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viernes, 6 de mayo de 2016

Según UNICEF, el 30% de los chicos argentinos es pobre

Son 4 millones de chicos, el 30% de los argentinos que tienen entre 0 y 17 años, los que son pobres. Y entre ellos, el 8,4% -unos 350.000-  los son en extremo. La cifra acaba de ser publicada por UNICEF y da cuenta de una situación alarmante en cuanto a la pobreza medida no en términos de ingresos. Es decir que, en caso de que se logre reducir la inflación y el poder adquisitivo mejore la situación de muchos hogares, ellos seguirán siendo pobres.El estudio es una nueva medición que lanzó el organismo internacional. Su característica principal -y relevante- es que se valió de los pocos datos oficiales existentes en la Argentina para elaborar el panorama de la infancia y adolescencia vulnerable en el país. El resultado es un panorama que cierra a fines de 2015 y que también muestra que la Asignación Universal por Hijos no estaría llegando al 45% de los chicos pobres en este sentido multidimensional.Los datos de estudio llamado “Bienestar y Pobreza en niñas, niños y adolescentes en Argentina” fueron el resultado del cruce de las mediciones oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC del año 2015 y de la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados -conocida por sus siglas en inglés, MICS- , realizada entre 2011 y 2012. Una muestra representativa que tomó a 25.000 hogares de todo el país. La metodología fue desarrollada conjuntamente con la Universidad de Oxford y el estudio realizado por UNICEF y el Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (IELDE) de la Universidad Nacional de Salta.
Desnutrición. Una de las dimensiones que tomó UNICEF para elaborar un nuevo índice de pobreza infantil. La foto es de Salta, donde los más chicos sufren déficit alimentario. FOTO: Archivo Clarín.
“El trabajo permitió determinar que el 30% de los chicos en la Argentina son pobres y, además, saber cuáles son las características que explican esa pobreza, su nivel de intensidad y cuál es la probabilidad de que un chico esté en una situación de pobreza”, explicó a Clarín Sebastián Waisgrais, especialista en Monitoreo y Evaluación de UNICEF Argentina a cargo del trabajo junto a los economistas Jorge Paz, de IELDE, y Javier Curcio, consultor de UNICEF.“El primer objetivo -explicó Paz- fue determinar la magnitud de la pobreza, llegar a un número. Lo que comprobamos que este es un número estructural que se mantiene en los datos de 2012 y 2015”.Esta es la primera vez que UNICEF realiza un estudio para medir la pobreza estructural y teniendo en cuenta diferentes aspectos no monetarios. “Lo que pudimos ver con estudios similares del pasado, como el de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) del 2010 que hubo un crecimiento de este tipo de pobreza. En ese año era de 25%”, dijo Waisgrais.Para elaborar el índice, los técnicos tomaron diez variables o dimensiones: nutrición; salud; educación; información; saneamiento (agua y baño); vivienda; ambiente (zona indundable, basural); protección contra la violencia; contra el trabajo infantil; el juego y la interacción social. Cada una de ellas estaba compuesta por varios indicadores, los que sumaron 28 en total. Todos relacionados con los derechos universales de los chicos, y los que les garantizan en el futuro igualdad de posibilidades.El punto destacable es que al medir las privaciones y obtener un índice de pobreza multidimensional se logra información vital para desarrollar políticas públicas que -además de hacer transferencias monetarias directas- contemplen acciones focalizadas en otras dimensiones como la violencia o la educación”, sostuvo Waisgrais.Para Paz este tipo de pobreza es la que afecta al futuro en términos de igualdad de oportunidades. “Cuando estos chicos tengan la edad para ingresar en el mercado laboral, por ejemplo, no lo harán en las mismas condiciones de quienes no sufrieron este tipo de privación en sus derrechos. Esto genera perpetuidad de la pobreza. Ellos serán adultos pobres y quizás también lo sean sus hijos”.Otro resultado impactante es que a pesar de que la Asignación Universal por Hijos tuvo un impacto en la reducción de la pobreza extrema, hay todavía un millón y medio de chicos que sufren la pobreza multidimensional a la que no les llega. Según Waisgrais, esto se debe a que muchos no tienen DNI; porque les falta información o no cumplen condiciones como la pertenencia al sistema educativo.Según el estudio de UNICEF, las cuatro dimensiones principales que explica el 63% de la pobreza multidimensional son: la violencia al interior de los hogares ya sea física o verbal; la falta de juegos e interacción de los chicos; las privaciones en el acceso a la información (internet, televisión, etc) y la salud. En esta última dimensión se ve claro lo que significa ser pobre. De las 900 mil muertes anuales que se dan en la Argentina entre los recién nacidos y los chicos de 5 años, el 10 por ciento son por dos causas totalmente evitables como la diarrea y las enfermedades respiratorias.Con el panorama de la infancia y la adolescencia en claro, desde UNICEF ya piensan en una serie de recomendaciones. La primera es que este tipo de mediciones sobre la pobreza multidimensional se haga desde el sistema de estadística nacional de forma permanente. “Está muy bien decir desde el Gobierno que una meta es la pobreza cero, pero para lograr un objetivo se necesita saber dónde estamos. Esto es del 2015, un punto de partida”, explica Waisgrais. Además tanto él como Paz coinciden en la necesidad de trabajar haciendo intervenciones directas en el área de salud, educación para resolver problemas concretos, pero también generar políticas integrales que tengan en cuenta la complejidad del fenómeno. “Si se resuelve el tema de la sobre edad en la secundaria, pero no el problema de vivienda y violencia, esos chicos y chicas seguirán teniendo menos oportunidades y seguirán viviendo en la desigualdad”, sostuvo Paz.http://www.clarin.com/sociedad/chicos-argentinos-pobre_0_1570643142.html

