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viernes, 17 de agosto de 2018

La obesidad infantil no es un juego

Son muchos los adultos que a diario consultan sobre las formas y maneras en que deben transitar la infancia de sus hijos desde su rol de ma-padres. De esas consultas surgen diversos disparadores entre los que se destaca el escaso tiempo que comparten con ellos a diario, la solución que significa simplificar las comidas a través de la compra de alimentos envasados, y como corolario de todo esto, además, expresan la imposición por la cual muchas veces sus hijos terminan decidiendo qué comer , cuándo y dónde.Ahora bien, resumiendo lo anterior podemos decir que todo ese cumulo de acciones que forman parte del cotidiano de muchas familias, da como resultado un cultivo directo para el desarrollo de la obesidad infantil en muchos niños. Este término que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo considera como la principal epidemia del siglo XXI, lo cual no es un hecho menor, al contrario, es un hecho que nos obliga a repensar una multiplicidad de actuaciones en pos de comenzar a controlar y reducir la obesidad infantil.Lo primero que debemos hacer como sociedad es ofrecer información necesaria para lograr una buena salud en nuestros niñxs gracias a una alimentación adecuada, reeducando, proponiendo e integrando a los actores directos con los que los niños conviven a diario, y esos son sus madres y padres, el colegio y el estado, este ultimo como garante principal de la protección del chico frente al avance imparable de la obesidad infantil.Debemos saber que la obesidad y el sobrepeso en la infancia han alcanzado caracteres de epidemia a nivel mundial. Las cifras asustan, en la actualidad hay más de 40 millones de niños con sobrepeso en el mundo, y Argentina no es ajena a esa cifra, ya que encabeza el ranking como primer país de la región con mayor número de obesidad infantil en niños.
¿Por qué ocurre esto? Retomando conceptos de párrafos anteriores, debemos considerar que para muchas familias, que su hijo pequeño esté “gordito” es un logro, una señal de que el mismo está bien, fuerte, y sano. Pero los especialistas en nutrición infantil no opinan igual, es más, opinan lo contrario, atendiendo que lo que importa no es que el niño esté obeso o delgado, sino que lo más importante es que el niño  esté sano. Hay que saber que el problema de la obesidad infantil es un problema social y multifactorial, por consiguiente requiere un enfoque poblacional, multisectorial, multidisciplinar y adaptado a las circunstancias culturales de estos tiempos.
¿Qué debemos hacer los ma-padres entonces? Es importante hacer cambios en la familia. Los ma-padres, por la falta de tiempo, incluso para cocinar, o para evitar enfrentamientos con los niños, terminan cediendo a aus caprichos y deseos. Además hoy, en ningún hogar se planifica un menú que contemple una dieta equilibrada. La elección de los alimentos por parte de los padres para confeccionar una dieta equilibrada y saludable para toda la familia y la realización de actividad física a diario son los factores clave.El estilo de vida que llevan los niños también ha cambiado mucho. La mayoría de las actividades que realizan se concentran en torno a la televisión, los dispositivos móviles y los videojuegos. “Un 75 por % de los niños comen viendo la televisión, y un 70 %  de los padres reconoce no tener el control sobre la alimentación de los hijos”. Hay que evitar que los niños coman viendo la televisión, deben hacerlo disfrutando la comida.Es necesario que los ma-padres generen actividades físicas y recreativas en las que todos los integrantes de la familia puedan hacer juntos, es un paso alentador para contrarestar la obesidad infantil.Para concluir, es importante el compromiso que debemos asumir los adultos y la sociedad en general respecto a la obesidad infantil, principalmente entendiendo que esta es una enfermedad silenciosa, y que como tal avanza a pasos agigantados en todo el mundo. Si no accionamos medidas inmediatas para detener su avance, las repercusiones para la salud de los niñxs estarán muy comprometidas a largo plazo, teniendo como resultado que las generaciones de niños que hoy nacen, vivan menos que sus padres, producto de esta epidemia mundial que es la obesidad infantil.http://rouge.perfil.com/2018-08-13-123273-la-obesidad-infantil-no-es-un-juego/

