la estructura ósea, y contrarrestar la pérdida de masa ósea que lleva a la osteopenia y la osteoporosis.
Para incorporar calcio la especialista aconseja consumir diariamente 2 vasos de leche o yogur (preferentemente descremados y enriquecidos con calcio y vitamina D) más 2 rodajas de queso semisólido de bajo tenor graso. "Los quesos untables tienen bajo aporte de calcio", advierte.
El huevo, el pescado y las legumbres, además, contienen fósforo.
La vitamina D facilita la absorción del calcio y se encuentra en los lácteos, pescados, margarinas y legumbres, pero el propio organismo puede producirla al tomar sol, por lo que una exposición moderada (10 minutos diarios, fuera de las horas pico) puede ser una buena forma de incorporar este nutriente..
Esos requerimientos varían según la edad de la persona, y en las mujeres parecen estar especialmente relacionados con los cambios que se producen en el organismo durante las diferentes etapas del crecimiento, el desarrollo, la aparición y la interrupción de la menstruación, y el posterior decaimiento de la actividad hormonal.
Según la licenciada Marcela Ciaño, jefa de Nutrición de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina, durante el transcurso de las diferentes etapas de la vida, la mujer debe ir realizando ajustes en la dieta de acuerdo con los requerimientos particulares de su organismo en cada momento.
En base a eso, la especialista propone un modelo de base a partir del cual ir haciendo esos diferentes ajustas. De acuerdo con ese modelo, la dieta equilibrada debería constar en un 50 a 55 por ciento de hidratos de carbono, un 15% de proteínas y también -dado que son necesarias, aunque hay que saber elegir cómo incorporarlas- de un 30 a un 35 por ciento de grasas. "Sobre esta consideración ajustaremos las calorías, el tipo de grasas y azúcares a consumir según cada edad y características particulares", señaló.
1) Las carnes rojas
En la adolescencia, edad en la que es un momento de profundos cambios fisiológicos, fundamentalmente porque es cuando se da el aumento de talla, de peso y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios -explica la especialista--, la nutrición "debe contemplar las calorías, los nutrientes y los minerales que el cuerpo necesita".
"En esta etapa es fundamental cubrir los requerimientos de calcio, zinc y hierro, el cual se debe aportar a partir de las carnes rojas o el hígado, ya que es el hierro hemínico el que se absorbe en mayor medida". El hierro proveniente de alimentos como las legumbres o los vegetales ayuda, pero no se absorbe de la misma forma: "Para facilitar la absorción de hierro es bueno combinar su consumo con algún alimento rico en vitamina C como los cítricos, el kiwi o los tomates", explica.
2) La leche y legumbres
Desde el inicio de la adolescencia hasta aproximadamente los 24 años de edad, se hallan aumentadas en la mujer las necesidades diarias de calcio, un nutriente esencial para el desarrollo del tejido óseo. El consumo inadecuado de calcio durante esta edad no solamente pone en riesgo la salud presente, sino que además predispone a tener problemas de osteopenia u osteoporosis más adelante, después de la menopausia.
El aporte de calcio se da fundamentalmente a través de los productos lácteos, las legumbres (arvejas, lentejas, habas, porotos, garbanzos) y los pescados. La especialista agrega que es conveniente adicionar el consumo de carnes para cubrir el aporte de proteínas y de esa manera favorecer a la vez el desarrollo óseo y muscular.
Los pescados, el germen de trigo y los aceites crudos de oliva y de soja aportan además antioxidantes, también apropiados para esta etapa.
3) Las hojas verdes
En la amplísima franja de edades que rodea los 30 años, y que se extiende tanto como la edad fértil de la mujer, los alimentos distintivos son las verduras de hoja, particularmente por su contenido de ácido fólico, una subvitamina del grupo B que es esencial en la formación de nuevos tejidos, y que según está sobradamente comprobado, ayuda a prevenir el problema de espina bífida en el bebé cuando quedan embarazadas.
También el germen de trigo, el huevo y las legumbres contienen son alimentos ricos en ácido fólico. "No siempre es suficiente en esta etapa lo que se cubre con los alimentos -reconoce Ciaño-, pero fuera de esta etapa se recomienda incorporar alimentos que lo contienen como lentejas, brócoli, espinaca, y fundamentalmente elegir alimentos que estén enriquecidos con acido fólico como cereales, panes o galletitas".
4) El menú light
Alrededor de los 40, señala la nutricionista, "es el momento clave para equilibrar las calorías de la alimentación: disminuir las grasas saturadas" que se encuentran en quesos duros, fiambres y frituras, por ejemplo, "y los azúcares simples".
Esto último implicaría una tendencia a modificar los hidratos de carbono que se eligen. Así, el azúcar común, las golosinas, las bebidas gaseosas comunes, deberían ser suplantados por los hidratos de carbono provenientes, por ejemplo, de las harinas integrales o las frutas. "Además -agrega Ciaño- es muy importante comenzar a incorporar algo de actividad física (mínimamente caminatas) si aún no se tiene el hábito del ejercicio".
En cuanto a las grasas, las que deben predominar en la alimentación (tanto en esta etapa como en cualquier otra, vale aclarar) son las llamadas poliinsaturadas, presentes en el aceite de oliva o canola, que contienen ácidos grasos omega 3 y 6, los pescados de aguas profundas (salmón, lenguado) y las frutas secas.
5) Yogures y quesos magros
Alrededor de los 50 años, cuando los cambios producidos por la baja de los estrógenos en la menopausia hacen que en general muchas mujeres tengan tendencia a subir de peso, conviene que la dieta se adapte a un requerimiento menor de calorías, pero sin que eso implique realizar dietas estrictas que puedan ocasionar problemas de salud.
Otro tema central es el aporte de calcio, vitamina D y fósforo para reforzar la estructura ósea, y contrarrestar la pérdida de masa ósea que lleva a la osteopenia y la osteoporosis.
Para incorporar calcio la especialista aconseja consumir diariamente 2 vasos de leche o yogur (preferentemente descremados y enriquecidos con calcio y vitamina D) más 2 rodajas de queso semisólido de bajo tenor graso. "Los quesos untables tienen bajo aporte de calcio", advierte.
El huevo, el pescado y las legumbres, además, contienen fósforo.
La vitamina D facilita la absorción del calcio y se encuentra en los lácteos, pescados, margarinas y legumbres, pero el propio organismo puede producirla al tomar sol, por lo que una exposición moderada (10 minutos diarios, fuera de las horas pico) puede ser una buena forma de incorporar este nutriente..
martes, 24 de enero de 2012
Trastornos alimenticios y alcohol, mezcla que enferma a las mujeres
En los últimos diez años creció el número de mujeres jóvenes que comen menos para poder beber más, un dato que preocupa porque las consecuencias pueden ser muy serias y en el corto plazo. Un factor agravante es que ellas toman a la par de los varones, cuando tienen una constitución y predisposiciones físicas muy diferentes: “El metabolismo femenino no procesa de la misma manera la bebida, además, las mujeres tienen mayor tendencia a crear dependencia alcohólica y como consecuencia sufrir abusos físicos o sexuales en estado de ebriedad”, puntualizó a DocSalud.com la Dra. Juana Poulisis, autora del libro Los nuevos trastornos alimentarios.
Comer menos para beber más
Un reciente estudio, dirigido por la investigadora Victoria Osborne de la Universidad de Missouri, da cuenta de que la alcohorexia afecta tres veces más a las mujeres, quienes dejan de comer antes de los atracones de alcohol para no subir de peso, pero también para gastar el dinero en tragos o para lograr el estado de embriaguez más rápido. Aunque no hay estudios epidemiológicos en Argentina, el informe para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (2006) estima que un 30% de las mujeres estadounidenses de entre 18 y 24 años se saltean comidas para ingerir más alcohol.
Periodista: ¿Qué prácticas incluye la alcohorexia?
Juana Poulisis: La restricción alimentaria y los atracones de alcohol. Además puede haber prácticas de purga.
