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viernes, 17 de abril de 2015

Esposas a los 14 años: la infancia robada de las niñas de Camerún

Una de cada tres niñas de ese país son obligadas a casarse. Según datos del Fondo de Población de Naciones Unidas, se trata de un fenómeno muy extendido sobre todo en las zonas rurales más pobres del país. Allí, a las niñas no sólo se les roba la infancia, sino que a casi el 80% se les niega el acceso a la educación. infancia de Emmanuelle Ekassis terminó cuando apenas tenía 14 años. Tras ser violada y quedarse embarazada, su tía le organizó un matrimonio con un hombre 30 años mayor al que jamás había visto. "Nunca quise a este hombre y nunca me habría casado con él", cuenta dos décadas después esta camerunesa. "Pero con un bebé al que cuidar, no tenía otra elección".El caso de Ekassis no es una excepción en Camerún, donde una de cada tres niñas son obligadas a casarse. Según datos del Fondo de Población de Naciones Unidas, se trata de un fenómeno muy extendido sobre todo en las zonas rurales más pobres del país. Allí, a las niñas no sólo se les roba la infancia, sino que a casi el 80% se les niega el acceso a la educación, señala un estudio de la ONU. A esto se suma que las jovencísimas esposas son obligadas a mantener relaciones sexuales, con lo que se exponen al riesgo de contagiarse con el virus del SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual. Y es que en Camerún, no pocos maridos practican la poligamia.A menudo, las niñas se quedan embarazadas, aunque su cuerpo aún no está preparado para soportar las dificultades de un parto, advierte también Unicef. 
Abuso sexual infantil.
Muchas de esas jóvenes niñas mueren al dar a luz, con lo que se reducen también las posibilidades de supervivencia de sus bebés. "Es una tragedia doble", dice Francesca Moneti, de esta organización de la ONU dedicada a la infancia. "Las chicas tienen que hacer frente a violencia y maltratos, entre ellos abusos sexuales, y no tienen recursos para protegerse". De acuerdo con el Fondo de Población de Naciones Unidas, dos de cada cinco niñas menores de 18 años contraen matrimonio en África central u occidental. El triste récord mundial se sitúa en Níger, donde las niñas esposas son el 75%, seguido de Chad (72%) y Guinea (63%).Como sucede en la mayoría de países de la región, las autoridades de Camerún hacen muy poco para proteger a estas menores: la ley dice que el matrimonio no está permitido hasta a partir de los 15 años para las niñas y los 18 para los niños. Y aunque también establece que debe prevalecer el consentimiento de los futuros cónyuges, la realidad es que pocas veces se aplica la norma. Marie Therese Abena Ondona, ministra responsable de promover los derechos de la mujer, considera inmoral que las niñas "se vendan como propiedad". Pero pese a sus esfuerzos por instruir a la población, no logró convencer a su propio gobierno de que aumente por ley la edad mínima para el matrimonio.Quizá entre las causas de este problema se encuentre la situación económica en Camerún. Según Naciones Unidas, un tercio de los 22 millones de habitantes del país vive por debajo del umbral de la pobreza. Así, casar a las hijas se convierte para algunas familias en una estrategia para salir adelante. Algo parecido le ocurrió a Ekassis: su tía recibió una buena propina del hombre con la que le obligó a casarse. Tres años más tarde, la joven había tenido ya dos hijos con él y, cuando al poco murió, se encontró sola con un bebé y otros dos niños pequeños. Gracias a una ONG, y tras meses pasando hambre, pudo abrir un pequeño puesto callejero. De poder recuperar su juventud hacía tiempo que se había olvidado. http://entremujeres.clarin.com/genero/Camerun-ninas-violaciones-Unicef-Naciones_Unidas_0_1340266058.html

lunes, 19 de agosto de 2013

Retratos del aborto en Argentina, en una muestra de Amnistía Internacional Por: Guadalupe Rivero De ámbito.com

"11 semanas, 23 horas, 59 minutos" es el nombre de la muestra fotográfica que Amnistía Internacional inauguró en el Palais de Glace para visibilizar la alarmante realidad del aborto en Argentina. Se trata de los trabajos de Guadalupe Gómez Verdi (argentina), Lisa Franz (alemana) y Léa Meurice (francesa), que retratan historias de mujeres y hombres que, desde distintos lugares, pasaron por la traumática experiencia del aborto clandestino en el país.
La principal causa de muerte materna en la Argentina es el aborto clandestino, según asegura un informe del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (Ossyr). Es más, cada año mueren 100 mujeres en edad fértil por esta razón. 
"Creo que es necesario mostrar las historias, que las mujeres puedan contar mucho más el proceso que transitan y las condiciones en que se hacen" las interrupciones de los embarazos, dijo aámbito.com Guadalupe Gómez Verdi, una de las fotógrafas al comentar los motivos que la llevaron a inclinarse por esta temática. 