jueves, 20 de agosto de 2015

Basta de dieta y ejercicios: descubrieron cómo trabaja el gen de la obesidad

Los científicos finalmente averiguaron cómo el gen clave relacionado con la obesidad hace que la gente engorde, un importante descubrimiento que podría abrir la puerta para abordar en una forma totalmente nueva el problema más allá de dietas y ejercicios.
  Desde el 2007, los investigadores saben que un gen llamado FTO está relacionado con la obesidad, pero no sabían cómo y no podían relacionarlo con el apetito u otros factores 
  Ahora experimentos muestran que la versión defectuosa del gen causa que la energía de la comida se almacene en lugar de quemarse. Alteraciones genéticas en ratones y en células humanas en laboratorio indican que esto puede revertirse, lo que ofrece la esperanza de que se pueda desarrollar un medicamento u otro tratamiento para que haga lo mismo en las personas.
  El estudio fue dirigido por científicos en MIT y la Universidad Harvard, y fue publicado en línea ayer por la revista New England Journal of Medicine.

 El descubrimiento desafía la noción de que “cuando la gente engorda era básicamente por decisión propia porque optaban por comer mucho o no hacer ejercicio”, dijo la líder del estudio, Melina Claussnitzer, una especialista en genética del centro médico Beth Israel Deaconess, afiliado a Harvard. “Por primera vez, la genética reveló un mecanismo en la obesidad del que no se sospechaba antes” y ofrece una tercera explicación.
  Expertos independientes elogiaron el descubrimiento. “Es algo muy importante”, dijo Clifford Rosen, científico en Instituto de Investigación del Centro Médico de Maine y coeditor en la publicación médica. “Mucha gente cree que la obesidad epidémica solo trata sobre comer demasiado, pero nuestras células adiposas desempeñan un papel en la forma en que se utiliza la comida”, señaló. Con este descubrimiento, “ahora existe un sendero para fármacos que puedan hacer que esas células adiposas trabajen de una manera distinta”.
  Ya existen en el mercado varios medicamentos contra la obesidad, pero son utilizados generalmente para pérdida de peso a corto plazo y están enfocados en el cerebro y como inhibidores del apetito; no atacan directamente al metabolismo.Los investigadores no saben cuánto tiempo pasará antes de que esté disponible un nuevo fármaco con base en los nuevos hallazgos. Pero es poco probable que sea una pastilla mágica que les permita a las personas comer todo lo que quieran sin subir de peso. Y atacar la grasa podría afectar otras funciones, así que cualquier tratamiento necesitaría de rigurosas pruebas para comprobar su eficacia y seguridad.
  La falla genética no explica todo tipo de obesidades. Se encontró en el 44% de los europeos, pero solo 5% de los negros, así que evidentemente hay otros genes trabajando, y la alimentación y el ejercicio siguen siendo factores importantes.Tener dicha falla genética no significa que uno sea obeso, pero podría estar predispuesto a ello. Las personas con dos copias defectuosas del gen (por parte de padre y madre) pesan, en promedio, 3 kilogramos más que aquellas que no tienen la irregularidad genética. Pero hubo quienes evidentemente son mucho más pesados, e incluso 3 kilos pueden ser la diferencia entre tener o no un peso saludable, dijo  Manolis Kellis, profesor en el MIT.
  El y Claussnitzer buscan una patente relacionada al estudio. Fue realizado con personas en Europa, incluidos Suecia y Noruega, y con fondos del Centro de Investigación Alemana para la Salud Ambiental y demás colaboradores, incluyendo los Institutos Nacionales de la Salud de EEUU.http://www.lacapital.com.ar/politica/Basta-de-dieta-y-ejercicios-descubrieron-como-trabaja-el-gen-de-la-obesidad-20150820-0091.html

