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lunes, 17 de diciembre de 2018

En dos años, se atendieron más de cinco mil casos de abuso sexual, y el 65% de las víctimas eran menores

Gracias a que alguien habló, yo hoy puedo hablar", dijo Thelma Fardin en el video que presentó el martes la colectiva Actrices Argentinas, donde relata cómo fue el abuso sexual que sufrió por parte de Juan Darthés en Nicaragua hace nueve años, luego de haber hecho la denuncia penal por violación. En ese momento, Fardin era una adolescente de 16 años, y Darthés, un adulto de 45. Y gracias a que ella habló, miles de personas más pudieron hablar. Esta semana, los relatos sobre víctimas de abuso sexual se replicaron en las redes sociales, en muchos casos durante la infancia, relatos que podían contarse por primera vez, muchos años después. Y en todas las líneas telefónicas de asistencia a víctimas, oficiales y de asociaciones civiles, se multiplicaron los llamados. En el 0800-222-1717, la línea del Ministerio de Justicia que atiende casos de abuso sexual infantil, desde el martes hasta la fecha, crecieron un 1.240% las denuncias recibidas. El día previo a la denuncia de las actrices habían recibido 16 llamados. Al día siguiente, ya fueron 55. Ayer, más de 200. Lo mismo pasó con la línea 144 del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), que atiende casos de violencia de género, donde su titular, Fabiana Túñez, confirmó que los llamados se duplicaron y que en muchos casos se trataba de personas adultas que denunciaban abusos ocurridos en la infancia.

 Según un informe del programa Las Víctimas contra las Violencias del Ministerio de Justicia de la Nación, en los últimos dos años,  el 0800 para denunciar casos de abuso sexual infantil recibió más de cinco mil llamados, de los cuales el 65% representan casos de menores. Siete de de cada 10 víctimas menores de 18 años son niñas y el 51% tienen menos de 11 años. “La proporción de víctimas de este género se incrementa a medida que aumenta la edad, a diferencia de lo que ocurre con los niños”, explican. Siete de cada diez agresores pertenecen al ámbito familiar de la víctima y más de la mitad son padres o padrastros. El manoseo y la violación son las dos formas de abuso sexual más denunciadas, y destacan que se registran casos en que la víctima puede sufrir más de una agresión sexual. El 65% de las víctimas son niños, niñas y adolescentes, y el 67,4% de los hechos sucede en el hogar de la víctima, del agresor o de un familiar. Analizando quién realiza las llamadas, en el 41,3% de los casos los hace un familiar, mientras que en el 34,1% los hacen instituciones. Más denuncias. “Cuando recibimos llamados o consultas de adolescentes intentamos que se acercen o vengan acompañadas por un adulto, para darles la información de dónde pueden ir a denunciar según donde vivan. En casos de violencia intrafamiliar, buscamos que puedan asistir a la Defensoría del Menor. Las instituciones educativas también pueden denunciar”, dice María Laura Novo, de la ONG La Casa del Encuentro, que esta semana tuvo un incremento en los llamados que recibieron. “Todavía cuestan mucho las denuncias pero hay muchos factores que determinaron que hoy se esté hablando de todo esto, en institutos, en núcleos de amigas. Las marchas masivas de Ni Una Menos,  la visibilización que logró la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito, el reclamo porque se aplique la ESI ”, agrega. “Hace un tiempo venimos recibimos muchas denuncias de personas por casos de abusos de hace varios años. Se ve que lo que se mueve a nivel social repercute; el movimiento de mujeres, del feminismo, todo hizo desnaturalizar mucho la violencia”, aporta Mariela Labozzetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM).   Representación a víctimas. Uno de los reclamos urgentes que tuvo la primera marcha masiva Ni Una Menos de 2015 fue el patrocinio jurídico gratuito para las víctimas de violencia. Ese año se votó la ley 27.210, que creaba un cuerpo de abogados y abogadas para representar a víctimas de violencia de género. En octubre de este año se pusieron en marcha las capacitaciones a los profesionales que se registraron para formar parte del cuerpo de profesionales, unos 1.600 abogados de todo el país, que recibirán una capacitación de diez semanas. Se estima que entrarán en funciones durante el primer semestre del año que viene. Aunque en una primera etapa, las áreas priorizadas serán el NOA, NEA, La Plata y Neuquén; para dar patrocinio, entre otras cosas, a casos de niñas abusadas sexualmente. (Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com.https://www.perfil.com/noticias/sociedad/en-dos-anos-se-atendieron-mas-de-cinco-mil-casos-de-abuso-sexual-y-el-65-de-las-victimas-eran-menores.phtml

jueves, 1 de marzo de 2018

Refugiadas en Siria denuncian que ONU y ONG les exigían tener sexo a cambio de comida