P.: ¿Por qué se realizan estas prácticas?
J.P.: La restricción alimentaria se hace para evitar el aumento de peso que genera el atracón con bebidas alcohólicas. Este nuevo trastorno alimentario se asocia con la obsesión por estar flacas y también con que entre los adolescentes está legitimado tomar mucho, por ejemplo en “las previas”. La frase más escuchada en el consultorio es: “No como para que me pegue más el alcohol y así poderme divertir en la noche”. Así, primero está la obsesión por estar delgadas pero, como quieren tomar mucho alcohol para desinhibirse, restringen su alimentación para no engordar.
P.: ¿Cuál es el peligro de confundir calorías con nutrientes?
J.P.: Quienes padecen este trastorno suponen que pueden sustituir las calorías que les aportan los alimentos por las del alcohol. El error más grave y perjudicial para la salud es ignorar que, mientras que la comida brinda calorías y nutrientes, el alcohol solo aporta calorías vacías. Por eso, la alcohorexia provoca un déficit de vitaminas, minerales y nutrientes primarios, generando un estado crónico de cansancio y la propensión a contraer enfermedades.
Riesgos que hay que conocer
P.: ¿Qué peligros enfrenta quien padece este trastorno?
J.P.: La situación de altísimo riesgo de estas pacientes es la combinación de las complicaciones propias de los trastornos alimentarios y de las derivadas del abuso de alcohol. Dentro de las consecuencias de los trastornos alimentarios se encuentran la disminución del potasio, las alteraciones en el electrocardiograma, el adelgazamiento de la musculatura cardíaca, mareos, baja presión, anemia, osteopenia y osteoporosis, esterilidad y depresión. Por otro lado, el abuso de alcohol genera que la persona no tenga hambre o se olvide de comer, con el consiguiente déficit nutritivo. Además, las mujeres alcoholizadas están más expuestas a sufrir abusos sexuales, caídas y traumatismos, accidentes de tránsito, a verse envueltas en episodios de violencia y a tener embarazos no deseados. También corren más riesgo en la transmisión de enfermedades venéreas. Otras complicaciones serias son las enfermedades hepáticas, el paro cardíaco y el coma alcohólico irreversible, que puede ocasionar la muerte.
P.: ¿Cuáles son los riesgos específicos de la alcohorexia?
J.P.: El exceso de alcohol junto a la ausencia de comidas funciona como un cóctel explosivo. Quien asocia conductas de ayuno, bajo peso, purgas y atracones de alcohol, aumenta los riesgos propios de los trastornos alimentarios y del consumo de alcohol.
Atracón de alcohol
P.: ¿Qué es un atracón de alcohol y qué daños provoca?
J.P.: Es la ingesta de grandes cantidades de alcohol en un corto período de tiempo, entre una y dos horas aproximadamente. Suele realizarse durante las salidas nocturnas y su característica fundamental es que se bebe de manera compulsiva y rápida. Hay que recordar que el atracón, ya sea de comida o de alcohol, es una conducta impulsiva. Específicamente, tomar alcohol en forma de atracón causa intoxicaciones más graves, se altera el ritmo cardíaco y puede generar tolerancia y dependencia. Además, provoca daños cerebrales más serios y afecta al sistema nervioso de distintos modos: interfiere en el desarrollo del cerebro, afecta la memoria, el aprendizaje y la capacidad de planear tareas.
P.: ¿Por qué es tan importante comer antes de beber alcohol?
J.P.: Hay que recordar que la comida funciona como un amortiguador que hace más lenta la absorción del alcohol previniendo la intoxicación aguda. El primer trago después de no haber comido nada en todo el día se absorbe en 15 minutos al 100%. La absorción en ayunas es casi inmediata, por eso el riesgo de coma alcohólico es mucho más factible.
P.: ¿Cuál es la diferencia entre alcoholismo y alcohorexia?
J.P.: Mientras que el alcoholismo implica una dependencia de la sustancia, en la alcohorexia hablamos de un abuso: hay que recordar que si bien las pacientes no muestran síntomas de abstinencia en los primeros tiempos, cuando el abuso de bebidas alcohólicas se realiza con mayor asiduidad y en dosis mayores, es probable que se desarrolle la adicción, por eso es tan importante el diagnóstico precoz.
Detección y tratamientos
P.: ¿Cuáles son las señales que no debemos dejar pasar en otros y nosotros mismos?
J.P.: Hay cuatro preguntas orientativas que son clave: ¿Me restrinjo en mi plan alimentario pero cuando se trata de beber no me limito? ¿Suelo beber en grandes cantidades y en forma veloz para que me haga más efecto? ¿Trato de comer menos durante el día si planeo tomar alcohol? ¿Pienso en vomitar para no engordar cuando tome alcohol? Estas preguntas también sirven al entorno ya que quien sufre alcohorexia suele ser el último en aceptarlo y son los padres, la red familiar y los amigos los primeros en hacer el diagnóstico. Por eso es tan importante que sepan detectar las señales y actuar a tiempo. En el caso de las adolescentes, hay que observar su comportamiento los días que salen, ver cómo se alimentan durante ese día, prestar atención que no salteen comidas y tratar de comer en familia.
P.: ¿Cómo se trata la alcohorexia?
J.P.: El tratamiento debe ser multidisciplinario y dual, que cuente con un grupo de personas especializadas en trastornos alimentarios y en abuso de sustancias. También tiene que haber orientación nutricional (individual y familiar) para evitar la restricción alimentaria de manera paulatina. Siempre hay que recordar que es un problema familiar, por lo que hay que trabajar con la paciente y con la familia, para incluir todos los alimentos y evitar los circuitos de restricción y purga. Según el caso, debe evaluarse el peso de la paciente para determinar su internación o el trabajo en un hospital de día. Del mismo modo hay que evaluar el riesgo clínico.
P.: ¿Qué debe incluir el tratamiento?
J.P.: Un nutricionista, un psiquiatra, terapia familiar, grupos de psicoeducación y, en algunos casos, psicofarmacología.
P.: ¿En qué consiste la psicoeducación?
J.P.: En estos grupos se les enseña qué generan sus prácticas, cómo funcionan estos circuitos de restricción-purga, cómo cortarlos, cómo modular las emociones con prácticas más saludables. También se las psicoeduca en la forma de pensar, ya que en general tienen una forma de pensar muy negativa. Para ello se desarrolla una terapia cognitivo-conductual para mejorar su autoestima, su pensar sobre sí y sobre los otros.
Entrevista de Ana Paula Cordero
Comer menos para beber más
Un reciente estudio, dirigido por la investigadora Victoria Osborne de la Universidad de Missouri, da cuenta de que la alcohorexia afecta tres veces más a las mujeres, quienes dejan de comer antes de los atracones de alcohol para no subir de peso, pero también para gastar el dinero en tragos o para lograr el estado de embriaguez más rápido. Aunque no hay estudios epidemiológicos en Argentina, el informe para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (2006) estima que un 30% de las mujeres estadounidenses de entre 18 y 24 años se saltean comidas para ingerir más alcohol.
Periodista: ¿Qué prácticas incluye la alcohorexia?
Juana Poulisis: La restricción alimentaria y los atracones de alcohol. Además puede haber prácticas de purga.
P.: ¿Por qué se realizan estas prácticas?
J.P.: La restricción alimentaria se hace para evitar el aumento de peso que genera el atracón con bebidas alcohólicas. Este nuevo trastorno alimentario se asocia con la obsesión por estar flacas y también con que entre los adolescentes está legitimado tomar mucho, por ejemplo en “las previas”. La frase más escuchada en el consultorio es: “No como para que me pegue más el alcohol y así poderme divertir en la noche”. Así, primero está la obsesión por estar delgadas pero, como quieren tomar mucho alcohol para desinhibirse, restringen su alimentación para no engordar.
P.: ¿Cuál es el peligro de confundir calorías con nutrientes?