miércoles, 30 de septiembre de 2015

El Gobierno midió la pobreza, pero como le dio 25% ocultó la información

El Gobierno habría "cajoneado" una medición de pobreza, alarmado por los niveles de deterioro social tras doce años de gestión kirchnerista. Así lo revela hoy el diario La Nación, que afirma que el INDEC "trabajó entre 2011 y comienzos de este año en un índice multidimensional de pobreza".Según dicha información "para 2012, único cálculo cerrado para ese índice alternativo, 39% de los hogares (4.564.456 millones) tenía al menos una condición de pobreza. Pero "el corte sugerido" por los técnicos que hicieron el trabajo para definir la pobreza fue, no obstante, de tres condiciones como mínimo. Con ese criterio, los hogares pobres eran un 25,8% (3.019.563 millones).Los decepcionantes datos recogidos por los técnicos del INDEC convencieron al Gobierno de suspender la medición y archivarla hasta nuevo aviso.
Pobreza en Formosa: qué ves cuando Tevez.
Es hasta ahora la única noticia de que se hayan retomado las mediciones de pobreza e indigencia. Desde que se anunció el nuevo índice de precios -IPCNu- en enero de 2014, se dijo que las mediciones sobre pobreza e indigencia se demorarían un tiempo por "problemas de empalme" entre las viejas series, construidas con el viejo IPC- y las nuevas.El discurso de ocultamiento fue variando. El ministro de economía Axel Kicillof pretendió ponerle punto final a la discusión señalando que"medir cuántos pobres hay es estigmatizarlos".Solícito, el titular del INDEC, Norberto Itzcovich, dijo que las mediciones existen, y marcan que la pobreza es menor al 5% y la indigencia no supera el 2%.Estos datos son los que llevaron al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, a afirmar que en la Argentina había menos pobres que en Alemania, quitándole toda seriedad a la discusión.El diario La Nación señala hoy que "el INDEC trabajó sigilosamente en un indicador alternativo para calcular la pobreza, pero, al mostrar resultados negativos, Economía decidió ocultarlo".Afirma que "fuentes involucradas en ese proyecto estadístico confirmaron la información: el Indec trabajó entre 2011 y comienzos de este año en un índice multidimensional de pobreza. Se trata de un indicador más amplio que el que midió hasta 2013 la exclusión mediante canastas de bienes y servicios". Con la creciente inflación es posible deducir que el deterioro se hizo más profundo desde entonces.http://www.ieco.clarin.com/pobreza-indigencia-indec-kicillof-informacion_oculta_0_1439856158.html