La misma y brutal extorsión, sexo a cambio de alimentos y otras ayudas, eso es lo que padecieron miles de mujeres sirias, víctimas del deshumanizado chantaje de operadores de agencias de la ONU y una ONG, según una denuncia de una cooperativa. En una entrevista con la BBC, justo en el día mundial de organizaciones sin ánimo de lucro y en medio de un escándalo de abuso que está poniendo en jaque a varias organizaciones humanitarias en todo el mundo, Danielle Spencer reveló el escalofriante modus operandi de algunos de sus colegas activos en Siria. "Usaron la ayuda para someter a las mujeres y tenerlas como rehenes", explicó el operador, que recolectó los testimonios de varias víctimas. Se trata de una práctica generalizada, tanto que las mujeres en Siria ahora se niegan a ir a los centros de distribución por temor a abusos sexuales. 
"Una mujer que espera recibir productos esenciales para poder vivir, como comida o jabón, debe estar contenida y protegida. Lo último que necesita es un hombre que la chantajee pidiéndole que tenga sexo con ella a cambio de esa ayuda", dijo Spencer. Un drama, según el cooperador, cercano a la ONU durante siete años, prácticamente desde el comienzo de la guerra en Siria. 
Las víctimas son chantajeadas para tener sexo a cambio de recibir alimentos, jabón o protección.
Pero, su acusación, "deliberadamente fue ignorada". Existen reportes de la ONU que informan sobre violencia sexual por parte de trabajadores humanitarios a lo largo de los años. El último trabajo, "Voces de Siria 2018", fue redactado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas y denuncia que "las mujeres y las niñas se ven obligadas a hacer favores sexuales a cambio de alimentos". Ayuda a cambio de "visitas domiciliarias" o "servicios de una noche", son otras variables de esa extorsión sexual. Hace tres años, otros dos informes, presentados en una conferencia de agencias de la ONU y organizaciones humanitarias en Jordania, revelaron el hostigamiento sufrido por las mujeres sirias.  Uno en particular, editado por el Comité Internacional de Rescate, informó que el 40% de las mujeres y niñas en Dara y Quneitra habían sufrido violencia sexual mientras trataban de obtener ayuda humanitaria. Después de la reunión de Amman, algunas ONG y la agencia de la ONU dijeron que habían aumentado los controles sobre sus empleados y adoptado una política de "tolerancia cero para el acoso sexual". Un portavoz del ACNUR admitió que conocía los hechos en ese momento, pero que no había pruebas suficientes para tomar medidas contra personas u organizaciones. Sin embargo, anunció que había comenzado una nueva investigación. Según Spencer, el sector "quería hacer la vista gorda". "La ONU y el sistema en general han decidido sacrificar el cuerpo de mujeres", acusa el trabajador humanitario. "Alguien, en alguna parte, decidió que para entregar ayuda a más personas era aceptable que el cuerpo de las mujeres fuera usado, explotado, violado", disparó Spencer indignado.http://www.ambito.com/913850-refugiadas-en-siria-denuncian-que-onu-y-ong-les-exigian-tener-sexo-a-cambio-de-comida