J.P.: Quienes padecen este trastorno suponen que pueden sustituir las calorías que les aportan los alimentos por las del alcohol. El error más grave y perjudicial para la salud es ignorar que, mientras que la comida brinda calorías y nutrientes, el alcohol solo aporta calorías vacías. Por eso, la alcohorexia provoca un déficit de vitaminas, minerales y nutrientes primarios, generando un estado crónico de cansancio y la propensión a contraer enfermedades.
Riesgos que hay que conocer
P.: ¿Qué peligros enfrenta quien padece este trastorno?
J.P.: La situación de altísimo riesgo de estas pacientes es la combinación de las complicaciones propias de los trastornos alimentarios y de las derivadas del abuso de alcohol. Dentro de las consecuencias de los trastornos alimentarios se encuentran la disminución del potasio, las alteraciones en el electrocardiograma, el adelgazamiento de la musculatura cardíaca, mareos, baja presión, anemia, osteopenia y osteoporosis, esterilidad y depresión. Por otro lado, el abuso de alcohol genera que la persona no tenga hambre o se olvide de comer, con el consiguiente déficit nutritivo. Además, las mujeres alcoholizadas están más expuestas a sufrir abusos sexuales, caídas y traumatismos, accidentes de tránsito, a verse envueltas en episodios de violencia y a tener embarazos no deseados. También corren más riesgo en la transmisión de enfermedades venéreas. Otras complicaciones serias son las enfermedades hepáticas, el paro cardíaco y el coma alcohólico irreversible, que puede ocasionar la muerte.
P.: ¿Cuáles son los riesgos específicos de la alcohorexia?
J.P.: El exceso de alcohol junto a la ausencia de comidas funciona como un cóctel explosivo. Quien asocia conductas de ayuno, bajo peso, purgas y atracones de alcohol, aumenta los riesgos propios de los trastornos alimentarios y del consumo de alcohol.
Atracón de alcohol
P.: ¿Qué es un atracón de alcohol y qué daños provoca?
J.P.: Es la ingesta de grandes cantidades de alcohol en un corto período de tiempo, entre una y dos horas aproximadamente. Suele realizarse durante las salidas nocturnas y su característica fundamental es que se bebe de manera compulsiva y rápida. Hay que recordar que el atracón, ya sea de comida o de alcohol, es una conducta impulsiva. Específicamente, tomar alcohol en forma de atracón causa intoxicaciones más graves, se altera el ritmo cardíaco y puede generar tolerancia y dependencia. Además, provoca daños cerebrales más serios y afecta al sistema nervioso de distintos modos: interfiere en el desarrollo del cerebro, afecta la memoria, el aprendizaje y la capacidad de planear tareas.
P.: ¿Por qué es tan importante comer antes de beber alcohol?
J.P.: Hay que recordar que la comida funciona como un amortiguador que hace más lenta la absorción del alcohol previniendo la intoxicación aguda. El primer trago después de no haber comido nada en todo el día se absorbe en 15 minutos al 100%. La absorción en ayunas es casi inmediata, por eso el riesgo de coma alcohólico es mucho más factible.
P.: ¿Cuál es la diferencia entre alcoholismo y alcohorexia?
J.P.: Mientras que el alcoholismo implica una dependencia de la sustancia, en la alcohorexia hablamos de un abuso: hay que recordar que si bien las pacientes no muestran síntomas de abstinencia en los primeros tiempos, cuando el abuso de bebidas alcohólicas se realiza con mayor asiduidad y en dosis mayores, es probable que se desarrolle la adicción, por eso es tan importante el diagnóstico precoz.
Detección y tratamientos
P.: ¿Cuáles son las señales que no debemos dejar pasar en otros y nosotros mismos?
J.P.: Hay cuatro preguntas orientativas que son clave: ¿Me restrinjo en mi plan alimentario pero cuando se trata de beber no me limito? ¿Suelo beber en grandes cantidades y en forma veloz para que me haga más efecto? ¿Trato de comer menos durante el día si planeo tomar alcohol? ¿Pienso en vomitar para no engordar cuando tome alcohol? Estas preguntas también sirven al entorno ya que quien sufre alcohorexia suele ser el último en aceptarlo y son los padres, la red familiar y los amigos los primeros en hacer el diagnóstico. Por eso es tan importante que sepan detectar las señales y actuar a tiempo. En el caso de las adolescentes, hay que observar su comportamiento los días que salen, ver cómo se alimentan durante ese día, prestar atención que no salteen comidas y tratar de comer en familia.
P.: ¿Cómo se trata la alcohorexia?
J.P.: El tratamiento debe ser multidisciplinario y dual, que cuente con un grupo de personas especializadas en trastornos alimentarios y en abuso de sustancias. También tiene que haber orientación nutricional (individual y familiar) para evitar la restricción alimentaria de manera paulatina. Siempre hay que recordar que es un problema familiar, por lo que hay que trabajar con la paciente y con la familia, para incluir todos los alimentos y evitar los circuitos de restricción y purga. Según el caso, debe evaluarse el peso de la paciente para determinar su internación o el trabajo en un hospital de día. Del mismo modo hay que evaluar el riesgo clínico.
P.: ¿Qué debe incluir el tratamiento?
J.P.: Un nutricionista, un psiquiatra, terapia familiar, grupos de psicoeducación y, en algunos casos, psicofarmacología.
P.: ¿En qué consiste la psicoeducación?
J.P.: En estos grupos se les enseña qué generan sus prácticas, cómo funcionan estos circuitos de restricción-purga, cómo cortarlos, cómo modular las emociones con prácticas más saludables. También se las psicoeduca en la forma de pensar, ya que en general tienen una forma de pensar muy negativa. Para ello se desarrolla una terapia cognitivo-conductual para mejorar su autoestima, su pensar sobre sí y sobre los otros.
Entrevista de Ana Paula Cordero
Etiquetas:
abuso de alcohol,
alcohorexia,
alteraciones hepáticas,
ayuno,
bajo peso,
Dieta,
riesgo cardiovascular,
trastornos alimentarios
Los nuevos edulcorantes
En el Simposio de Edulcorantes No Calóricos realizado en Bogotá por la Serie Científica Latinoamericana, se obtuvieron interesantes conclusiones.
1. No incrementan el hambre.Las investigaciones no demuestran que aumenten el apetito. “Se han realizado estudios en los que se administró a diferentes grupos de personas líquidos con glucosa, con edulcorantes no calóricos y agua pura, y al medir el apetito y la ingestión de alimentos, no se encontró que encontraron diferencias”, explica el Dr. Adam Drewnowsky, de la Universidad de Washington. Agrega que el mito se basa en la supuesta liberación de insulina y otras hormonas de la absorción cuando se perciben las notas dulces en la lengua, pero no están sustentados en evidencia de ningún tipo.
2. No sacan el hambre. “Sólo producen un efecto de volumen, que es transitorio” afirmó el mismo profesional en su disertación.
3. Son una herramienta para balancear el consumo energético, para aquellas personas que lo necesitan, siempre dentro de un estilo de vida activo y saludable.
4. Pueden ser usados con seguridad por toda la familia. Los estudios evidencian que son inocuos los edulcorantes no calóricos (Aspartame, Acesulfame K, Sacarina, Ciclamatos, Glicósidos de Esteviol) en niños a partir de los 12 meses y mujeres embarazadas.
5. Son un aliado para los diabéticos. Los alimentos y bebidas endulzadas con edulcorantes no calóricos son un aliado para las personas que viven con diabetes para tener una dieta más variada y disfrutar del sabor dulce de una manera segura, siempre que formen parte de una alimentación equilibrada y se acompañen de una rutina de actividad física.
6. No son peligrosos. “Se trata de ingredientes cuya inocuidad es probada siguiendo un riguroso proceso de evaluación tanto a nivel nacional como internacional, muy similar al de las medicinas, para garantizar que son seguros para el consumo humano”, afirma la Dra. Bernardene Magnuson, de la Universidad de Toronto, Canadá.