El Gobierno nacional ocultó un dato oficial de pobreza

La decisión del Gobierno nacional de ocultar los datos de pobreza están sustentados en un documento al que accedió esta mañana el diario La Nación  y en donde quedó demostrado que el Indec trabajó entre 2011 y este año el tema.¿Por qué Economía decidió ocultar los datos? El organismo trabajó con índice multidimensional de pobreza, más amplio que el que midió hasta 2013 la exclusión mediante canastas de bienes y servicios.Para 2012, único cálculo cerrado para ese índice alternativo, 39% de los hogares (4.564.456 millones) tenía al menos una condición de pobreza. Pero “el corte sugerido” por los técnicos que hicieron el trabajo para definir la pobreza fue, no obstante, de tres condiciones como mínimo. 
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Con ese criterio, los hogares pobres eran un 25,8% (3.019.563 millones). Gracias a esos resultados, la medición oficial no se extendió en el tiempo y fue archivada por el Gobierno.Los datos privados, de aucerdo al informe difundido por la Universidad Católica Argentina (UCA) estimaban que en 2014 el40,2% de los hogares urbanos (4,5 millones) era pobre o vulnerable en ingresos, según el primer resultado de su índice multidimensional. Tras un 2013 y 2014 de estancamiento y alta inflación, el dato aparece en línea con lo que venía midiendo alternativamente el Indec y por eso se terminó cajoneando. En 2012, y con la metodología vieja por ingresos, el organismo estadístico había informado que los hogares pobres eran sólo el 4% (o sea, 449.090).De acuerdo con las fuentes consultadas, el proyecto de medición de pobreza multidimensional fue acercado el año pasado a funcionarios de segunda línea del Ministerio de Economía, que conduce Axel Kicillof. Nunca hubo una respuesta. “Se asustaron con los resultados”, confió un técnico que trabajó en el programa y que reveló a ese diario.http://fortunaweb.com.ar/2015-09-29-167479-el-gobierno-nacional-oculto-un-dato-oficial-de-pobreza/

sábado, 20 de octubre de 2012

Tuberculosis, enfermedad eterna


NO SE NECESITA SOLO IR AL NORTE PARA SABER QUE ES UNA ENFERMEDAD QUE ESTA LATENTE, COMO POR EJEMPLO EN ROSARIO, ACA TENEMOS INDICES IMPORTANTES DE LA ENFERMEDAD.
La tuberculosis (TBC) representa un problema de salud pública no resuelto en el mundo ni en nuestro país. Un tercio de la población mundial está infectada con el bacilo de Koch y de cada 10 personas en esa condición, una manifestará TBC activa en algún momento de su vida.
En 1993 fue declarada por la OMS en estado de emergencia y actualmente la multirresistencia a los medicamentos antituberculosos es uno de los llamados de atención en todo el mundo, incluidos los países desarrollados.
Una enfermedad eterna
Nuestro país no ha sido la excepción y actualmente la TBC también representa un preocupante problema sin remediar. En los últimos años, se han producido entre 10 y 12 mil casos nuevos anuales, con tasas africanizadas, como en Salta y Jujuy entre otras provincias, y sectores de la Provincia de Buenos Aires donde se hallan alrededor del 45% de todos los casos del país.
La TBC es una enfermedad infectocontagiosa, producida por el Mycobacterium Tuberculosis o bacilo de Koch que se localiza comunmente en el pulmón pero que puede afectar a otros órganos. Se transmite de persona a persona, por inhalación de aerosoles contaminados por el bacilo que provienen de los pacientes portadores de TBC al toser, hablar, expectorar o estornudar.
Los signos y síntomas se pueden encontrar con más eficacia y con un procedimiento muy sencillo y económico estudiando el catarro para buscar el bacilo de las personas con tos y catarro o flema por más de 15 días, que es el llamado Sintomático Respiratorio.
Otros síntomas pueden ser: pérdida de peso, fatiga y dificultad para respirar, sudoración nocturna, febrícula vespertina, cansancio, expectoración con sangre o dolor torácico. Existen patologías que predisponen a padecer TBC, como la diabetes, el alcoholismo, la drogadicción y el tabaquismo, entre otras.
Otros métodos de detección son la bacteriología (buscar el bacilo en el esputo o en otros lugares, como la orina, los ganglios u otros órganos), la radiología, el laboratorio de rutina, la reacción de PPD y otras técnicas de laboratorio. Se trata con antibióticos llamados tuberculostáticos que curan a la mayoría de los pacientes.
En los niños, la vacuna BCG desde el momento del nacimiento hasta los 7 días posteriores previene las formas graves de TBC. Por último, es necesario recordar que a la TBC podríamos definirla como una enfermedad bíblica, endémica, reemergente, marcadora de pobreza que habita en la era cibernética a pesar de los avances científicos y sociales y que actualmente sigue llevando la delantera.
(*) Coordinador de la Sección de Tuberculosis de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.http://mia.perfil.com/2012-10-17-387-tuberculosis-enfermedad-eterna/