viernes, 17 de abril de 2015

Esposas a los 14 años: la infancia robada de las niñas de Camerún

Una de cada tres niñas de ese país son obligadas a casarse. Según datos del Fondo de Población de Naciones Unidas, se trata de un fenómeno muy extendido sobre todo en las zonas rurales más pobres del país. Allí, a las niñas no sólo se les roba la infancia, sino que a casi el 80% se les niega el acceso a la educación. infancia de Emmanuelle Ekassis terminó cuando apenas tenía 14 años. Tras ser violada y quedarse embarazada, su tía le organizó un matrimonio con un hombre 30 años mayor al que jamás había visto. "Nunca quise a este hombre y nunca me habría casado con él", cuenta dos décadas después esta camerunesa. "Pero con un bebé al que cuidar, no tenía otra elección".El caso de Ekassis no es una excepción en Camerún, donde una de cada tres niñas son obligadas a casarse. Según datos del Fondo de Población de Naciones Unidas, se trata de un fenómeno muy extendido sobre todo en las zonas rurales más pobres del país. Allí, a las niñas no sólo se les roba la infancia, sino que a casi el 80% se les niega el acceso a la educación, señala un estudio de la ONU. A esto se suma que las jovencísimas esposas son obligadas a mantener relaciones sexuales, con lo que se exponen al riesgo de contagiarse con el virus del SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual. Y es que en Camerún, no pocos maridos practican la poligamia.A menudo, las niñas se quedan embarazadas, aunque su cuerpo aún no está preparado para soportar las dificultades de un parto, advierte también Unicef. 
Abuso sexual infantil.
Muchas de esas jóvenes niñas mueren al dar a luz, con lo que se reducen también las posibilidades de supervivencia de sus bebés. "Es una tragedia doble", dice Francesca Moneti, de esta organización de la ONU dedicada a la infancia. "Las chicas tienen que hacer frente a violencia y maltratos, entre ellos abusos sexuales, y no tienen recursos para protegerse". De acuerdo con el Fondo de Población de Naciones Unidas, dos de cada cinco niñas menores de 18 años contraen matrimonio en África central u occidental. El triste récord mundial se sitúa en Níger, donde las niñas esposas son el 75%, seguido de Chad (72%) y Guinea (63%).Como sucede en la mayoría de países de la región, las autoridades de Camerún hacen muy poco para proteger a estas menores: la ley dice que el matrimonio no está permitido hasta a partir de los 15 años para las niñas y los 18 para los niños. Y aunque también establece que debe prevalecer el consentimiento de los futuros cónyuges, la realidad es que pocas veces se aplica la norma. Marie Therese Abena Ondona, ministra responsable de promover los derechos de la mujer, considera inmoral que las niñas "se vendan como propiedad". Pero pese a sus esfuerzos por instruir a la población, no logró convencer a su propio gobierno de que aumente por ley la edad mínima para el matrimonio.Quizá entre las causas de este problema se encuentre la situación económica en Camerún. Según Naciones Unidas, un tercio de los 22 millones de habitantes del país vive por debajo del umbral de la pobreza. Así, casar a las hijas se convierte para algunas familias en una estrategia para salir adelante. Algo parecido le ocurrió a Ekassis: su tía recibió una buena propina del hombre con la que le obligó a casarse. Tres años más tarde, la joven había tenido ya dos hijos con él y, cuando al poco murió, se encontró sola con un bebé y otros dos niños pequeños. Gracias a una ONG, y tras meses pasando hambre, pudo abrir un pequeño puesto callejero. De poder recuperar su juventud hacía tiempo que se había olvidado. http://entremujeres.clarin.com/genero/Camerun-ninas-violaciones-Unicef-Naciones_Unidas_0_1340266058.html