Por su parte, Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional en Argentina, agregó a este medio que la exposición se da en el marco de la "campaña 'Mi Cuerpo, mis Derechos', donde se propone garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las personas, el acceso a la información y a los servicios de salud reproductiva". 
"En Argentina estamos tratando de promover que en el Congreso se debata la despenalización del aborto, que creemos es una deuda de la democracia", sostuvo. "Queremos lograr que el tema esté en la agenda pública a pesar de la coyuntura política actual que tiende a pensar que este es un tema muy difícil en este momento, incluyendo la elección de un Papa argentino", aseguró Belski. Además, aclaró que "desde Amnistía entendemos que ésta es una sociedad que está madura para debatirlo". 
Mara, quien se realizó un aborto a los 23 años, dijo a las artistas que la retrataron: "Quiero compartir para ponerle cara al problema y para que sea algo, no natural, pero sí que la gente que está alrededor mío se dé cuenta. Tu abuela abortó, tu tía abortó, tu hermana abortó. Que se den cuenta que puede ser tu vecina, tu hermana, tu prima, la de al lado, la del kiosco". 
Liliana, quien se sometió dos veces a la práctica, a los 17 y a los 24 años, explicó: "No sale el aborto en Argentina no porque las Iglesias no quieran, porque abortamos mujeres católicas, mujeres evangélicas, mujeres judías, mujeres ateas. No sale el aborto porque el capitalismo no quiere. Porque este sistema capitalista tiene clases sociales, y para las mujeres de la clase burguesa el aborto seguro ya está. Cuando vos tenés la plata, el aborto es seguro". 
En la misma línea, Belski sostuvo que la condición económica y cultural demarca notables diferencias para las mujeres que recurren a interrupciones del embarazo. "Una de nuestras premisas en Amnistía Internacional es que la criminalización del aborto viola el Principio de Igualdad y no Discriminación, por el solo hecho de que son las mujeres y las niñas las que pueden ser reprendidas por este hecho", explicó. 
"Si a eso le sumamos que, además, son mujeres mayormente jóvenes y pobres las que tienen que acudir a los servicios inseguros para realizarse abortos, el impacto discriminatorio se ve potenciado. Por lo general ese mismo grupo es el que se ve imposibilitado de acceder a los servicios de salud e información para evitar esos embarazos", amplió. "Para Amnistía éste es un problema de salud y de pobreza
", redondeó. 
La directora de Amnistía agregó que éste "no es un tema de agenda de nuestra Presidente (Cristina de Kirchner)". "Un guiño de ella respecto de esto a su partido, que hoy es mayoría en el Congreso, sería muy deseable", afirmó. Y explicó cuál cree que es el verdadero debate: "Esto no es 'aborto sí' o 'aborto no'; es acceso a la salud reproductiva. En Argentina la principal causa de muerte materna es el aborto. Es un problema que hay que trabajar desde la salud pública. Obviamente el tema te lleva a cuestiones morales y religiosas que son respetables, pero hay que debatirlo".
Consultada acerca de la futura posibilidad de una despenalización, Belski aseguró: "La historia de nuestro país nos dice que sí, que puede darse". Sin embargo, aclaró que desde la ONG que dirige, la ausencia del tema en el Congreso les "llama la atención, porque este Gobierno ha sido muy progresista en la sanción de sus leyes". http://www.ambito.com/noticia.asp?id=702337