lunes, 14 de febrero de 2011

Campo fértil para la explotación laboral


Las denuncias y allanamientos que detectaron condiciones de semiesclavitud y tráfico de personas en zonas rurales pusieron en evidencia ese sistema de explotación laboral. Aquí, un relevamiento de las provincias y los trabajos involucrados. Cómo se disfraza el empleo en negro, las denuncias, los casos de represión. La falta de controles. El análisis de los expertos.El estado de los obreros en el ingenio es mísero y desastroso, la explotación inicua y el trabajo brutal. (...) He visto en todo el interior la explotación. (...) El trabajo de la mujer y del niño se explotan con igual intensidad en Cuyo que en el resto de la República, y acaso más en la época de cosecha.” Fechada el 30 de abril de 1904, escrita por Juan Bialet Massé, la frase pertenece al histórico Informe sobre el estado de las clases obreras argentinas, señalado como el primer compendio de la situación de los trabajadores del país. A 107 años de aquella investigación, en el campo argentino se repiten las escenas de explotación laboral, jornadas de trabajo de hasta 16 horas, pagas mínimas, ausencia de día de descanso, amenazas y maltratos, alimentación escasa, personas obligadas de vivir en taperas o bajo plásticos. Organizaciones campesinas, ONG y académicos coinciden: el trabajo rural en situaciones de explotación está presente en todas las latitudes de la Argentina y es una práctica generalizada.De sol a sol. Es la característica del trabajo en el campo. Y la cosecha de uva no es la excepción. Mendoza tiene tradición en vinos, y también en explotación laboral. Trabaja toda la familia. Mujeres y niños cortan los racimos y ayudan en el llenado de un tacho rectangular de 20 litros. Los hombres “tachan”, que implica el cargado del recipiente y la descarga en camiones. Por cada tacho le dan una ficha (que vale aproximadamente un peso), que la familia acumula hasta el sábado, en que –si no hay despido previo– se cobra. En un día muy bueno (los menos) se pueden reunir 150 fichas, pero también pueden ser 50, por el trabajo de toda la familia. También es común que la ficha sea moneda de cambio en las proveedurías de la finca o los almacenes del pueblo, siempre a menor valor que si fuera dinero efectivo.
“Los cosechadores son llevados en camiones a las fincas como vacas. Y en muchos casos los trabajadores golondrina están en carpas tipo circo donde duermen todos amontonados, cocinan con fuego al aire libre, sin luz y el agua se la venden. Acá los calores son mortales, lo que le agrega un condimento extra. Los baños no existen. La paga es un miseria, sólo para sobrevivir”, explica Diego Montón, de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), organización que practica el trabajo cooperativo, alimentos libres de agroquímicos y el comercio justo. Un ejemplo es su vino “Campesino”, libre de explotación laboral.También en Mendoza, idéntica explotación padecen los trabajadores del ajo, que son obligados a inscribirse como monotributistas para falsas cooperativas y soportaban condiciones de explotación, insalubridad, hacinamiento y trabajo infantil.
En noviembre de 2008, un grupo de trabajadores se rebeló y comenzó una manifestación en el frente de la empresa, en el departamento de Maipú. Denunciaron la explotación en sus tres eslabones: siembra, cosecha y empaque. Sobrevino la represión policial y, producto de las heridas, la muerte del trabajador Juan Carlos Erazo.
