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lunes, 15 de abril de 2019

“Ma, no quiero comer más animales”: el desafío de médicos y padres con los chicos vegetarianos

Yo te respondo para la nota, pero en nombre mío. No puedo hablar por la institución”. La frase fue dicha por algunos interlocutores de la salud para este informe sobre vegetarianismo en chicos. O más bien, intento de informe, porque no existen datos duros sino unas tibias estadísticas. Y como si el tema fuera una papa caliente, algunos médicos (previo “Te lo digo, pero no es para que lo pongas en la nota”) oscilaron entre a) relatar los casos de chicos con déficits nutricionales severos, culpa de seguir “malamente” dietas sin productos de origen animal, y b) admitir que estas dietas pueden traer importantes beneficios para la salud. Nadie quiere ser malinterpretado ni mostrarse extremista. Los grises son muchos. Los límites, finitos.Todo comienza más o menos así: “Che, ma, no quiero comer más carne”. Algunos lo decidieron a los 5 años, otros a los 8. Otros, pasados los 10 años o en plena adolescencia. ¿Es un efecto de los tiempos eco-friendly, o sea, por la mayor concientización del cuidado ambiental? ¿Y qué hacen los médicos frente a esto?Antes de seguir, una aclaración. Los testimonios recabados vinieron de adultos que aceptaron el deseo del chique aunque ellos mismos no eran vegetarianos o veganos (es decir, el vegetarianismo más extremo, que además de carne no acepta lácteos o huevo). Le pasó a Julio con su hija Martina, de 11 años, que un día vino con eso de que, en adelante, sólo comería pescado de las proteínas animales. Le pasó a Ana, mamá de Miguel, quien a los 7 años, tras presenciar con el estómago revuelto un colectivo de medias reses colgando de un camión frigorífico (“¿Son humanos, ma?”), le informó que no comería más animales. Le pasó a Daniela. “¡Encima soy pediatra!”, contó. Su hijo Camilo, luego de ver un pez muerto en la playa, se sumó al conjunto de chicos vegetarianos. Tenía 5 años.A estas familias se les impuso un recorrido similar: consultar al pediatra, que derivó a un nutricionista, quien su vez indicó qué comer y cómo. Por fin, la revolución doméstico-culinaria para convertir milanesas, albóndigas y churrascos en formatos alternativos a base de porotos, lentejas, mijo, quinoa, trigo y así.La sensación de que más chicos eligen ser vegetarianos y que sus padres les habilitan la decisión no tiene sustento estadístico. Pero está en el aire y los médicos comparten el diagnóstico.Por ejemplo, Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI): “No tenemos cifras en Argentina. Algunas de Estados Unidos y la Unión Europea indican que del 1% al 2% de la población sería vegetariana. Es una tendencia en crecimiento”.Otra experta, Patricia Jáuregui, pediatra especialista en nutrición, prosecretaria del Comité de Deporte de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y miembro del grupo pediátrico de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), señaló que la proporción internacional es 5% de población vegetariana y 1% de vegana: "Bueno... es lo que declaran. 
Ahora Camilo tiene 11 años, pero la decisión de hacerse vegetariano la tomó a los 5. (Martín Bonetto)
Hay que ver si cumplen la dieta”.Adriana Roussos, miembro de la SAP y especialista en nutrición del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, se sumó y dio su visión (por fuera de las instituciones donde trabaja, remarcó): “Desconozco las cifras, pero sí afirmo que en un cierto sector hay cada vez más consultas y a menor edad".Crece la tendencia, OK. Pero, ¿es lo mismo ser vegetariano que no serlo? “No, no es igual. El seguimiento clínico del paciente pediátrico tiene que ser mucho más cercano que en los otros casos”, afirmó, con dureza, Carmuega.Roussos opinó igual: “Yo acompaño a estos pacientes siempre y cuando entiendan que tienen que someterse a controles clínicos y de laboratorio, y que puede ser necesario suplementar algunos nutrientes, sobre todo en la etapa de crecimiento. En casos muy extremos, cuando no aceptan la suplementación, lamentablemente no los puedo acompañar”.Y si el paciente fuera obediente y siguiera la dieta según la indicación médica, ¿entonces sería lo mismo? “Entonces sí. Bien manejada la alimentación y suplementación, a nivel salud podría ser lo mismo ser vegetariano que no serlo”, admitió Carmuega.El tema, sin embargo, parece tabú. Desde la cartera de Salud de Nación confirmaron a Clarín que no hay guías alimentarias enfocadas en estos casos. Se entiende: el drama nacional de la desnutrición está siendo penosamente desplazado por la "malnutrición", cualidad que puso a la Argentina en el peor puesto regional, con uno de cada seis chicos sufriendo obesidad o sobrepeso.