domingo, 13 de enero de 2013

La tragedia de las niñas robadas de India

Los asesinatos de niñas pequeñas y los abortos de fetos femeninos están bien documentados, pero es poco lo qe niñas pequeñas y los abortos de fetos femeninos están bien documentados, pero es poco lo que se sabe del tráfico de niñas de un lugar a otro del país La muerte de una estudiante que fue violada por varios hombres en un autobús de Nueva Delhi ha provocado un intenso debate sobre la situación de la mujer en la sociedad india. Los asesinatos de niñas pequeñas y los abortos de fetos femeninos están bien documentados, pero es poco lo que se sabe del tráfico de niñas de un lugar a otro del país para compensar la escasez de menores de ese género en determinado sitio.
Rukhsana estaba barriendo el piso cuando la policía irrumpió en su casa.
Sorprendida, se quedó quieta en el medio del cuarto con la escoba en la mano. Los agentes se le echaron encima, gritándole preguntas como: "¿Cuántos años tienes? ¿Cómo has llegado aquí?".
"Catorce", respondió Rukhsana suavemente. "Me secuestraron".
Pero justo en el momento en el que iba a contar su historia, una mujer rompió el círculo de policías que la rodeaban. "¡Miente!", gritó. "Tiene 18, casi 19. Le pagué a sus padres por ella".
Cuando la policía se llevaba a la menor, la mujer les pidió que esperasen un momento. Se acercó a Rukhsana y le sacó los pendientes. "Son míos", dijo.
Del hogar al infierno
El año pasado Rukshana era una niña de 13 años que vivía con sus padres y sus dos hermanos en un pueblo de India, cerca de la frontera con Bangladesh.
"Me encantaba ir a la escuela y jugar con mi hermana pequeña", recuerda.
Su infancia acabó el día en el que, de camino a la escuela, unos desconocidos la obligaron a subirse a un automóvil. "Me mostraron un cuchillo y me dijeron que me cortarían en pedazos si me resistía".
Después de un horrible viaje de tres días en auto, autobús y tren, llegaron a una casa en el estado de Harayana, en el norte del país, donde vendieron a Rukhsana a una familia de cuatro miembros (una madre y sus cuatro hijos). Durante un año entero, Rukhsana no pudo ni salir de la vivienda. Asegura que fue humillada, golpeada y sistemáticamente violada por el mayor de los hijos, que se autoproclamó su "marido".
"Solía decir: 'Yo te compré, así que harás lo que te diga'. Tanto él como su madre me pegaban. Pensé que no volvería a ver a mi familia nunca más. Lloraba todos los días", cuenta Rukhsana.
Miles de desaparecidas
Decenas de miles de niñas desaparecen cada año en India. Se las vende como prostitutas o como esclavas y, cada vez más, como es el caso de Rukhsana, como esposas en los estados del norte del país, donde la relación entre ambos sexos se ha visto reducida por la práctica ilegal, aunque extendida, del aborto de fetos femeninos.
La agencia para la infancia de Naciones Unidas, Unicef, asegura que el problema ha alcanzado "proporciones de genocidio" y que 50 millones de niñas indias han desaparecido por el infanticidio y los abortos. El gobierno no está de acuerdo con estas estimaciones, pero la realidad diaria en lugares como Haryana no deja demasiado lugar a la duda.
"No tenemos suficientes niñas aquí", grita la mujer que compró a Rukhsana mientras intenta convencer a la policía de que no se la lleve.
"Hay muchas niñas de Bengala aquí. Pagué dinero por ella", insiste.
Sin números oficiales
No hay cálculos oficiales del número de mujeres vendidas como esposas en los estados del norte de India, pero activistas creen que el fenómeno va en aumento, alimentado tanto por la demanda del rico norte como por la pobreza reinante en otras partes del país.
"Todas las casas del norte sienten la presión. En todas hay jóvenes que no pueden encontrar mujeres y que se sienten frustrados", dice el activista Rishi Kant, cuya organización Shakti Vahini trabaja junto con la policía para rescatar a las víctimas.En el distrito Pergana Sur 24, en Bengala Occidental, los cinco pueblos visitados por la BBC habían sufrido casos de menores desaparecidos, en su mayoría niñas.Según los últimos datos oficiales, en 2011 hubo 35.000 denuncias de niños desaparecidos en el país, y más de 11.000 de ellos se registraron en Bengala Occidental. Las autoridades estiman que tan solo un 30% de los casos son denunciados. El tráfico humano en esta zona llegó a su punto máximo después de que un mortal ciclón destruyese las cosechas de arroz hace unos cinco años. El granjero local Bimal Singh, como otras miles de personas, perdió todos sus ingresos, así que cuando le ofrecieron a su hija de 16 años un trabajo en Nueva Delhi pensó que era una buena idea. "Se subió a un tren  Me dijo: 'Padre, no te preocupes por mí, volveré con suficiente dinero para que puedas casarme'". Nunca más tuvieron noticias de ella."La policía no nos ha ayudado en nada. Una vez golpearon la puerta del traficante, pero no lo arrestaron. No me tratan bien cuando voy a hablar con ellos, así que ahora tengo miedo de ir", dice Singh.