miércoles, 6 de febrero de 2013

Cómo bajar de peso: los mitos y verdades sobre las dietas


Si usted era de los que le echaban la culpa de su exceso de peso a esa indomable costumbre de "picar" entre comidas, o a que no era capaz de concentrarse para hacer dieta, o a que se ponía metas inalcanzables... bueno, tal vez tenga que revisar sus creencias.
Un provocativo trabajo científico que acaba de publicarse en el New England Journal of Medicine como "artículo especial" pone en tela de juicio algunas de las nociones más ampliamente aceptadas sobre cómo se baja de peso... no sólo entre el público, sino también entre los médicos y las agencias gubernamentales. "Incluso los investigadores y académicos aceptan ideas sin pruebas objetivas", lanzan los autores, pertenecientes a las universidades de Alabama, Copenhaguen, Pensilvania, Carolina del Sur y Boston.
Los investigadores, liderados por el epidemiólogo David Allison, que alguna vez fue candidato a presidir la Sociedad Norteamericana de Obesidad, identificaron siete mitos (es decir, ideas consideradas verdaderas, aunque existe evidencia que las refuta); cinco nociones que se repiten incansablemente, aunque no se sabe a ciencia cierta si son verdaderas o falsas, y algunas verdades (respaldadas por suficiente evidencia como para considerarlas empíricamente probadas para propósitos prácticos). El trabajo fue realizado con un subsidio de los Institutos Nacionales de Salud de los EE.UU.
La conclusión es que mucho de lo que se difunde en obesidad responde a convicciones que no tienen datos que las respalden.
Verdad o consecuencia
"Es vital poder diferenciar entre conclusiones científicas y creencias que no están probadas", escriben los científicos. Y, aunque subrayan que pueden o no estar de acuerdo en puntos específicos, especialistas locales consultados por LA NACION coinciden.
"En obesidad falta demasiada investigación y se parte de creencias populares -admite la doctora Mónica Katz, coordinadora del posgrado de Nutrición de la Universidad Favaloro-. Y como en la ciencia no hay organismos centralizadores, los caminos son un poco erráticos, cada investigador se dedica a aspectos diferentes que luego es difícil integrar."
"Muchas afirmaciones se basan en deducciones que parten de observar qué sucede en individuos o poblaciones que mantienen un peso saludable -agrega el doctor Silvio Schraier, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición-. Esto no obligatoriamente es cierto a la inversa y no necesariamente sirve para que las personas obesas adelgacen. En otros casos, los estudios son en corto o mediano plazo (de semanas, o de 12a 24 meses) y sus resultados no siempre son sostenibles en el largo plazo."
Para Julio Montero, ex presidente de la Sociedad de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota), se llegó a un punto en que todo lo que tiene que ver con la nutrición adquiere una importancia casi "religiosa".

 
Mitos y verdades sobre las dietas. 

"Nociones que no fueron probadas se establecen como hechos ciertos -explica-. Por ejemplo, que la fibra protege del cáncer colorrectal. Hay trabajos muy serios que no han podido encontrar evidencia que lo sostenga. Nos hemos manejado con creencias que en parte son supersticiones. Esto de que el desayuno protege contra la obesidad puede ser cierto, pero no está demostrado. Siempre se dijo que los ciclos de ganancia y pérdida de peso son perjudiciales, pero eso tampoco se probó."
Allison es un investigador destacado... y discutido, que declara conflictos de interés con la industria alimentaria. Pero los consultados reconocen su valentía al plantear este mapa de situación que puede crear conflictos entre médicos y pacientes, y entre profesores y alumnos.

