Irán ejecutó en la horca a una mujer acusada de asesinato

Pese a los pedidos internacionales para suprimir su ejecución, Shahla Jahed fue ahorcada ayer a la madrugada en uno de los patios de la prisión de Evin, donde pasó casi 8 años encarcelada bajo el cargo de haber asesinado a la ex esposa de su pareja, el ex futbolista Naser Mohammad Khani. La ejecución fue el punto culminante de un litigio que saltó a los medios tras las protestas de grupos de derechos humanos y que atravesó un proceso judicial plagado de sospechas y puntos oscuros , por lo que generó el repudio de organizaciones como Amnistía Internacional.Shahla y Naser, un astro del fútbol iraní en los años ‘80, habían acordado una suerte de matrimonio temporal propio del islam shiíta, que permite la unión de unas horas a varios años. Los hombres pueden tener hasta cuatro esposas “permanentes” y un número indefinido de “temporales”. Las mujeres, en cambio, pueden casarse con un solo hombre a la vez.En ese cuadro familiar, Shahla nunca se llevó bien con Laleh Saharkhizan, la primera mujer de Naser y a la que el deportista había dejado. Según la Justicia iraní, en 2002 la joven se peleó con Laleh y la apuñaló hasta su muerte . En un primer momento, Shahla admitió haber cometido el crimen y fue condenada por una corte en 2004. Sin embargo, el veredicto quedó en suspenso en 2005, después de que se ordenara reabrir la investigación ya que el proceso había estado cargado de contradicciones. Allí la joven se retractó y negó ser la autora del asesinato. Pese a ello, la sentencia a muerte fue confirmada en 2009.
En Irán, país musulmán, rige una interpretación de la ley islámica o Sharia que impone la pena capital para delitos como el adulterio, el asesinato, el robo a mano armada, el terrorismo y el tráfico de drogas, entre otros.
Naser Khani, en tanto, también había quedado dentro del proceso judicial y fue acusado de complicidad en el delito. Por eso pasó varios meses en la cárcel. Cuando Shahla confesó, las autoridades decidieron liberar al futbolista, ex entrenador del equipo iraní Persépolis. Pero antes de abandonar la prisión recibió 74 latigazos porque durante el juicio había reconocido que consumió opio con su pareja.
Amnistía Internacional había hecho un llamamiento urgente esta semana para que no se cumpliese la pena de muerte, argumentando que existían numerosas dudas sobre la transparencia del proceso judicial. Malcolm Smart, director del programa para Oriente Medio de la institución, dijo que la pena de muerte “representa la negación última de los Derechos Humanos y la manera más extrema de castigo cruel, inhumano y degradante ”. Smart explicó que “en este caso, existen buenas razones para suponer que podría haber sido erróneamente procesada. No deberían hacerla pagar con su vida”, apuntó. Y agregó que “quizá fue coaccionada para confesar durante los meses en que estuvo detenida”.El ahorcamiento de Shahla eleva a 146 el número de ejecuciones en Irán desde comienzos de año, si se tienen en cuenta las historias publicadas en la prensa. Y recuerda además el caso de Shakineh Mohammadi Ashtianí, la iraní acusada de adulterio y del asesinato de su esposo, quien también corre el riesgo de ser ejecutada en cualquier momento.
Irán, EE.UU., China y Arabia Saudita son los países que más ejecuciones realizan por año.
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