Una cuestión de dinero
En un barrio marginal de Calcuta conseguimos hablar con un hombre que se dedica a vender niñas. Aunque no quiere dar su nombre, no le importa hablar abiertamente sobre el negocio.
"La demanda crece y por eso he ganado mucho dinero. Ahora tengo tres casas en Nueva Delhi", afirma. "Trato con entre 150 y 200 niñas al año, con una edad de desde 10 y 11 hasta los 16 o 17".
"Yo no voy al terreno, tengo a gente trabajando para mí. A los padres les decimos que les vamos a conseguir trabajos en Nueva Delhi y entonces las llevamos a las agencias de colocación. Lo que les pase a las chicas a partir de ahí no es de mi incumbencia", dice.
El traficante asegura ganar unas 55.000 rupias (unos US$ 1.000) por cada niña. Los políticos locales y la policía aparentemente facilitan la tarea.
"La policía sabe muy bien lo que hacemos. Tengo que decirles cuándo estoy transportando a una niña y los soborno en cada lugar, en Calcuta, en Nueva Delhi, en Haryana. He tenido problemas con las autoridades pero no tengo miedo. Si fuese a la cárcel, tengo dinero suficiente como para pagar mi salida", asegura.
El director de la Unidad de Investigación Criminal a cargo de luchar contra el tráfico en Bengala Occidental, Shankar Chakraborty, describe la corrupción policial como "negligente" y afirma que su unidad está "absolutamente resuelta" a combatir el problema del tráfico.
"Organizamos campamentos de formación y campañas para concienciar. Hemos recibido a muchas niñas también y seguiremos luchando", afirma.
La mera existencia de esta unidad, añade, muestra la resolución del gobierno, y los activistas reconocen que la policía está más pendiente del tema: todas las comisarías de Bengala Occidental tienen en este momento un especialista en tráfico. Pero los casos son numerosos y los recursos escasean. "Simplemente cambiando a la policía no se arreglará el problema. Después de rescatar a una niña, ¿qué hacemos?", se pregunta Rishi Kant, de Shakti Vahini.
"Lo que necesitamos es una rápida rehabilitación. Necesitamos sistemas sociales y judiciales que funcionen". Rishi Kant dice que faltan tribunales de vía rápida, como el que está juzgando a los sospechosos del caso de violación de la joven del autobús, para impedir que los acusados puedan salir en libertad tan fácilmente tras pagar una fianza.
Cambiar actitudesAún más importante, según algunos observadores, es la necesidad de cambiar actitudes.Dos semanas antes del caso de violación en el autobús un grupo de ancianos líderes locales se reunieron en Haryana para discutir lo que consideraban los problemas más importantes a los que se enfrentaban sus comunidades: violaciones, abortos ilegales y leyes matrimoniales.Pero su interpretación sobre el origen de esos problemas muestra la necesidad de un cambio de actitudes.Uno de ellos se refirió a lo que consideró un "alarmante" aumento de los casos de violaciones. Pero añadió: "¿Han visto la sugerente forma en la que las chicas montan en motocicleta? Ya no hay modestia en la forma en la que las mujeres se visten o actúan".Otro hombre habló sobre las raíces de los abortos femeninos. "La sociedad está cada vez más formada y las niñas han empezado a fugarse. Cuando las niñas avergüenzan a sus padres portándose así, ¿quién querría tener una hija?".Rupa, de 25 años, procede de Bihar y fue llevada por traficantes hasta Haryana. La vendieron a un hombre que no pudo encontrar esposa entre las mujeres de su comunidad. La familia la forzó a abortar dos veces hasta que finalmente quedó embarazada de un niño.En India, el ciclo de los abusos continúa. http://www.el-nacional.com/bbc_mundo/tragedia-ninas-robadas-India_0_116389790.html
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