Promesas que no se cumplen

"Muchos de los consejos sobre nutrición que se difunden son publicidades disfrazadas con falsas promesas -subraya Schraier-. Médicos y funcionarios nos basamos en los datos existentes, perfectibles, insuficientes, pero que siguen el método científico. Los funcionarios de salud pública tienen que difundir pautas muy globales; en cambio, los médicos realizamos tareas asistenciales y aplicamos técnicas y herramientas específicas para los diferentes pacientes. Me parece imprescindible prevenir a la población sobre tratamientos poco probados, que pueden tener riesgos para la salud."
Aunque confiesa que algunas de las conclusiones que figuran en el trabajo le "hicieron ruido", como por ejemplo que la leche materna o el desayuno no son un seguro contra la obesidad, Katz subraya que es saludable sacudirse la aceptación pasiva.
"Me parece peligroso cuestionar cosas que yo como experta quiero que la gente haga -afirma-. Pero como dijo Theodor Adorno, «cada acto crítico es como una botella lanzada al mar para futuros e ignotos destinatarios». Eso es lo valioso de este artículo. En un mundo donde las certezas están en crisis, cualquiera dice lo que quiere. No nos quedemos con el saber popular."
Y concluye Montero: "Este artículo sacude a la opinión médica y a la pública, al alertar sobre el hecho de que las nociones más repetidas no necesariamente son válidas desde el punto de vista científico. La democratización no es aplicable a la ciencia. Es un campanazo de alerta".
Allison y colegas, por su parte, aclaran que esto no es un llamado al nihilismo, sino a despejar la paja del trigo. "Los mitos y prejuicios que analizamos son sólo una muestra -escriben-. (...) Como parte de la comunidad científica, debemos ser abiertos y honestos con el público sobre nuestro conocimiento."

Siete mitos sobre la obesidad

Son los identificados por el trabajo científico
  • 1. Pequeños cambios pueden resultar en descenso de peso a largo plazo
    Las guías nacionales de salud de los Estados Unidos y prestigiosos sitios de Internet afirman que cuando se hacen mínimas modificaciones en el estilo de vida los cambios en el peso se acumulan indefinidamente
  • 2. Es importante ponerse metas sensatas y realistas, porque si no los pacientes se frustran
    Aunque se trata de una hipótesis razonable, datos científicos indican que no habría una asociación negativa entre ponerse metas ambiciosas y bajar de peso. De hecho, varios estudios mostraron que éstas promueven un mayor descenso
  • 3. Es mejor el descenso gradual que el rápido
    Un metaanálisis de pruebas controladas que comparó el descenso rápido de peso con otro más gradual y analizó el resultado a largo plazo mostró que no había una diferencia significativa en los resultados. Aunque no está claro por qué algunas personas pierden peso al comienzo más rápidamente que otras, en algunos casos la recomendación de hacerlo gradualmente podría interferir con el éxito del programa
  • 4. Es importante tener una buena actitud para comenzar una dieta
    Una buena predisposición no predice cuánto peso se perderá ni la adhesión a la dieta. Así lo demostraron cinco estudios en 3900 personas
  • 5. Las clases de educación física tienen un papel importante en la prevención de la obesidad
    Al menos tal como se ofrecen en los EE.UU., no parecen prevenirla ni reducirla en los niños. Tres estudios muestran que aunque se aumentó el número de horas de clase, sus efectos fueron irrelevantes

  • 6. La leche materna es un seguro contra la obesidad
    La OMS afirma que los niños amamantados tienen menos probabilidades de ser obesos. Estudios realizados en 13.000 chicos no aportaron pruebas convincentes con respecto a la obesidad, aunque sí tiene otros importantes beneficios para el bebe y la madre
  • 7. Tener sexo adelgaza
    Al contrario de lo que se piensa, no es así. Se cree que cada vez que se realiza un acto sexual se consumen entre 100 y 300 calorías. Sin embargo, está demostrado que, en promedio, se gastan unas 20 calorías, algo así como tres veces más de lo que invertimos en estar sentados mirando la TV