7. Son sintéticos. Si bien se llaman popularmente “artificiales” a los edulcorantes obtenidos por síntesis química, la palabra correcta debería ser “sintéticos”, y son todos salvo los glicósidos de esteviol (extracto de Stevia purificado al 95%). El extracto de Stevia se extrae como si fuera un proceso similar al de una infusión de té, pero luego se purifica, separándola de otros componentes de la hierba. Los estudios toxicológicos que aseguran la inocuidad fueron hechos con el extracto purificado al 95%.http://rouge.perfil.com/2012-01-21-2415-los-nuevos-edulcorantes/
1. No incrementan el hambre.Las investigaciones no demuestran que aumenten el apetito. “Se han realizado estudios en los que se administró a diferentes grupos de personas líquidos con glucosa, con edulcorantes no calóricos y agua pura, y al medir el apetito y la ingestión de alimentos, no se encontró que encontraron diferencias”, explica el Dr. Adam Drewnowsky, de la Universidad de Washington. Agrega que el mito se basa en la supuesta liberación de insulina y otras hormonas de la absorción cuando se perciben las notas dulces en la lengua, pero no están sustentados en evidencia de ningún tipo.
2. No sacan el hambre. “Sólo producen un efecto de volumen, que es transitorio” afirmó el mismo profesional en su disertación.
3. Son una herramienta para balancear el consumo energético, para aquellas personas que lo necesitan, siempre dentro de un estilo de vida activo y saludable.
4. Pueden ser usados con seguridad por toda la familia. Los estudios evidencian que son inocuos los edulcorantes no calóricos (Aspartame, Acesulfame K, Sacarina, Ciclamatos, Glicósidos de Esteviol) en niños a partir de los 12 meses y mujeres embarazadas.
5. Son un aliado para los diabéticos. Los alimentos y bebidas endulzadas con edulcorantes no calóricos son un aliado para las personas que viven con diabetes para tener una dieta más variada y disfrutar del sabor dulce de una manera segura, siempre que formen parte de una alimentación equilibrada y se acompañen de una rutina de actividad física.
6. No son peligrosos. “Se trata de ingredientes cuya inocuidad es probada siguiendo un riguroso proceso de evaluación tanto a nivel nacional como internacional, muy similar al de las medicinas, para garantizar que son seguros para el consumo humano”, afirma la Dra. Bernardene Magnuson, de la Universidad de Toronto, Canadá.
7. Son sintéticos. Si bien se llaman popularmente “artificiales” a los edulcorantes obtenidos por síntesis química, la palabra correcta debería ser “sintéticos”, y son todos salvo los glicósidos de esteviol (extracto de Stevia purificado al 95%). El extracto de Stevia se extrae como si fuera un proceso similar al de una infusión de té, pero luego se purifica, separándola de otros componentes de la hierba. Los estudios toxicológicos que aseguran la inocuidad fueron hechos con el extracto purificado al 95%.http://rouge.perfil.com/2012-01-21-2415-los-nuevos-edulcorantes/
lunes, 23 de enero de 2012
Vida sana contra el cáncer
Muchos casos de cáncer podrían prevenirse si se modifican algunos hábitos cotidianos. Así lo indica un estudio reciente publicado en el British Journal of Cancer, que afirma que al menos un 40% de los cánceres diagnosticados en el Reino Unido están directamente relacionados al estilo de vida. Según el informe del Centro de Investigación del Cáncer del Reino Unido, de 14 variables evaluadas, el tabaquismo fue el factor más influyente, al ocasionar el 23% de los cánceres en hombres, el 16% en mujeres. Además, durante 2010 esta adicción fue responsable de 60 mil nuevos casos de este mal. Las otras causas más frecuentes de tumores malignos fueron la dieta con alto contenido de carnes y pobre en frutas, verduras y fibras, el alcoholismo en los hombres y, en las mujeres, la obesidad (por su efecto sobre el cáncer de mama) y el exceso de alcohol. Esta investigación –una de las más exhaustivas realizadas hasta la fecha– confirma que el cáncer es una enfermedad con múltiples factores de riesgo: no está determinado únicamente por cuestiones hereditarias y tampoco es un asunto del destino. Por el contrario, puede estar generado por los hábitos y costumbres cotidianos, o por factores ambientales. Modificarlos ayuda a prevenir nuevos casos.
Como el riesgo es distinto para las mujeres y los hombres, los autores del informe recomiendan a las primeras no fumar, evitar el sobrepeso y no beber alcohol en exceso, y a los varones, dejar el cigarrillo, aumentar el consumo de frutas y verduras y disminuir la ingesta de alcohol.
En los últimos 40 años, la probabilidad de fallecer antes de los 70 años de edad se redujo a la mitad, y podrá reducirse otro 50% si se evitan las causas prevenibles de las enfermedades. Hacer pequeños cambios en el estilo de vida disminuye de manera significativa el riesgo de sufrir problemas severos de salud.
Alcohol y cáncer
Otra investigación publicada en la revista British Medical Journal indica que el consumo de alcohol en Europa es responsable de uno de cada 10 cánceres en hombres y uno de cada 33 en mujeres. El estudio, que emplea datos obtenidos en Dinamarca, Alemania, Grecia, España, Francia, Italia, los Países Bajos y Reino Unido, indica que una parte importante de los cánceres atribuibles al alcohol (entre el 40 y el 98%) afectaron a individuos que consumían más de la cantidad diaria recomendada: dos unidades para los hombres y una para las mujeres. Si la bebida es vino, este límite se mide en copas.
En Europa el 6,5% de las muertes es consecuencia de enfermedades crónicas provocadas por el consumo de alcohol. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) indica que los cánceres normalmente asociados a la bebida son de boca, faringe, laringe, esófago e hígado. En 2007 se añadieron a esta lista el de mama y el colorrectal.
Los datos analizados se obtuvieron mediante estimaciones de riesgo del estudio EPIC (“Estudio prospectivo europeo sobre cáncer, enfermedades crónicas, nutrición y estilo de vida”) e informaciones representativas sobre consumo de alcohol recopiladas por la Organización Mundial de la Salud.
EPIC evaluó durante al menos 10 años la incidencia de la enfermedad en 363.988 hombres y mujeres de entre 35 y 70 años al comienzo de la investigación. Los participantes, incorporados entre 1992 y 1999, respondieron cuestionarios que indagaban con detalle sobre su alimentación y estilo de vida, y sobre la cantidad, frecuencia y tipo de bebida alcohólica consumida a lo largo del estudio y en otros momentos de sus vidas.
Así se pudo calcular que, hasta 2008, el consumo de alcohol provocó en los hombres cerca de 57.600 casos de cáncer colorrectal, de hígado y de los tractos respiratorio y digestivo superior. De todos estos casos, 33 mil se produjeron por ingerir más de dos copas al día. En las mujeres, la bebida provocó 21.500 casos de cáncer colorrectal, de hígado y mama, y de los tractos respiratorio y digestivo superior; el 80% de estos tumores se debió al consumo de más de una unidad de cerveza, vino o licor al día.
Hasta ahora la recomendación de limitar el consumo de alcohol a dos unidades al día en hombres y a una en mujeres para reducir la incidencia de cáncer se basaba en suposiciones. Pero este estudio aporta datos cuantitativos que muestran que existe una relación entre la ingesta de bebidas espirituosas y el cáncer.
Los descubrimientos avalan la necesidad de reducir la ingesta de alcohol y los autores indican que estos hallazgos deberían tener un reflejo en las futuras políticas sanitarias europeas.
http://www.docsalud.com/articulo/3113/vida-sana-contra-el-cáncer
Como el riesgo es distinto para las mujeres y los hombres, los autores del informe recomiendan a las primeras no fumar, evitar el sobrepeso y no beber alcohol en exceso, y a los varones, dejar el cigarrillo, aumentar el consumo de frutas y verduras y disminuir la ingesta de alcohol.
En los últimos 40 años, la probabilidad de fallecer antes de los 70 años de edad se redujo a la mitad, y podrá reducirse otro 50% si se evitan las causas prevenibles de las enfermedades. Hacer pequeños cambios en el estilo de vida disminuye de manera significativa el riesgo de sufrir problemas severos de salud.