domingo, 13 de enero de 2013

La tragedia de las niñas robadas de India

Los asesinatos de niñas pequeñas y los abortos de fetos femeninos están bien documentados, pero es poco lo qe niñas pequeñas y los abortos de fetos femeninos están bien documentados, pero es poco lo que se sabe del tráfico de niñas de un lugar a otro del país La muerte de una estudiante que fue violada por varios hombres en un autobús de Nueva Delhi ha provocado un intenso debate sobre la situación de la mujer en la sociedad india. Los asesinatos de niñas pequeñas y los abortos de fetos femeninos están bien documentados, pero es poco lo que se sabe del tráfico de niñas de un lugar a otro del país para compensar la escasez de menores de ese género en determinado sitio.
Rukhsana estaba barriendo el piso cuando la policía irrumpió en su casa.
Sorprendida, se quedó quieta en el medio del cuarto con la escoba en la mano. Los agentes se le echaron encima, gritándole preguntas como: "¿Cuántos años tienes? ¿Cómo has llegado aquí?".
"Catorce", respondió Rukhsana suavemente. "Me secuestraron".
Pero justo en el momento en el que iba a contar su historia, una mujer rompió el círculo de policías que la rodeaban. "¡Miente!", gritó. "Tiene 18, casi 19. Le pagué a sus padres por ella".
Cuando la policía se llevaba a la menor, la mujer les pidió que esperasen un momento. Se acercó a Rukhsana y le sacó los pendientes. "Son míos", dijo.
Del hogar al infierno
El año pasado Rukshana era una niña de 13 años que vivía con sus padres y sus dos hermanos en un pueblo de India, cerca de la frontera con Bangladesh.
"Me encantaba ir a la escuela y jugar con mi hermana pequeña", recuerda.
Su infancia acabó el día en el que, de camino a la escuela, unos desconocidos la obligaron a subirse a un automóvil. "Me mostraron un cuchillo y me dijeron que me cortarían en pedazos si me resistía".
Después de un horrible viaje de tres días en auto, autobús y tren, llegaron a una casa en el estado de Harayana, en el norte del país, donde vendieron a Rukhsana a una familia de cuatro miembros (una madre y sus cuatro hijos). Durante un año entero, Rukhsana no pudo ni salir de la vivienda. Asegura que fue humillada, golpeada y sistemáticamente violada por el mayor de los hijos, que se autoproclamó su "marido".
"Solía decir: 'Yo te compré, así que harás lo que te diga'. Tanto él como su madre me pegaban. Pensé que no volvería a ver a mi familia nunca más. Lloraba todos los días", cuenta Rukhsana.
Miles de desaparecidas
Decenas de miles de niñas desaparecen cada año en India. Se las vende como prostitutas o como esclavas y, cada vez más, como es el caso de Rukhsana, como esposas en los estados del norte del país, donde la relación entre ambos sexos se ha visto reducida por la práctica ilegal, aunque extendida, del aborto de fetos femeninos.
La agencia para la infancia de Naciones Unidas, Unicef, asegura que el problema ha alcanzado "proporciones de genocidio" y que 50 millones de niñas indias han desaparecido por el infanticidio y los abortos. El gobierno no está de acuerdo con estas estimaciones, pero la realidad diaria en lugares como Haryana no deja demasiado lugar a la duda.
"No tenemos suficientes niñas aquí", grita la mujer que compró a Rukhsana mientras intenta convencer a la policía de que no se la lleve.
"Hay muchas niñas de Bengala aquí. Pagué dinero por ella", insiste.
Sin números oficiales
No hay cálculos oficiales del número de mujeres vendidas como esposas en los estados del norte de India, pero activistas creen que el fenómeno va en aumento, alimentado tanto por la demanda del rico norte como por la pobreza reinante en otras partes del país.
"Todas las casas del norte sienten la presión. En todas hay jóvenes que no pueden encontrar mujeres y que se sienten frustrados", dice el activista Rishi Kant, cuya organización Shakti Vahini trabaja junto con la policía para rescatar a las víctimas.En el distrito Pergana Sur 24, en Bengala Occidental, los cinco pueblos visitados por la BBC habían sufrido casos de menores desaparecidos, en su mayoría niñas.Según los últimos datos oficiales, en 2011 hubo 35.000 denuncias de niños desaparecidos en el país, y más de 11.000 de ellos se registraron en Bengala Occidental. Las autoridades estiman que tan solo un 30% de los casos son denunciados. El tráfico humano en esta zona llegó a su punto máximo después de que un mortal ciclón destruyese las cosechas de arroz hace unos cinco años. El granjero local Bimal Singh, como otras miles de personas, perdió todos sus ingresos, así que cuando le ofrecieron a su hija de 16 años un trabajo en Nueva Delhi pensó que era una buena idea. "Se subió a un tren  Me dijo: 'Padre, no te preocupes por mí, volveré con suficiente dinero para que puedas casarme'". Nunca más tuvieron noticias de ella."La policía no nos ha ayudado en nada. Una vez golpearon la puerta del traficante, pero no lo arrestaron. No me tratan bien cuando voy a hablar con ellos, así que ahora tengo miedo de ir", dice Singh.