Creencias no probadas

  • 1. Un buen desayuno protege contra la obesidad
    Se piensa que las personas que no desayunan o que lo hacen mal son más propensas a ser obesas, pero no hay datos que lo desmientan o lo corroboren
  • 2. Comer más frutas y verduras hace adelgazar o ganar menos peso, más allá de qué otros cambios se realicen
    Si bien es cierto que este hábito es saludable y tiene beneficios, si no se introducen otras modificaciones al estilo de vida, se puede engordar o permanecer en el mismo peso
  • 3. Las dietas yo-yo están asociadas con mayor mortalidad
    No hay estudios epidemiológicos que lo demuestren
  • 5. "Picar" entre comidas hace ganar peso
    No hay pruebas clínicas controladas que respalden esta aseveración. Incluso estudios observacionales no lograron aportar pruebas convincentes de que esta conducta aumente el índice de masa corporal

Datos probados sobre la obesidad

Según el estudio que analiza mitos y creencias, éstos serían algunos de los que tienen respaldo de suficiente evidencia científica .
  • Fármacos
    Algunos pueden ayudar a perder peso y a mantenerse. Hasta tanto se descubra cómo alterar el medio ambiente y los comportamientos individuales para prevenir la obesidad, pueden ayudar a ofrecer tratamientos moderadamente efectivos
  • Cirugía
    Para las personas gravemente obesas, la cirugía bariátrica puede conducir al adelgazamiento a largo plazo, y la reducción de la diabetes y la mortalidad
  • Comidas
    Varios estudios indican que los programas de peso que ofrecen comidas bien estructuradas promueven más pérdida de peso, si se los compara con otros basados en los conceptos de variedad, equilibrio y moderación
  • Actividad física
    Más allá del peso y del adelgazamiento, el ejercicio en dosis suficientes ayuda a mantener el peso en el largo plazo y mejora la salud. La actividad física es una forma de mitigar los efectos dañinos de la obesidad, incluso sin pérdida de peso
  • Genes
    Aunque los factores genéticos juegan un rol importante en la obesidad, la herencia no es un destino. Cambios ambientales moderados pueden promover tanta pérdida de peso como los más potentes agentes farmacológicos disponibles. Por Nora Bär | LA NACION
  • http://www.lanacion.com.ar/1552267-como-bajar-de-peso-los-mitos-y-verdades-sobre-las-dietas