Alcohol y cáncer
Otra investigación publicada en la revista British Medical Journal indica que el consumo de alcohol en Europa es responsable de uno de cada 10 cánceres en hombres y uno de cada 33 en mujeres. El estudio, que emplea datos obtenidos en Dinamarca, Alemania, Grecia, España, Francia, Italia, los Países Bajos y Reino Unido, indica que una parte importante de los cánceres atribuibles al alcohol (entre el 40 y el 98%) afectaron a individuos que consumían más de la cantidad diaria recomendada: dos unidades para los hombres y una para las mujeres. Si la bebida es vino, este límite se mide en copas.
En Europa el 6,5% de las muertes es consecuencia de enfermedades crónicas provocadas por el consumo de alcohol. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC) indica que los cánceres normalmente asociados a la bebida son de boca, faringe, laringe, esófago e hígado. En 2007 se añadieron a esta lista el de mama y el colorrectal.
Los datos analizados se obtuvieron mediante estimaciones de riesgo del estudio EPIC (“Estudio prospectivo europeo sobre cáncer, enfermedades crónicas, nutrición y estilo de vida”) e informaciones representativas sobre consumo de alcohol recopiladas por la Organización Mundial de la Salud.
EPIC evaluó durante al menos 10 años la incidencia de la enfermedad en 363.988 hombres y mujeres de entre 35 y 70 años al comienzo de la investigación. Los participantes, incorporados entre 1992 y 1999, respondieron cuestionarios que indagaban con detalle sobre su alimentación y estilo de vida, y sobre la cantidad, frecuencia y tipo de bebida alcohólica consumida a lo largo del estudio y en otros momentos de sus vidas.
Así se pudo calcular que, hasta 2008, el consumo de alcohol provocó en los hombres cerca de 57.600 casos de cáncer colorrectal, de hígado y de los tractos respiratorio y digestivo superior. De todos estos casos, 33 mil se produjeron por ingerir más de dos copas al día. En las mujeres, la bebida provocó 21.500 casos de cáncer colorrectal, de hígado y mama, y de los tractos respiratorio y digestivo superior; el 80% de estos tumores se debió al consumo de más de una unidad de cerveza, vino o licor al día.
Hasta ahora la recomendación de limitar el consumo de alcohol a dos unidades al día en hombres y a una en mujeres para reducir la incidencia de cáncer se basaba en suposiciones. Pero este estudio aporta datos cuantitativos que muestran que existe una relación entre la ingesta de bebidas espirituosas y el cáncer.
Los descubrimientos avalan la necesidad de reducir la ingesta de alcohol y los autores indican que estos hallazgos deberían tener un reflejo en las futuras políticas sanitarias europeas.
http://www.docsalud.com/articulo/3113/vida-sana-contra-el-cáncer
domingo, 15 de enero de 2012
Descubren una hormona que podría utilizarse para tratar la obesidad
Científicos estadounidenses descubrieron una hormona responsable de una parte de los beneficios del ejercicio físico para la salud y que, en un futuro, podría utilizarse para tratar problemas como la obesidad, según un estudio divulgado por la revista Nature.
La investigación, llevada a cabo por científicos de la Facultad de Medicina de Harvard y del Instituto de Cáncer Dana-Farber de Boston (EEUU), reveló que el ejercicio físico estimula la producción de una hormona denominada irisin, que actúa sobre las células blancas del tejido adiposo. Un estudio efectuado en ratones ha demostrado que el aumento leve de los niveles de irisin en la sangre se traduce en un incremento del gasto energético total, sin modificar la cantidad de ejercicio o la ingesta de comida de estos mamíferos.
Así, estos ratones experimentaron una mayor resistencia a la obesidad y a la diabetes, y disfrutaron de una mayor esperanza de vida, según el doctor en Biología Celular Bruce Spiegelman. Estos cambios hacen pensar a los expertos que irisin puede ser la hormona responsable en los humanos de los beneficios del ejercicio físico, sobre todo de aquellos relacionados con el gasto energético total y con la resistencia a la obesidad.
Spiegelman cree que irisin podría servir como tratamiento inyectable para enfermedades metabólicas en humanos y otros desórdenes en los que el ejercicio físico puede suponer una mejora de la enfermedad.
Durante el experimento, los expertos pusieron a los ratones a correr en una rueda durante tres semanas y observaron que la concentración de esta hormona en su sangre subió un 65%.
Los científicos detectaron los mismos efectos en varias muestras de músculo tomadas en humanos, antes y después de diez semanas de entrenamiento físico supervisado, tras las que los niveles de irisin en la sangre se duplicaron en comparación con los niveles de un sujeto no expuesto al ejercicio.http://www.docsalud.com/articulo/3083/descubren-una-hormona-que-podría-utilizarse-para-tratar-la-obesidad
La investigación, llevada a cabo por científicos de la Facultad de Medicina de Harvard y del Instituto de Cáncer Dana-Farber de Boston (EEUU), reveló que el ejercicio físico estimula la producción de una hormona denominada irisin, que actúa sobre las células blancas del tejido adiposo. Un estudio efectuado en ratones ha demostrado que el aumento leve de los niveles de irisin en la sangre se traduce en un incremento del gasto energético total, sin modificar la cantidad de ejercicio o la ingesta de comida de estos mamíferos.
Así, estos ratones experimentaron una mayor resistencia a la obesidad y a la diabetes, y disfrutaron de una mayor esperanza de vida, según el doctor en Biología Celular Bruce Spiegelman. Estos cambios hacen pensar a los expertos que irisin puede ser la hormona responsable en los humanos de los beneficios del ejercicio físico, sobre todo de aquellos relacionados con el gasto energético total y con la resistencia a la obesidad.
Spiegelman cree que irisin podría servir como tratamiento inyectable para enfermedades metabólicas en humanos y otros desórdenes en los que el ejercicio físico puede suponer una mejora de la enfermedad.
Durante el experimento, los expertos pusieron a los ratones a correr en una rueda durante tres semanas y observaron que la concentración de esta hormona en su sangre subió un 65%.
Los científicos detectaron los mismos efectos en varias muestras de músculo tomadas en humanos, antes y después de diez semanas de entrenamiento físico supervisado, tras las que los niveles de irisin en la sangre se duplicaron en comparación con los niveles de un sujeto no expuesto al ejercicio.http://www.docsalud.com/articulo/3083/descubren-una-hormona-que-podría-utilizarse-para-tratar-la-obesidad
Una dieta equilibrada, el mejor remedio para el corazón
La combinación de distintos alimentos dentro de una dieta variada ayuda a proteger al corazón y son una herramienta eficaz para evitar infartos y episodios cardiovasculares, señaló un informe del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA). El documento destacó que la mejor dieta para proteger el corazón y alimentarse sin subir de peso, es tener hábitos de vida saludables.
Pero para lograr vivir mejor, se debe cumplir con una alimentación sana y variada, que comprenda una serie de alimentos denominados cardioprotectores.
Carina Peretti, nutricionista del ICBA, sostuvo que hay comestibles “que ayudan a proteger el corazón y mejorar la calidad de vida, siempre y cuando acompañen a una alimentación variada y equilibrada a lo largo del día y hacer una actividad física de manera regular".
Peretti destacó que ese tipo de dieta “ayuda a lograr o mantener el peso y una circunferencia de cintura saludable, que es uno de los factores importantes que hay que tener en cuenta, para evitar sufrir episodios cardiovasculares".
Los alimentos recomendados en el informe para proteger el corazón incluyen en primer lugar a los vegetales y las frutas, debido a que ayudan a prevenir la hipertensión arterial y bajarla en quienes la padecen. Peretti detalló que "contienen gran variedad de fitoquímicos, sustancias que producen múltiples beneficios para la salud, protegen el corazón y previenen ciertos tipos de cáncer". Además, como esos alimentos ayudan a lograr un peso saludable y mantenerlo, por su baja densidad calórica, los especialistas recomiendan consumir cinco porciones diarias.
