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sábado, 1 de junio de 2019

La enfermedad de la época: la deshumanización del sistema de salud, en primera persona

Un día te encontrás con la novedad de que un ser querido se descubrió un bulto que antes no tenía en el cuerpo. Con los tiempos habituales de una obra social, sacás un turno para despejar cualquier duda. Al principio funciona de esta manera: "esto no nos va a pasar a nosotros. Ella no va a tener nada". Pero no es así. El diagnóstico, al fin, es el de un tumor maligno. Entonces comienza el mundo de la enfermedad y su tratamiento, de los opinadores profesionales, de los bienintencionados molestos. La sensación, pesada como una losa, de que todo está hecho para que la necesaria tranquilidad –"que es la mitad del tratamiento", como también te explican- sea un bien escaso y casi inexistente. De repente, la amenaza del cáncer pone en evidencia la indiferencia e inhumanización de un sistema de salud que en teoría debe proteger, atender y contener. Deshumanización disfrazada de "virtualidad" y "eficiencia"El paciente debe someterse a infinidad de estudios, una operación y un tratamiento, lo que es lógico. Pero para llegar a esas instancias curativas o preventivas tiene, con anterioridad, que superar una verdadera carrera de obstáculos. Enfermarse no es solamente tener una afección más o menos riesgosa, que hay que extirparse y tratarse, sino atravesar una ciénaga de trabas y complicaciones que recuerdan la muerte de Artax, el blanco caballo de Atreyu que se dejó morir de pena en los Pantanos de la Tristeza, en uno de los momentos más intensos de La historia sin fin.Es verano y algunos de los estudios necesarios para el diagnóstico definitivo requieren "autorización". 
Una postal familiar
Vivimos en el Conurbano pero debemos acercarnos al centro para hacer ese trámite. Allí nos informan que –afortunadamente, creemos en ese momento- alcanza con fotografiar la orden y enviarla por mail para que se inicie el trámite. Lo hacemos en la siguiente ocasión, pero la administración nunca acusa recibo, ni informa si el estudio fue autorizado o no, por lo que el día anterior al estudio (que implica ayuno, ingesta de remedios) hay que acercarse a Capital Federal, ya que no sabemos si llegado el momento harán el estudio o no. "Ah, sí. Estaba autorizado", nos informan. "¿No pueden avisar?", pregunto. "No es el procedimiento".La enfermedad obliga no solo a aprender cantidad de palabras y conceptos: "carcinoma", "ganglio centinela", "índice Ki", o evaluar cómo dar la noticia a les hijes, sino también a tolerar un destrato que demuele la mejor de las voluntades. El problema de salud real se mezcla, cuando aún la familia no ha aprendido del todo a jerarquizar y acomodarse a la nueva situación, con lo que supuestamente son "beneficios" para los afiliados. Los turnos se pueden sacar online. ¿Todos? No. Pero eso sólo se descubre luego de navegar a través de páginas y más páginas de internet desarrolladas para facilitar la tarea. La posibilidad de reservar turnos, como en el Cyber Monday, es limitada. Para obtener uno para dentro de "X días" para "H especialista", hay que esperar a determinada hora de un viernes, que es cuando el sistema "abre la semana". Por teléfono informan que, no obstante, el turno se puede reservar personalmente. Para estar tranquilos, bajo el sol rajante de febrero, peregrinamos a hacer una cola de cuarenta y cinco minutos, promedio, para que una administrativa fastidiada (le toca trabajar de cara de la prestadora) nos informe que "a ella el sistema tampoco le habilita la semana". "Pero le puedo dar un sobreturno", lo que rápidamente aprenderemos a traducir como "será una amansadora".Es probable que las prestadoras imaginen que aguardar en línea a que te atiendan es una suerte de tratamiento, una preparación para las horas que hay que pasar mientras se aplica la quimioterapia. Pueden pasar 45, 50 minutos, para que la comunicación se corte, o escuchemos aliviados un "lo derivo", para que una voz anónima nos diga que los turnos se sacan online (ya vimos lo que sucede) o en persona (ídem).Anónimo, siempre anónimo. El anonimato de quienes atienden al enfermo o sus familiares no es casual. Es un aspecto más del proceso impersonal e inhumano en el que hemos transformado un costado tan sensible como lo es el cuidado de nuestros enfermos. Es como si para llegar a la instancia de poner el cuerpo –porque de eso se trata- el enfermo obligatoriamente deba pasar por una serie de filtros. La sensación es que la obra social se protege de quienes la necesitan, cuando debería ser al revés.Anónimo y fragmentario. Así es el trato, y también la información que maneja cada una de las personas con las que debemos interactuar, lo que multiplica los trámites y las dificultades. Y en el último eslabón, así es el conocimiento que el paciente tiene de lo que le sucede, salvo que insista e insista.Llega finalmente el momento de la consulta con el/ la cirujana que extirpará el tumor. Han pasado dos meses desde la detección del bulto. Entre otras cosas, hemos podido "hacer rápido" (vaya) porque una conocida de un conocido ha hablado con quien hace de "enlace" (otra nueva palabra) entre el sindicato y la obra social. Si no, los tiempos hubieran sido aún más largos. "Turnos para operarse sobran, no hay problema", nos dice la médica que nos recibe. Que no es la cirujana, sino que integra un "equipo". La cirujana jefa es una figura fugaz que va y viene entre los consultorios, chequea por WhatsApp horarios y diagnósticos y ladra órdenes a sus colegas. Tenemos tiempo de sobra para ver cómo trabaja pues debemos esperar tres horas una vez (sala de espera colmada, todos pacientes oncológicos, pobre Artax), otro tanto en dos ocasiones más, hasta acorralarla en la puerta de un ascensor para que ponga fecha de operación.Una vez hecha la cirugía, solo yo pude hablar con la cirujana en la puerta del quirófano. Me informó el resultado de la operación, que luego resultó ser diferente con el "estudio patológico definitivo", veintiocho días después. Nadie se imagina la diferencia que puede hacer en la vida de una persona la diferencia entre "negativo" y "positivo" hasta que se aferra a la primera de las palabras como un pasaporte a la tranquilidad. Y eso es lo que pasó por la falta de información pre y post operatoria. Nos dijeron una cosa, pero la "epicrisis" (una nueva palabra) que pudimos retirar un mes después, ya el día de la operación decía otra.La cirujana jefa ni siquiera habló una vez con una persona que puso su vida en sus manos. Sonará hiperbólico, puede ser. Encabeza un equipo. Pero resulta que luego de la cirugía, descubrimos que "los mastólogos" opinan de una manera, "los oncólogos" de otra y "los patólogos… ah, los patólogos". Nos lo deja claro la médica que nos hace el chequeo previo a la primera quimioterapia. "¿Por qué no se consultan entre ustedes?", preguntamos. "Porque trabajamos en centros diferentes". "Pero la información contradictoria genera angustia", respondemos. "No todos los pacientes son como ustedes, que preguntan. Algunos no entienden lo que les decimos", nos contestaron.Y es curioso, porque si escribo esto es porque en definitiva yo tampoco entiendo.Acaso uno pida demasiado: que parezca que somos personas mientras nos tratan. Y probablemente no se le pueda pedir al sistema de salud que actúe a contracorriente del clima dominante: precario, de falsa comunidad, de sonrisas permanentes en las pantallas, mientras la corrosión avanza y cada vez nos acostumbramos más a ser menos personas.Así y todo, no deberíamos dejar que la Nada avance, por más Pantano de la Tristeza que tengamos enfrente. Pero sería tanto más fácil si recordáramos lo que nos distingue como humanos. No debería ser necesario ningún riesgo, ninguna enfermedad, para que la empatía organizara nuestros dias