martes, 24 de enero de 2012

Trastornos alimenticios y alcohol, mezcla que enferma a las mujeres

En los últimos diez años creció el número de mujeres jóvenes que comen menos para poder beber más, un dato que preocupa porque las consecuencias pueden ser muy serias y en el corto plazo. Un factor agravante es que ellas toman a la par de los varones, cuando tienen una constitución y predisposiciones físicas muy diferentes: “El metabolismo femenino no procesa de la misma manera la bebida, además, las mujeres tienen mayor tendencia a crear dependencia alcohólica y como consecuencia sufrir abusos físicos o sexuales en estado de ebriedad”, puntualizó a DocSalud.com la Dra. Juana Poulisis, autora del libro Los nuevos trastornos alimentarios.
Comer menos para beber más
Un reciente estudio, dirigido por la investigadora Victoria Osborne de la Universidad de Missouri, da cuenta de que la alcohorexia afecta tres veces más a las mujeres, quienes dejan de comer antes de los atracones de alcohol para no subir de peso, pero también para gastar el dinero en tragos o para lograr el estado de embriaguez más rápido. Aunque no hay estudios epidemiológicos en Argentina, el informe para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (2006) estima que un 30% de las mujeres estadounidenses de entre 18 y 24 años se saltean comidas para ingerir más alcohol.
Periodista: ¿Qué prácticas incluye la alcohorexia?
Juana Poulisis: La restricción alimentaria y los atracones de alcohol. Además puede haber prácticas de purga.
P.: ¿Por qué se realizan estas prácticas?
J.P.: La restricción alimentaria se hace para evitar el aumento de peso que genera el atracón con bebidas alcohólicas. Este nuevo trastorno alimentario se asocia con la obsesión por estar flacas y también con que entre los adolescentes está legitimado tomar mucho, por ejemplo en “las previas”. La frase más escuchada en el consultorio es: “No como para que me pegue más el alcohol y así poderme divertir en la noche”. Así, primero está la obsesión por estar delgadas pero, como quieren tomar mucho alcohol para desinhibirse, restringen su alimentación para no engordar.
P.: ¿Cuál es el peligro de confundir calorías con nutrientes?
J.P.: Quienes padecen este trastorno suponen que pueden sustituir las calorías que les aportan los alimentos por las del alcohol. El error más grave y perjudicial para la salud es ignorar que, mientras que la comida brinda calorías y nutrientes, el alcohol solo aporta calorías vacías. Por eso, la alcohorexia provoca un déficit de vitaminas, minerales y nutrientes primarios, generando un estado crónico de cansancio y la propensión a contraer enfermedades.
Riesgos que hay que conocer
P.: ¿Qué peligros enfrenta quien padece este trastorno?
J.P.: La situación de altísimo riesgo de estas pacientes es la combinación de las complicaciones propias de los trastornos alimentarios y de las derivadas del abuso de alcohol. Dentro de las consecuencias de los trastornos alimentarios se encuentran la disminución del potasio, las alteraciones en el electrocardiograma, el adelgazamiento de la musculatura cardíaca, mareos, baja presión, anemia, osteopenia y osteoporosis, esterilidad y depresión. Por otro lado, el abuso de alcohol genera que la persona no tenga hambre o se olvide de comer, con el consiguiente déficit nutritivo. Además, las mujeres alcoholizadas están más expuestas a sufrir abusos sexuales, caídas y traumatismos, accidentes de tránsito, a verse envueltas en episodios de violencia y a tener embarazos no deseados. También corren más riesgo en la transmisión de enfermedades venéreas. Otras complicaciones serias son las enfermedades hepáticas, el paro cardíaco y el coma alcohólico irreversible, que puede ocasionar la muerte.
P.: ¿Cuáles son los riesgos específicos de la alcohorexia?
J.P.: El exceso de alcohol junto a la ausencia de comidas funciona como un cóctel explosivo. Quien asocia conductas de ayuno, bajo peso, purgas y atracones de alcohol, aumenta los riesgos propios de los trastornos alimentarios y del consumo de alcohol.