Otros de los alimentos que deben tenerse en cuenta son aquellos ricos en omega 3, como los pescados grasos, entre los que se encuentra el salmón, la caballa y el arenque, además de semillas de chia y lino. El informe médico precisó que esos alimentos reducen la trigliceridemia, previenen y ayudan a controlar la hipertensión y tienen efectos antitrombóticos, antiarrítmicos, lo que previene accidentes cerebrovasculares e infartos.
Por día se recomiendan consumir dos cucharadas de postre de semillas y una cucharadita de te de aceite de chia. Los porotos de soja también suelen ser buenos, pero se aconseja consumir porciones no muy abundantes. Otro de los alimentos que ayuda a reducir el colesterol malo es el salvado de avena, que puede incorporarse hasta dos cucharadas soperas por día en las comidas. También, los especialistas aconsejan incorporar a la dieta de una a dos cucharadas soperas de aceite de oliva y canola, que son ricos en omega 9. Peretti insistió en la importancia de incorporar comestibles “cardioprotectores” en las dietas, debido a que las enfermedades cardiovasculares son las que más afectan a la población y son la primera causa de muerte.
Pero para lograr vivir mejor, se debe cumplir con una alimentación sana y variada, que comprenda una serie de alimentos denominados cardioprotectores.
Carina Peretti, nutricionista del ICBA, sostuvo que hay comestibles “que ayudan a proteger el corazón y mejorar la calidad de vida, siempre y cuando acompañen a una alimentación variada y equilibrada a lo largo del día y hacer una actividad física de manera regular".
Peretti destacó que ese tipo de dieta “ayuda a lograr o mantener el peso y una circunferencia de cintura saludable, que es uno de los factores importantes que hay que tener en cuenta, para evitar sufrir episodios cardiovasculares".
Los alimentos recomendados en el informe para proteger el corazón incluyen en primer lugar a los vegetales y las frutas, debido a que ayudan a prevenir la hipertensión arterial y bajarla en quienes la padecen. Peretti detalló que "contienen gran variedad de fitoquímicos, sustancias que producen múltiples beneficios para la salud, protegen el corazón y previenen ciertos tipos de cáncer". Además, como esos alimentos ayudan a lograr un peso saludable y mantenerlo, por su baja densidad calórica, los especialistas recomiendan consumir cinco porciones diarias.
Otros de los alimentos que deben tenerse en cuenta son aquellos ricos en omega 3, como los pescados grasos, entre los que se encuentra el salmón, la caballa y el arenque, además de semillas de chia y lino. El informe médico precisó que esos alimentos reducen la trigliceridemia, previenen y ayudan a controlar la hipertensión y tienen efectos antitrombóticos, antiarrítmicos, lo que previene accidentes cerebrovasculares e infartos.
Por día se recomiendan consumir dos cucharadas de postre de semillas y una cucharadita de te de aceite de chia. Los porotos de soja también suelen ser buenos, pero se aconseja consumir porciones no muy abundantes. Otro de los alimentos que ayuda a reducir el colesterol malo es el salvado de avena, que puede incorporarse hasta dos cucharadas soperas por día en las comidas. También, los especialistas aconsejan incorporar a la dieta de una a dos cucharadas soperas de aceite de oliva y canola, que son ricos en omega 9. Peretti insistió en la importancia de incorporar comestibles “cardioprotectores” en las dietas, debido a que las enfermedades cardiovasculares son las que más afectan a la población y son la primera causa de muerte.
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lunes, 9 de enero de 2012
Obesidad adolescente, ligada a una mala relación madre-hijo
Los niños que tienen mala relación con sus madres son más propensos a sumar kilos de más mientras crecen, según revela un estudio. Sus investigadores siguieron a casi 1.000 chicos hasta su adolescencia y hallaron que más del 25% de los que registraban las menores calificaciones en un test que evaluaban la relación madre-hijo llegaban obesos a los 15 años, indican los resultados publicados en la revista Pediatrics. En cambio, sólo el 13% de los que tenían buena relación con sus progenitoras habían ganados muchos kilos.
Pese a que esto no prueba un vínculo de causa y efecto, los expertos señalan que otro trabajo demostró relaciones entre el desarrollo emocional e intelectual de los niños y la forma en que interactúan con sus madres a edad temprana. Al respecto, Sarah Anderson, quien trabajó en esl estudio, señaló que es posible que una infancia estresante pueda terminar generando marcas duraderas en el cerebro de los niños.
"Hay una coincidencia parcial en el cerebro entre las áreas que regulan el estrés y el equilibrio energético", expresó Anderson, de la Facultad de Salud Pública de la Ohio State University, en Columbus, EEUU. "Esta respuesta al estrés podría estar relacionada con la obesidad a través de la regulación del apetito", añadió.
El estudio se basó en 977 niños que fueron grabados mientras jugaban con sus madres a la edad de 1, 2 y 3 años. Los investigadores luego evaluaron la relación de los pequeños con sus progenitoras a partir de la capacidad materna de reconocer el estado emocional del chico y responder con calidez, así como la tendencia del nene de explorar su ambiente libremente, una medida de seguridad de la relación.
Un cuarto de los niños tenían una relación de "mala calidad" con sus madres, mientras que un 22 % logró registros perfectos en cada sesión.
A los 15 años, el 26% de los chicos con los problemas de relación eran obesos, el doble de lo registrado entre los jóvenes sin vínculos problemáticos con sus madres. Sin embargo, la brecha se achicó a medida que se tenían en cuenta más factores, como la educación materna y el ingreso familiar.
David Gozal, pediatra que no participó del estudio, coincidió con los hallazgos, aunque dijo que una alimentación poco saludable y la falta de actividad física y buen descanso jugarían roles clave en la obesidad adolescente.
Con todo, el estrés -tanto por reprogramación genética como por cambios conductuales- también tendría un impacto, y una mala relación madre-hijo podría ser parte de eso, añadió.
"Lo que se ve en la adultez es obviamente el efecto acumulado de lo que ha sucedido previamente en la vida", dijo Gozal, jefe médico del Hospital de Niños Corner en Chicago.
Hoy en día, el 17% de los niños y adolescentes de EEUU son obesos, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés).http://www.docsalud.com/articulo/3019/obesidad-adolescente-ligada-a-una-mala-relación-madrehijo
Pese a que esto no prueba un vínculo de causa y efecto, los expertos señalan que otro trabajo demostró relaciones entre el desarrollo emocional e intelectual de los niños y la forma en que interactúan con sus madres a edad temprana. Al respecto, Sarah Anderson, quien trabajó en esl estudio, señaló que es posible que una infancia estresante pueda terminar generando marcas duraderas en el cerebro de los niños.
"Hay una coincidencia parcial en el cerebro entre las áreas que regulan el estrés y el equilibrio energético", expresó Anderson, de la Facultad de Salud Pública de la Ohio State University, en Columbus, EEUU. "Esta respuesta al estrés podría estar relacionada con la obesidad a través de la regulación del apetito", añadió.
El estudio se basó en 977 niños que fueron grabados mientras jugaban con sus madres a la edad de 1, 2 y 3 años. Los investigadores luego evaluaron la relación de los pequeños con sus progenitoras a partir de la capacidad materna de reconocer el estado emocional del chico y responder con calidez, así como la tendencia del nene de explorar su ambiente libremente, una medida de seguridad de la relación.
Un cuarto de los niños tenían una relación de "mala calidad" con sus madres, mientras que un 22 % logró registros perfectos en cada sesión.
A los 15 años, el 26% de los chicos con los problemas de relación eran obesos, el doble de lo registrado entre los jóvenes sin vínculos problemáticos con sus madres. Sin embargo, la brecha se achicó a medida que se tenían en cuenta más factores, como la educación materna y el ingreso familiar.
David Gozal, pediatra que no participó del estudio, coincidió con los hallazgos, aunque dijo que una alimentación poco saludable y la falta de actividad física y buen descanso jugarían roles clave en la obesidad adolescente.