Una cuestión de dinero
En un barrio marginal de Calcuta conseguimos hablar con un hombre que se dedica a vender niñas. Aunque no quiere dar su nombre, no le importa hablar abiertamente sobre el negocio.
"La demanda crece y por eso he ganado mucho dinero. Ahora tengo tres casas en Nueva Delhi", afirma. "Trato con entre 150 y 200 niñas al año, con una edad de desde 10 y 11 hasta los 16 o 17".
"Yo no voy al terreno, tengo a gente trabajando para mí. A los padres les decimos que les vamos a conseguir trabajos en Nueva Delhi y entonces las llevamos a las agencias de colocación. Lo que les pase a las chicas a partir de ahí no es de mi incumbencia", dice.
El traficante asegura ganar unas 55.000 rupias (unos US$ 1.000) por cada niña. Los políticos locales y la policía aparentemente facilitan la tarea.
"La policía sabe muy bien lo que hacemos. Tengo que decirles cuándo estoy transportando a una niña y los soborno en cada lugar, en Calcuta, en Nueva Delhi, en Haryana. He tenido problemas con las autoridades pero no tengo miedo. Si fuese a la cárcel, tengo dinero suficiente como para pagar mi salida", asegura.
El director de la Unidad de Investigación Criminal a cargo de luchar contra el tráfico en Bengala Occidental, Shankar Chakraborty, describe la corrupción policial como "negligente" y afirma que su unidad está "absolutamente resuelta" a combatir el problema del tráfico.
"Organizamos campamentos de formación y campañas para concienciar. Hemos recibido a muchas niñas también y seguiremos luchando", afirma.
La mera existencia de esta unidad, añade, muestra la resolución del gobierno, y los activistas reconocen que la policía está más pendiente del tema: todas las comisarías de Bengala Occidental tienen en este momento un especialista en tráfico. Pero los casos son numerosos y los recursos escasean. "Simplemente cambiando a la policía no se arreglará el problema. Después de rescatar a una niña, ¿qué hacemos?", se pregunta Rishi Kant, de Shakti Vahini.
"Lo que necesitamos es una rápida rehabilitación. Necesitamos sistemas sociales y judiciales que funcionen". Rishi Kant dice que faltan tribunales de vía rápida, como el que está juzgando a los sospechosos del caso de violación de la joven del autobús, para impedir que los acusados puedan salir en libertad tan fácilmente tras pagar una fianza.
Cambiar actitudesAún más importante, según algunos observadores, es la necesidad de cambiar actitudes.Dos semanas antes del caso de violación en el autobús un grupo de ancianos líderes locales se reunieron en Haryana para discutir lo que consideraban los problemas más importantes a los que se enfrentaban sus comunidades: violaciones, abortos ilegales y leyes matrimoniales.Pero su interpretación sobre el origen de esos problemas muestra la necesidad de un cambio de actitudes.Uno de ellos se refirió a lo que consideró un "alarmante" aumento de los casos de violaciones. Pero añadió: "¿Han visto la sugerente forma en la que las chicas montan en motocicleta? Ya no hay modestia en la forma en la que las mujeres se visten o actúan".Otro hombre habló sobre las raíces de los abortos femeninos. "La sociedad está cada vez más formada y las niñas han empezado a fugarse. Cuando las niñas avergüenzan a sus padres portándose así, ¿quién querría tener una hija?".Rupa, de 25 años, procede de Bihar y fue llevada por traficantes hasta Haryana. La vendieron a un hombre que no pudo encontrar esposa entre las mujeres de su comunidad. La familia la forzó a abortar dos veces hasta que finalmente quedó embarazada de un niño.En India, el ciclo de los abusos continúa. http://www.el-nacional.com/bbc_mundo/tragedia-ninas-robadas-India_0_116389790.html
udiante que fue vio