Atracón de alcohol
P.: ¿Qué es un atracón de alcohol y qué daños provoca?
J.P.: Es la ingesta de grandes cantidades de alcohol en un corto período de tiempo, entre una y dos horas aproximadamente. Suele realizarse durante las salidas nocturnas y su característica fundamental es que se bebe de manera compulsiva y rápida. Hay que recordar que el atracón, ya sea de comida o de alcohol, es una conducta impulsiva. Específicamente, tomar alcohol en forma de atracón causa intoxicaciones más graves, se altera el ritmo cardíaco y puede generar tolerancia y dependencia. Además, provoca daños cerebrales más serios y afecta al sistema nervioso de distintos modos: interfiere en el desarrollo del cerebro, afecta la memoria, el aprendizaje y la capacidad de planear tareas.
P.: ¿Por qué es tan importante comer antes de beber alcohol?
J.P.: Hay que recordar que la comida funciona como un amortiguador que hace más lenta la absorción del alcohol previniendo la intoxicación aguda. El primer trago después de no haber comido nada en todo el día se absorbe en 15 minutos al 100%. La absorción en ayunas es casi inmediata, por eso el riesgo de coma alcohólico es mucho más factible.
P.: ¿Cuál es la diferencia entre alcoholismo y alcohorexia?
J.P.: Mientras que el alcoholismo implica una dependencia de la sustancia, en la alcohorexia hablamos de un abuso: hay que recordar que si bien las pacientes no muestran síntomas de abstinencia en los primeros tiempos, cuando el abuso de bebidas alcohólicas se realiza con mayor asiduidad y en dosis mayores, es probable que se desarrolle la adicción, por eso es tan importante el diagnóstico precoz.
Detección y tratamientos
P.: ¿Cuáles son las señales que no debemos dejar pasar en otros y nosotros mismos?
J.P.: Hay cuatro preguntas orientativas que son clave: ¿Me restrinjo en mi plan alimentario pero cuando se trata de beber no me limito? ¿Suelo beber en grandes cantidades y en forma veloz para que me haga más efecto? ¿Trato de comer menos durante el día si planeo tomar alcohol? ¿Pienso en vomitar para no engordar cuando tome alcohol? Estas preguntas también sirven al entorno ya que quien sufre alcohorexia suele ser el último en aceptarlo y son los padres, la red familiar y los amigos los primeros en hacer el diagnóstico. Por eso es tan importante que sepan detectar las señales y actuar a tiempo. En el caso de las adolescentes, hay que observar su comportamiento los días que salen, ver cómo se alimentan durante ese día, prestar atención que no salteen comidas y tratar de comer en familia.
P.: ¿Cómo se trata la alcohorexia?
J.P.: El tratamiento debe ser multidisciplinario y dual, que cuente con un grupo de personas especializadas en trastornos alimentarios y en abuso de sustancias. También tiene que haber orientación nutricional (individual y familiar) para evitar la restricción alimentaria de manera paulatina. Siempre hay que recordar que es un problema familiar, por lo que hay que trabajar con la paciente y con la familia, para incluir todos los alimentos y evitar los circuitos de restricción y purga. Según el caso, debe evaluarse el peso de la paciente para determinar su internación o el trabajo en un hospital de día. Del mismo modo hay que evaluar el riesgo clínico.
P.: ¿Qué debe incluir el tratamiento?
J.P.: Un nutricionista, un psiquiatra, terapia familiar, grupos de psicoeducación y, en algunos casos, psicofarmacología.
P.: ¿En qué consiste la psicoeducación?
J.P.: En estos grupos se les enseña qué generan sus prácticas, cómo funcionan estos circuitos de restricción-purga, cómo cortarlos, cómo modular las emociones con prácticas más saludables. También se las psicoeduca en la forma de pensar, ya que en general tienen una forma de pensar muy negativa. Para ello se desarrolla una terapia cognitivo-conductual para mejorar su autoestima, su pensar sobre sí y sobre los otros.
Entrevista de Ana Paula Cordero