Con todo, el estrés -tanto por reprogramación genética como por cambios conductuales- también tendría un impacto, y una mala relación madre-hijo podría ser parte de eso, añadió.
"Lo que se ve en la adultez es obviamente el efecto acumulado de lo que ha sucedido previamente en la vida", dijo Gozal, jefe médico del Hospital de Niños Corner en Chicago.
Hoy en día, el 17% de los niños y adolescentes de EEUU son obesos, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés).http://www.docsalud.com/articulo/3019/obesidad-adolescente-ligada-a-una-mala-relación-madrehijo
martes, 3 de enero de 2012
Horror: afgana de 15 años fue torturada por su familia por negarse a prostituirse
Las autoridades afganas informaron que enviarán a la India para recibir atención médica a la muchacha de 15 años cuyos parientes políticos abusaron de ella y torturaron durante seis meses.Los hechos se produjeron en la provincia de Baghlan, en norte del país, donde Sahar Gul, de 15 años, permaneció encerrada en un baño durante todo ese tiempo, según el comunicado presidencial emitido en Kabul a última hora del domingo. La joven, según los medios, fue obligada a casarse a los 14 años con un hombre que le doblaba la edad.Su estado de salud está mejorando, según indicó el portavoz del Ministerio del Interior, quien señaló que ya se ha detenido a la suegra y la cuñada de la adolescente. Su suegro y su marido huyern. En Afganistán la edad mínima para el matrimonio es de 16 años para las mujeres y 18 para los hombres. La policía descubrió el caso de Gul el 26 de diciembre cuando su tío denunció malos tratos contra la joven.La familia de su marido decidió torturarla porque ella se negó a prostituirse, dijo la policía, que relató que le habían arrancado las uñas a la joven y que tenía varias quemaduras, al parecer provocados con una plancha y de cigarrillos.El domingo, el presidente Hamid Karzai, anunció una investigación de los hechos. Activistas y observadores internacionales no dejan de mostrar su preocupación por los derechos de las mujeres en Afganistán, donde casi un tercio están expuestas a la violencia física o psicológica y se estima que un 25 por ciento de las mujeres han diso víctimas de la violencia sexual, según Naciones Unidas.La legislación que protege a la mujer apenas ha sido implementada y muchos casos de violencia que transcurre en el hogar siguen sin ser denunciados, según se advertía en un informe de la ONU en noviembre.Entre marzo de 2010 y marzo de 2011, se registraron más de 2.299 episodios de violencia contra las mujeres en la Comisión Afgana Independiente de Derechos Humanos. Pero los fiscales tan sólo han instruido una cuarta parte de los casos y se han presentado cargos en tan sólo un 7 por ciento de ellos, según el informe.En noviembre, unos hombres armados lanzaron ácido a las caras de tres chicas y sus padres en la provincia de Kunduz, al norte de Baghlan. Su familia se había negado a casar su hija mayor con un señor de la guerra local.http://www.ambito.com/noticia.asp?id=618428
COMO FUNCIONA NUESTRO SEGUNDO CEREBRO
Se fortalece entre los científicos la perspectiva de que un sistema nervioso entero anida en los intestinos, y hace mucho más que procesar los alimentos que comemos, al punto de condicionar nuestro estado de ánimo.
Quien haya experimentado la sensación llamada “mariposas en la panza” sabe de qué se trata. Detrás de esta sensación hay una red de neuronas que recubren los intestinos, que es tan vasta que algunos científicos la han llamado “segundo cerebro”. Esta masa de tejido nervioso, lleno de neurotransmisores, hace mucho más que manejar la digestión o causar alguna angustia nerviosa ocasional. El pequeño cerebro que anida en nuestra panza tiene una relación tan estrecha con el grande que está en el cráneo, que puede determinar nuestro estado de ánimo y haste ser la clave en ciertas enfermedades. Pero nunca residen allí los pensamientos conscientes o la toma de decisiones.
En una breve entrevista, el padre de la Neurogastroenterología Michael D. Gershon, jefe del departamento de Anatomía y Biología celular del hospital de la Universidad de Columbia, define los alcances de este segundo cerebro:
CUKMI: Su libro El segundo cerebro (The Second Brain…) fue publicado en 1998. ¿Por qué se convirtió en un clásico?
MICHAEL: En el libro reviví la idea de que el sistema nervioso del intestino puede funcionar sin la participación del cerebro y la médula espinal. Una idea que se originó a finales del siglo XIX
CUKMI: ¿Y cuál fue su aporte?
MICHAEL: Mi investigación inició un campo. Me han llamado el padre de Neurogastroenterología, y todavía estoy haciendo investigación activa, por ejemplo en la inflamación intestinal, la generación de nuevas neuronas a partir células madre, y trabajando en cómo el ENS se forma durante la vida fetal. El ENS (Enteric Nervous System) es una red neuronal integrada que también se conoce como “el cerebro en el intestino”, debido a sus similitudes con el sistema nervioso central (CNS).
CUKMI: ¿A qué se refiere con “sensaciones del intestino” (“gut feelings”)? ¿Cómo se utilizan para tratar enfermedades?
MICHAEL: Quizás no es lo que te imaginás. El pensamiento, la religión, la filosofía y la poesía están exclusivamente en la provincia del cerebro que está en la cabeza. El intestino, sin embargo, puede influir en los estados de ánimo. La estimulación del nervio principal que conecta el intestino con el cerebro se utiliza para aliviar la depresión, la epilepsia; y además mejora el aprendizaje y la memoria en humanos y animales.
CUKMI: ¿Y cómo funciona con otros sentidos? ¿Puede la imagen de comida producir hambre?
MICHAEL: Supongo que sí, solo si la persona está muriendo de hambre. Algunas personas, con entrenamiento, también desarrollan extrañas sensaciones.
CUKMI: ¿Y es posible que este “segundo cerebro” influya en el primero?
MICHAEL: Claro. Pero siempre tenemos que recordar que los nervios vagos contienen muchas más fibras nerviosas que llevan información del intestino al cerebro que del cerebro al intestino.
Ni vegetarianos ni omnívoros, coctívoros
El suizo Heribert Watzke, investigador especializado en alimentación, es uno de los científicos que retomó los estudios alrededor del segundo cerebro, lo analizó en perspectiva con las conductas alimentarias, y lo expuso en una conferencia TEDGlobal 2010. Tras varios años de trabajo, Watzke explicó cómo los alimentos afectan nuestro comportamiento e inciden directamente en el bienestar. Para ello, asegura, hay que encontrar un equilibrio entre el hambre y la saciedad, evitando así comer en exceso.
Nuestro gran cerebro le permitió a nuestra especie instalarse en casi cualquier entorno. Algunos nos llaman omnívoros, debido a la amplitud de las diferentes dietas que podemos adoptar, pero creo que fue la transformación de alimentos a través de la cocción lo que permitió una mayor adaptación. Ahí es cuando el intestino se convirtió en el socio del cerebro en nuestro desarrollo evolutivo propio. Así que creo que debemos llamarnos coctívoros, “los que viven de la comida cocinada”.
La comida como información
Según Watzkem, el intestino tiene un “cerebro” autónomo incorporado que controla la digestión de los alimentos, desde la absorción de nutrientes hasta la protección del cuerpo ante sustancias extrañas. Mientras que el cerebro “central” determina qué alimentos ingerimos y con qué hábitos alimenticios. Ambos están conectados a través de los nervios; una relación donde el más importante es el nervio vago que se bifurca para conectar a todas las secciones del tracto gastrointestinal. El cerebro intestinal informa al cerebro central cómo va la digestión, pero además interfiere directamente a nivel local, por ejemplo, al acelerar los movimientos de intestino.
Watzkem cuenta en el video que el segundo cerebro tiene 40 tipos diferentes de neuronas (entre sus más de 100 millones, más que la médula espinal), la misma diversidad que el cerebro de un cerdo. Y además tiene microcircuitos autónomos, pero en un esquema donde los dos cerebros se relacionan con la comida, la relación es de subsunción: lo que significa que el cerebro superior puede influir el inferior, y puede interferir o reemplazar las señales.