“Siempre nos explotaron, trabajamos hasta 16 horas. Pero ya era mucho. Nos animamos y dijimos basta. Nos costó amenazas, golpes y la muerte de un compañero. El sindicato y el gobierno nos dejaron solos, pero salimos adelante”, relata Fabián Bravo, presidente de la Cooperativa Irigoyen e integrante del flamante Sindicato de Trabajadores del Ajo y afines (Sitraaj).En las falsas cooperativas la jornada arranca a las 6, media hora de descanso al mediodía y llegaban a trabajar hasta la medianoche. El cosechador nunca obtiene más de 60 pesos por día, los baños no existen, el agua escasea. “Todo es explotación. Desde lo que se paga al pequeño productor por la cosecha hasta lo que toca al trabajador. Nosotros, autogestivamente, cobramos el doble y también pagamos el doble a los pequeños productores”, remarca orgulloso Bravo.La producción de frutas en Río Negro tiene tradición en mano de obra temporaria. La gran mayoría de trabajadores llega desde el norte del país. Incluso el gobierno tucumano tiene un convenio con Río Negro para “facilitar” los jornaleros. Desde la Dirección de Programas Especiales de la Secretaría de Trabajo de Tucumán se pagan los micros que trasladan aproximadamente a 16 mil trabajadores, de un total de 25 mil que –según cifras oficiales– migran por temporada. La primera quincena de enero los envían a Río Negro (unas once mil personas). El resto migra a Mendoza, San Juan y La Rioja. “Todos en blanco”, se apuran a aclarar en las gacetillas oficiales, donde se reconoce que se moviliza a familias enteras.
Escasean las estadísticas referidas al trabajo rural. Según la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre) de Río Negro, sólo en las chacras de San Patricio del Chañar, a 55 kilómetros al norte de la capital provincial, cada año llegan 4000 personas para la cosecha de manzana, pera y cereza. El gobierno nacional asegura que, en el campo, el “trabajo no registrado” es del 50 por ciento, en base al Censo Nacional de 2001, la Encuesta Permanente de Hogares de 2010 y el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA, donde figuran registrados 400 mil trabajadores rurales). Pero Uatre maneja otras cifras: 800 mil trabajadores registrados y 700 mil “en negro”.En Río Negro, las denuncias se repiten cada año. En enero de 2010, los diarios provinciales volvieron a poner (como todos los años en época de cosecha) las denuncias. Cientos de trabajadores estaban hacinados en un galpón de la localidad de Lamarque. Les habían ofrecido 81 pesos por día y vivienda. En cambio le daban 30 pesos y un tinglado superpoblado. La mitad de los trabajadores dormía sobre el piso. Si alguien reclamaba, en el predio había policías de la provincia que amenazaban con reprimir.En diciembre volvieron a repetirse las denuncias, en la localidad de Choele Choel. Los trabajadores no podían salir de las chacras y sólo podían pedir ayuda por mensaje de texto. Se repetían las condiciones de trabajo y alojamiento, les pagaban menos de lo pautado y cobraban los alimentos a precios altos.
Patagonia y Misiones tienen similitudes. “Parte grande de la riqueza de la provincia sale de nuestras manos y espaldas castigadas. Es lo mismo desde mis abuelos”, afirma Sonia Lemos, 30 años, delegada del flamante Sindicato de Tareferos de Misiones, nacido hace dos años para luchar por los derechos del eslabón más débil de una industria millonaria. La tarefa consiste en podar la planta y separar la hoja del palo. Se acumula sobre plásticos abiertos como mantel, donde se acumula el montículo de yerba. Luego se unen las puntas y forman una gran bolsa: el “raído”. Trabaja toda la familia y cada raído se lo pagan trece pesos.“Con mucha suerte, cuatro raídos hacemos. Pero hay veces que sólo dos”, explica Lemos. Traducido: por día de trabajo obtienen entre 26 y 52 pesos.“No queremos que ningún hijo nuestro muera más de hambre en Misiones”, reclamaron los mismos tareferos en noviembre pasado, cuando llegaron hasta Buenos Aires para denunciar la explotación laboral, salarial y la criminalización que padecen por reclamar. Ante el abandono de la Uatre, se organizaron para enfrentar la explotación de largas jornadas de trabajo, paga escasa y la condena a un círculo de pobreza.