domingo, 21 de febrero de 2010

El propóleo alivia la otitis en los perros


Reduce el dolor y el prurito que produce la inflamación de los oídos en las mascotas
Los oídos de los perros están tan expuestos a las infecciones como los de sus dueños. De hecho, al llevarlos a bañar, se puede ver cómo la limpieza de los oídos es parte del proceso de secado y peinado. Eso ayuda a prevenir la otitis canina, una enfermedad muy común en las mascotas.
Ahora, un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) estudió la actividad antimicrobiana de extractos de propóleos para utilizarlos en el tratamiento de esa enfermedad.
El oído es un lugar oscuro, cálido, húmedo y con poca ventilación. Además, en muchos casos existe una producción excesiva de secreción que acompaña a la irritación o a una inflamación. Las bacterias son habitantes normales de los oídos de los perros. Sin embargo, en determinadas situaciones, el oído se vuelve un lugar extraordinariamente ideal para su multiplicación. Ese exceso produce la infección.
Los propóleos son productos de la colmena producidos por las abejas a partir de secreciones recolectadas de los brotes de árboles. Existen distintos tipos, que difieren en su composición química de acuerdo con su origen botánico y con la época de recolección, entre otros factores. Muchos de ellos se usan con fines medicinales.
El equipo de profesionales veterinarios de la UNNE analizaron la actividad antimicrobiana de varias muestras de propóleos de las provincias de Corrientes, Chaco, Santiago del Estero y Mendoza. Las muestras mendocinas fueron las más efectivas para eliminar las bacterias causantes de la otitis canina.
Mediante métodos espectrofotométricos, que ayudan a conocer la composición de una sustancia, el equipo demostró también que la muestra obtenida en Mendoza era más rica en compuestos fenólicos y flavonoides, que serían los responsables de los buenos resultados contra la acción dañina de las bacterias y las levaduras aisladas de los caninos.
"Los resultados nos permitieron concluir que este producto natural se puede utilizar como un antibiótico de uso local para el tratamiento de la otitis canina", precisó Laura Lozina Becaria, responsable del proyecto en el que también participan los investigadores Silvia Boehringer, María Nieva Moreno, Myrian Arias, María Isla y Ofelia Acosta.
Efectos antiinflamatorios
Según Lozina, la importancia del uso del propóleo en las preparaciones contra la otitis estaría no sólo en su actividad antimicrobiana, sino también en sus efectos antiinflamatorios. De hecho, el equipo está realizando otro estudio que indaga sobre los beneficios del propóleo para reducir la inflamación.
Ambas propiedades farmacológicas del propóleo serían muy importantes para aliviar los síntomas de la otitis e, incluso, para lograr la curación de la mascota. "El propóleo es un producto medicinal integral", defendió la investigadora. Explicó, además, que cuando un perro tiene otitis causada por una bacteria o por un hongo es necesario realizar un análisis de laboratorio para definir cuál será el tratamiento más adecuado.
Mientras se esperan esos resultados, que pueden demorar varios días, se podría utilizar una preparación con propóleo. Esto permitiría aliviar el dolor y el prurito que produce la inflamación en el oído del perro.
Agencia CyTA-Instituto Leloir
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1230183