miércoles, 26 de octubre de 2011

FABRICARAN CON MENOS SAL LOS ALIMENTOS

Tres gramos. Lo que cabe en un sobre y medio de sal. Eso es lo que se necesita para salvar seis mil vidas por año. Parece muy poca cosa pero erradicar ese puñado letal de la mesa de los argentinos llevó un año y medio de negociaciones y hoy, Gobierno y productores firmarán un acuerdo para eliminar poco a poco la sal que consumimos cada día.
En la Argentina, siete millones de personas sufren de hipertensión. Y el problema es que los argentinos comemos salado, muy salado: el promedio de sal que consume cada uno es de 12 gramos por día. Exactamente siete gramos más de los cinco que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Por eso, después de un año y medio, los fabricantes y el Ejecutivo lograron ponerse de acuerdo y hoy firmarán un acuerdo para intentar reducir la cantidad de sal y de sodio que se utiliza en la elaboración de los alimentos industrializados.
Sebastián Laspiur, director de Promoción de Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud, aclara: la medida afectará a todos pero nadie la sentirá porque la reducción será gradual y ni siquiera el paladar más sofisticado podrá darse cuenta de que le sacaron algunos gramos de sal. “Con este acuerdo – señala Laspiur – tenemos un beneficio global para toda la población, inclusive para los chicos. Esto excede a los hipertensos porque ingerir todos los días 12 gramos de sal no es gratuito para nadie”.
El acuerdo será firmado por los ministros de Salud, Juan Manzur, y de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, junto con Daniel Funes, de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL). Y abarcará a las principales productoras de alimentos del país.La medida tiene pocos antecedentes en el mundo. Apenas el Reino Unido y Finlandia lograron acuerdos globales. El objetivo es bajar en forma paulatina y progresiva el consumo de sal y abarcará a cuatro grupos de alimentos: carnes y derivados – fiambres y hamburguesas –, harinas – galletitas, snacks –, lácteos, y por último las conservas, sopas, y aderezos.
Las reducciones irán desde cinco por ciento al 18 por ciento. Y las cantidades se irán ajustando cada dos años, de manera que nadie se enterará de que hay menos sal en el plato. La idea del Ministerio de Salud es llegar a 2020 con un consumo promedio de cinco gramos, tal cual la meta fijada por la OMS. Además de las seis mil muertes anuales, la hipertensión provoca 60 mil eventos cardiovasculares y ataques cerebrovasculares y la sal tiene una relación directa. “Toda la familia debe disminuir el consumo de sodio, restringir al máximo el uso del salero y buscar alternativas de bajo sodio”, sostiene el cardiólogo Rodolfo La Greca.
De acuerdo a un estudio hecho por el Ministerio de Salud, el 25 por ciento de las personas agrega sal a la comida sin siquiera haberla probado. Por eso, los especialistas recomiendan no llevar el salero a la mesa y salar la comida después de cocinarla.
Pero sacar el salero no es suficiente: el 60 por ciento de la sal que consumimos ya viene con los alimentos. Es lo que se denomina “sal oculta”.“Es un plan ambicioso – sostiene Laspiur –, pero factible. Creemos que de esta manera la curva de hipertensión se va iniciar en niveles más saludables”. El año pasado, el Ministerio ya había lanzado el programa “Menos Sal, Más Vida” que incluyó un acuerdo con las panaderías artesanales.http://www.clarin.com/sociedad/salud/Fabricaran-sal-mayoria-alimentos_0_579542201.html

jueves, 25 de noviembre de 2010

Calculan que el 9% de los varones jóvenes tienen patologías alimentarias


Alrededor del 9% de los adolescentes varones sufren patologías alimentarias, según lo reveló un informe detallado por la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA). De acuerdo con la entidad, estas son "las únicas cifras existentes en el país" en relación a esta problemática.
ALUBA advirtió que los números difundidos se traducen en un crecimiento del 350% respecto del último decenio, según su relevamiento de algo más de 100.000 casos. En ese sentido, el trabajo puntualizó que en el año 2000 se registró un nivel de patologías del 2% en el total de adolescentes varones encuestados, en tanto en el último informe el índice llega a un 9%..
En ese mismo año, de acuerdo al trabajo, se detectó un 12% de la población encuestada con desordenes alimentarios, en tanto que en el estudio más reciente este guarismo alcanza el 21%.Asimismo, la entidad que lucha contra la bulimia y la anorexia reveló que los trastornos tienen mayor incidencia en la adolescencia aunque la edad de comienzo es cada vez más temprana. En relación al tema, el organismo puntualizó que “si la enfermedad se cronifica puede acompañar al individuo toda la vida".Por otra parte, ALUBA manifestó que en el estudio realizado se detectó que la presencia en la familia de patologías del espectro bipolar, es la más frecuente entre las jóvenes que presentaron desordenes alimentarios.
Estos trastornos “son síndromes incompletos denominados ´etnos´, a los que les falta algún síntoma para ser considerados como alguna de las patologías que nos ocupan: anorexia nerviosa y bulimia", explicó el organismo.
Existen otras patologías alimentarias, que si bien son tratadas por ALUBA, no son diagnosticadas por la encuesta. Entre ellas se ubican ortorexia, vigorexia y enfermedad por atracón.
http://www.docsalud.com/articulo/1510/calculan-que-el-9-de-los-varones-jóvenes-tienen-patologías-alimentarias