En rigor, dos tipos de señales: la del hambre, que ante el estómago vacío produce una hormona que le envía al cerebro la señal “ve y come”; y ocho señales diferentes para detenerse, es decir, señales de saciedad. Si el cerebro central inhibe la señal de hambre puede desencadenar la anorexia; pero lo más habitual es comer de más: cuando las señales de “energía suficiente” son ingnoradas.
Sin embargo, el cuerpo humano no funciona como una máquina que necesita combustible, sino sería cuestión de llenarse y seguir. Si la comida dentro de nuestro organismo se convierte en información, y para el gran cerebro el idioma es el sabor y la recompensa, ¿cuál sería el idioma del cerebro intestinal para que sus señales sean tan fuertes que el cerebro mayor no pueda ignorarlas?, se pregunta Watzkem.
En más de 50 años de estudios, Gershon comprobó que el segundo cerebro también envía señales hasta el que está en la cabeza que afectan directamente a los sentimientos, como la tristeza o el estrés, e incluso tienen influencia en la memoria, el aprendizaje y la toma de decisiones. Como él mismo dice más arriba, ha demostrado que su estimulación puede ser una potente herramienta para lograr el alivio de la depresión y el autismo.
En la medida en que los alimentos y sus componentes desempeñan un papel como señales que contienen información para el “funcionamiento” de un cuerpo sano, habrá que aprender a decodificar correctamente esa información. Allí están abocados muchos científicos, en desarrollar este lenguaje. Para algunos, como Watzkem, en la cocina está la clave.
Quien haya experimentado la sensación llamada “mariposas en la panza” sabe de qué se trata. Detrás de esta sensación hay una red de neuronas que recubren los intestinos, que es tan vasta que algunos científicos la han llamado “segundo cerebro”. Esta masa de tejido nervioso, lleno de neurotransmisores, hace mucho más que manejar la digestión o causar alguna angustia nerviosa ocasional. El pequeño cerebro que anida en nuestra panza tiene una relación tan estrecha con el grande que está en el cráneo, que puede determinar nuestro estado de ánimo y haste ser la clave en ciertas enfermedades. Pero nunca residen allí los pensamientos conscientes o la toma de decisiones.
En una breve entrevista, el padre de la Neurogastroenterología Michael D. Gershon, jefe del departamento de Anatomía y Biología celular del hospital de la Universidad de Columbia, define los alcances de este segundo cerebro:
CUKMI: Su libro El segundo cerebro (The Second Brain…) fue publicado en 1998. ¿Por qué se convirtió en un clásico?
MICHAEL: En el libro reviví la idea de que el sistema nervioso del intestino puede funcionar sin la participación del cerebro y la médula espinal. Una idea que se originó a finales del siglo XIX
CUKMI: ¿Y cuál fue su aporte?
MICHAEL: Mi investigación inició un campo. Me han llamado el padre de Neurogastroenterología, y todavía estoy haciendo investigación activa, por ejemplo en la inflamación intestinal, la generación de nuevas neuronas a partir células madre, y trabajando en cómo el ENS se forma durante la vida fetal. El ENS (Enteric Nervous System) es una red neuronal integrada que también se conoce como “el cerebro en el intestino”, debido a sus similitudes con el sistema nervioso central (CNS).
CUKMI: ¿A qué se refiere con “sensaciones del intestino” (“gut feelings”)? ¿Cómo se utilizan para tratar enfermedades?
MICHAEL: Quizás no es lo que te imaginás. El pensamiento, la religión, la filosofía y la poesía están exclusivamente en la provincia del cerebro que está en la cabeza. El intestino, sin embargo, puede influir en los estados de ánimo. La estimulación del nervio principal que conecta el intestino con el cerebro se utiliza para aliviar la depresión, la epilepsia; y además mejora el aprendizaje y la memoria en humanos y animales.
CUKMI: ¿Y cómo funciona con otros sentidos? ¿Puede la imagen de comida producir hambre?
MICHAEL: Supongo que sí, solo si la persona está muriendo de hambre. Algunas personas, con entrenamiento, también desarrollan extrañas sensaciones.
CUKMI: ¿Y es posible que este “segundo cerebro” influya en el primero?
MICHAEL: Claro. Pero siempre tenemos que recordar que los nervios vagos contienen muchas más fibras nerviosas que llevan información del intestino al cerebro que del cerebro al intestino.
Ni vegetarianos ni omnívoros, coctívoros
El suizo Heribert Watzke, investigador especializado en alimentación, es uno de los científicos que retomó los estudios alrededor del segundo cerebro, lo analizó en perspectiva con las conductas alimentarias, y lo expuso en una conferencia TEDGlobal 2010. Tras varios años de trabajo, Watzke explicó cómo los alimentos afectan nuestro comportamiento e inciden directamente en el bienestar. Para ello, asegura, hay que encontrar un equilibrio entre el hambre y la saciedad, evitando así comer en exceso.
Nuestro gran cerebro le permitió a nuestra especie instalarse en casi cualquier entorno. Algunos nos llaman omnívoros, debido a la amplitud de las diferentes dietas que podemos adoptar, pero creo que fue la transformación de alimentos a través de la cocción lo que permitió una mayor adaptación. Ahí es cuando el intestino se convirtió en el socio del cerebro en nuestro desarrollo evolutivo propio. Así que creo que debemos llamarnos coctívoros, “los que viven de la comida cocinada”.
La comida como información
Según Watzkem, el intestino tiene un “cerebro” autónomo incorporado que controla la digestión de los alimentos, desde la absorción de nutrientes hasta la protección del cuerpo ante sustancias extrañas. Mientras que el cerebro “central” determina qué alimentos ingerimos y con qué hábitos alimenticios. Ambos están conectados a través de los nervios; una relación donde el más importante es el nervio vago que se bifurca para conectar a todas las secciones del tracto gastrointestinal. El cerebro intestinal informa al cerebro central cómo va la digestión, pero además interfiere directamente a nivel local, por ejemplo, al acelerar los movimientos de intestino.
Watzkem cuenta en el video que el segundo cerebro tiene 40 tipos diferentes de neuronas (entre sus más de 100 millones, más que la médula espinal), la misma diversidad que el cerebro de un cerdo. Y además tiene microcircuitos autónomos, pero en un esquema donde los dos cerebros se relacionan con la comida, la relación es de subsunción: lo que significa que el cerebro superior puede influir el inferior, y puede interferir o reemplazar las señales.
En rigor, dos tipos de señales: la del hambre, que ante el estómago vacío produce una hormona que le envía al cerebro la señal “ve y come”; y ocho señales diferentes para detenerse, es decir, señales de saciedad. Si el cerebro central inhibe la señal de hambre puede desencadenar la anorexia; pero lo más habitual es comer de más: cuando las señales de “energía suficiente” son ingnoradas.
Sin embargo, el cuerpo humano no funciona como una máquina que necesita combustible, sino sería cuestión de llenarse y seguir. Si la comida dentro de nuestro organismo se convierte en información, y para el gran cerebro el idioma es el sabor y la recompensa, ¿cuál sería el idioma del cerebro intestinal para que sus señales sean tan fuertes que el cerebro mayor no pueda ignorarlas?, se pregunta Watzkem.
En más de 50 años de estudios, Gershon comprobó que el segundo cerebro también envía señales hasta el que está en la cabeza que afectan directamente a los sentimientos, como la tristeza o el estrés, e incluso tienen influencia en la memoria, el aprendizaje y la toma de decisiones. Como él mismo dice más arriba, ha demostrado que su estimulación puede ser una potente herramienta para lograr el alivio de la depresión y el autismo.
En la medida en que los alimentos y sus componentes desempeñan un papel como señales que contienen información para el “funcionamiento” de un cuerpo sano, habrá que aprender a decodificar correctamente esa información. Allí están abocados muchos científicos, en desarrollar este lenguaje. Para algunos, como Watzkem, en la cocina está la clave.
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