lunes, 9 de julio de 2012

Sin patria ni derechos, 12 millones viven en un limbo legal


Son los “apátridas”. No tienen ciudadanía por trabas burocráticas o porque sus países ya no existen.El problema cobró vuelo en las noticias con el caso de Cayetana, una beba que nació hace dos meses en la India a partir de un alquiler de vientre. Los padres son una argentina y un español que fueron hasta Nueva Delhi a buscar a su hija. Cuando quisieron inscribirla se encontraron con que los países de nacimiento de los tres tenían reparos legales para otorgar ciudadanía y por lo tanto, sin documentos ni nacionalidad, no podían llevarse a la chiquita de allí. Esta historia  permitió conocer una pequeña parte del drama de los apátridas, personas privadas de derechos, que hoy en el mundo son cerca de 12 millones.Ciudadanos de la ex URSS sometidos a requisitos kafkianos porque ese viejo estado ya no existe más. Mujeres argelinas que renuncian a su nacionalidad para tomar la de su marido iraní y que al separarse la pierden. Naciones que no reconocen la ciudadanía al nacido en su suelo por más que viva allí toda la vida. Otras que no aceptan más a quienes dejaron el país por un largo tiempo. Estas son algunas causas que generan el limbo legal que sufren los apátridas.Como técnicamente no son ciudadanos de ningún país, con frecuencia se les niegan derechos básicos, como recibir atención médica, conseguir un empleo calificado, votar en las elecciones, entrar y salir del territorio o inscribir a sus hijos en las escuelas. Siempre depende de lo estricto que sean los países, pero en algunos casos llegan a sufrir largos períodos de arresto porque no pueden probar quiénes son ni de dónde vienen.La secesión de los países –muchas veces bienvenidas porque saldan problemas ancestrales de razas o etnias obligadas a convivir en una nación– provocan conflictos de ciudadanías en cada uno de los nuevos estados. La antigua Yugoslavia tenía mezclados a croatas, serbios, bosnios, montenegrinos, eslovenos y macedonios. Tras la guerra de los Balcanes en los años ‘90 y la disolución de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, unas 380.000 personas se refugiaron en el resto de Europa y a muchos de ellos no les reconocieron su antigua nacionalidad y por lo tanto se sostuvieron en sus nuevos países dentro de grupos étnicos y sociales marginados.“La disolución de estados como la Unión Soviética, Yugoslavia o Checoslovaquia y la formación de nuevos estados, el traspaso de territorios y el nuevo trazado de fronteras fueron las principales causas de apatridia en las última dos décadas. A menos que nuevas leyes sean redactadas, mucha gente seguirá estando afuera”, explica Mark Manly, el jefe de la Unidad de Apatridia de la Agencia de la ONU para los refugiados, la ACNUR.Zairdjan Borbonarov (59) y su esposa Saiya (59) viven ahora en la provincia de Osh, al sur del Kirguistán, lo que antes del 1991 era una de las repúblicas soviéticas. Ellos llegaron muchos años antes desde Kazajistán, al norte de la frontera y debajo del territorio ruso. Luego de la disolución de la URSS, la pareja quiso volver a su tierra porque en Kirguistán no le otorgaban ningún derecho. Pero en migraciones no les reconocieron sus antiguos pasaportes soviéticos y luego los funcionarios kazajos les informaron que su ciudadanía de origen había sido revocada por los años de ausencia. Ahora intentan conseguir la nacionalidad kirguí, para recibir una pensión y acceso a salud pública.En esta segregación de grupos también se destacan las dramáticas situaciones de los gitanos europeos (los roma), perseguidos por décadas y que continúan como apátridas; los camboyanos que no pueden regresar luego del exilio en Vietnam; los miles de bidoun que se fueron desde Kuwait a Irak o los musulmanes en el norte de Myanmar, que ahora viven en campos de refugiados en Bangladesh.Las convenciones internacionales de Naciones Unidas sobre apatridia se establecieron en 1954 (Protección de los derechos de los apátridas) y 1961 (Prevención y reducción de los casos de apatridia). En toda América sólo cinco Estados adhieren a los dos acuerdos.La Argentina sólo se sumó a la convención del ‘54 y estudia incorporar la segunda, pero es uno de los países de la región en los que los extranjeros tienen menos dificultades para conseguir la ciudadanía. A pesar de eso, todavía se encuentra casos de refugiados que llegaron al país (ver aparte) y que por décadas estuvieron sin nacionalidad o aún hoy no la tienen.http://www.clarin.com/mundo/patria-derechos-millones-viven-legal_0_733726660.html