lunes, 11 de enero de 2010

Pollos: métodos naturales para reducir la contaminación bacteriana


Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) estudian estrategias tecnológicas de laboratorio para optimizar la calidad microbiana y reducir la posible contaminación con bacterias patogénicas en pollos, aplicables a la faena en plantas procesadoras.
Con este fin, se investigaron diferentes ácidos orgánicos, como el ácido láctico y el acético. La metodología mostró resultados positivos luego de su aplicación; sin embargo, se trata de una práctica descontaminante controversial para algunos mercados y su utilización no está autorizada en varios países. Una nueva alternativa que se plantea a nivel de las investigaciones internacionales es el uso de soluciones naturales, como las provenientes de cultivos especiales de bacterias ácido lácticas, consideradas inocuas para el hombre, que dieron buenos resultados en laboratorio.
La presencia de patógenos en las canales -así se denominan a las aves ya evisceradas- puede provenir de las granjas, o tener su causa en la contaminación cruzada con el ambiente entre canales o con los equipos de procesamiento. Al respecto, uno de los microorganismos de mayor interés para la salud pública, vinculado al consumo de pollo, es la Salmonella. Las salmonelosis, ocasionadas por el consumo de alimentos contaminados con este patógeno, son más o menos severas según su virulencia, el estado de salud del consumidor y la matriz alimentaria.
Según explicó a InfoUniversidades, Susana María Jiménez, que dirige la investigación realizada en el Instituto de Tecnología en Alimentos (ITA) de la UNL, los estudios se limitaron a variedades de Salmonella sin hospedador definido de amplia distribución en la naturaleza y que son las que provocan la mayoría de las salmonelosis. Se trata de microorganismos que pueden provenir del intestino de animales como las aves, los reptiles o el hombre, aunque también se encuentran en la superficie de huevos, frutos y vegetales en contacto con la tierra. En laboratorio, los investigadores realizaron estudios de inoculación de ese patógeno con fines experimentales, para lo que utilizaron una variedad propia de las aves.
Bacterias ácido lácticas especiales
En la mayoría de los países de la Unión Europea no están aprobados métodos de descontaminación a partir de adición de componentes químicos o con cloro agregado al agua de proceso diferente de la clorinación normal de potabilización durante la faena y el enfriamiento recomendado es el que se realiza a través de túneles de aire. Por consiguiente, se debe ser muy respetuoso de las exigencias internacionales a la hora de colocar nuestros productos en mercados externos.
Es por esto que el grupo del ITA evaluó la propiedad antimicrobiana de cultivos especiales de bacterias ácido lácticas. “Hasta ahora hemos probado in vitro, pero no en el producto terminado, y observamos que tienen una actividad antimicrobiana significativa frente a distintas cepas de microorganismos aislados de canales de pollo”, destacó. De esos ensayos, el equipo consideró que el uso de esos cultivos podría resultar una opción tecnológica natural que mejore las expectativas de inocuidad de las canales.
Evaluación sensorial
A su vez, probaron qué ocurría a nivel sensorial, teniendo en cuenta olor y color, luego del tratamiento de porciones de pollo frescas con los extractos antimicrobianos. Los investigadores realizaron un análisis con un panel de evaluadores entrenados al efecto. El tratamiento podría ser considerado como el punto de procesamiento posterior a la salida de la planta de faena, antes del envasado.
“La prueba arrojó resultados muy interesantes, pero debemos seguir investigando y trabajando con los extractos, probar mejor la actividad antimicrobiana ya en el producto, no in vitro, con canales inoculadas experimentalmente con algún microorganismo patogénico originario de pollos. Además, debemos ver la vida útil del producto crudo, saber qué ocurre con la evaluación sensorial a nivel del mantenimiento en refrigeración. Por otra parte, probar no sólo con Salmonella, sino también con Campylobacter, que es otro microorganismo que, dentro de la epidemiología internacional, es la bacteria más importante causal de enfermedades transmitidas por el consumo de alimentos en base a pollo”, culminó Jiménez.
prensa@unl.edu.ar
Dirección de Comunicación
Universidad Nacional del Litoral
http://infouniversidades.siu.edu.ar/infouniversidades/listado/noticia.php?id=788