El objetivo era visibilizar la situación que ya se había cobrado la muerte de dos niños por desnutrición. “Nos duele reconocer que el hambre está instalado en nuestras casas desde hace mucho tiempo y que se ha convertido en uno de los dolores más difíciles de enfrentar porque con ella no se puede pensar, no se puede trabajar. De hambre nos estamos enfermando y muriendo”, denunciaron y se movilizaron hasta el Obelisco porteño con una consigna que interpelaba en busca de solidaridad: “Que el placer de tomar mate no siga descansando sobre la esclavitud de los tareferos”.
No los recibió ningún funcionario. Ni siquiera lograron que la Anses cumpliera con la devolución de las asignaciones familiares retenidas arbitrariamente. Volvieron con las manos vacías. “Siempre nos explotaron, pero ahora estamos organizados. No es fácil, pero en eso estamos. Eramos sólo veinte, ahora ya somos 300. Será largo, ya no creemos en los contratistas ni políticos, haremos valer nuestros derechos”, advierte la delegada gremial Lemos.Guillermo Neiman es sociólogo, investigador del Conicet y coordinador académico de la maestría en estudios sociales agrarios de Flacso. “La cadena de complicidades incluye a los empresarios, intermediarios, sindicatos y Estado”, resume. Afirma que el “trabajo precario” rural es tan histórico como generalizado, y cuestiona a los empresarios agrarios: “Por el nivel de rentabilidad del agro actual no se entiende que sigan manteniendo el trabajo precario. No se justifica de ninguna manera, desde una lógica de rentabilidad, que los salarios sean tan bajos y que permanezca el trabajo en negro”.Denuncia que para el campo no hay estadísticas actualizadas. Reconoce que deben manejarse con el entrecruce del Censo Nacional 2001 y el Censo Agropecuario de 2002, que es contestado por los patrones, no por los trabajadores. La Encuesta Permanente de Hogares se realiza en ciudades, por lo cual vuelve a quedar afuera el sector rural. “Hay personas que no quieren que se conozca la realidad rural, donde no hay dudas de que la pobreza y la desocupación son superiores a la publicitada, que siempre es una proyección de lo urbano”, afirma.Neiman explica que la explotación laboral no se da sólo en el trabajador “golondrina”, sino también en el permanente, aunque siempre es mayor en los trabajos estacionales, donde se requiere mano de obra intensiva por época. “Los controles son insuficientes. Es necesaria una participación activa del Estado, es el único que puede modificar el trabajo rural precario”, insta a actuar.Diego Domínguez es sociólogo e investigador del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires. No naturaliza ni resta importancia a la explotación laboral en el campo, pero encuentra una coherencia histórica en la clase dirigente: “Argentina se elevó como Nación sobre la esclavitud encubierta de los gauchos y los indígenas. Entonces hoy no sorprende que, bajo el discurso de un agro exitoso, hombres, mujeres y niños padezcan la peor explotación, es una continuidad histórica
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-162314-2011-02-14.html