Y aunque en la SAP estén elaborando un documento institucional sobre vegetarianismo (aseguró una fuente del sector), los organismos consultados evitaron expedirse formalmente. Nadie quiere mostrarse antipático ante una tendencia que crece y se vincula, en el buen sentido, a una impronta naturista y saludable. Tampoco hablar del vegetarianismo en términos de "el bien y el mal". Por ahora, un poco incómodos, los médicos toman recaudos para no exponer la salud infantil.Ojo, a veces los incómodos son los chicos, según contó otra mamá: “Sofía estaba en quinto grado cuando en una parrilla dijo ‘Pobre vaquita’, y nunca más comió carne. A nosotros no nos gustó, pero esa firmeza que impuso nos pareció parte de su carácter".Y siguió la madre: "De eso pasaron cinco años. Hace poco se pidió una tortilla de papas en el colegio, pero le vino con pedacitos de jamón. Entonces me contó: ‘Le dije a la señora del bar que era judía ortodoxa. Si le decía que soy vegetariana no me llevaba el apunte’”.Patricia Jáuregui contó que “los pacientes llegan con esta inquietud. El problema es que muchos pediatras tratan de convencerlos de que no hagan estas dietas, lo que tiene un efecto contraproducente porque la gente simplemente se retira del consultorio".Según la médica, "es posible lograr una alimentación completa, bueno… no completa porque no tiene las proteínas de origen animal, pero sí equilibrada y saludable. Hay que trabajar mucho con la familia y mucho en la cocina para que la alimentación, sobre todo la vegana, sea adecuada a un niño que está creciendo”.Sería un error plantear equivalencias para reemplazar comidas puntuales, coincidieron los expertos. Las variables en juego son muchas: la edad de la persona, su estado de salud, capacidad de absorción de nutrientes... El nutricionista, en cambio, diseñará un plan personalizado, con vegetales y frutas, legumbres con distintos tratamientos y grado de cocción, y huevos y lácteos (si la persona no es vegana).La clave de una buena nutrición sin productos de origen animal -explicó Jáuregui- está tanto en el "qué" como en las combinaciones, que ayudan a la absorción de los nutrientes. "Lo complicado es no caer en el vegetarianismo de pizza o pasta --dice el papá de Martina, la nena que sólo quiere comer pescado--. Al principio fue complicado porque cuando querés resolver rápido, tipo tirar una pechuga de pollo o churrasco en la plancha, no es un plan de comida para ella. Pero más o menos nos arreglamos con las hamburguesas de lentejas y en lugar de milanesa, compro filet. Y si hago asado, ponemos unas verduras en la parrilla". Carmuega insistió en recordar que "el ser humano nace como animal no vegetariano. El primer alimento que ingiere es leche de un mamífero. Los beneficios de la lactancia para el niño y la madre son indiscutidos". Sin embargo, relativizó, "pasados los dos años de lactancia materna, las decisiones personales pueden comenzar a influir en el estilo de la alimentación”.Jáuregui atiende lactantes cuyos padres decidieron no administrarles leche de vaca: “Opto por informar y acompañar al paciente, y que me sigan trayendo el bebé para ver si crece bien. Ahora, si los padres no cumplen las pautas, les informo que no soy la profesional que necesitan”. Porque, dijo, “una leche de almendrascasera no tiene vitaminas adicionadas, y aunque para un adulto pueda funcionar, no reemplaza la leche materna ni las fórmulas pensadas científicamente para un bebé menor de dos años”.El déficit nutricional es un riesgo que hay que aprender a dominar. Puede haber falta de “nutrientes críticos como el hierro, la vitamina B12, que es de origen animal y si no se consume debe ser suplementada; también zinc vitamina D, que tiene que ver con la exposición al sol, pero también está en algunos alimentos lácteos. Si esto se controla y suplementa bien, no debería haber riesgo”, detalló Roussos.Los médicos coincidieron en que, si bien son situaciones aisladas y extremas, cada tanto presencian internaciones por deterioro o daño neurológico, o también, convulsiones por falta de vitamina B12. O por madres vegetarianas o veganas que no suplementaron en los embarazos y perdieron sus depósitos.
Roussos apuntó al eterno problema del etiquetado nutricional impreciso: “Por ejemplo, el calcio. En otros países no hace falta suplementarlo porque hay alimentos fortificados que hacen fácil cubrirlo si no se consume leche. Pero en nuestro país no hay muchos alimentos fortificados, o sus etiquetados no son claros como para cuantificar si cumplen los requerimientos”.Sobre los "a favor" del vegetarianismo, también hubo coincidencias entre los expertos. Según Roussos, “tienen menores tasas de obesidaddiabetes,
 enfermedades cardiovasculares, incluso se ve una reducción de algunos cánceresHay claros beneficios, pero no se pueden obviar los riesgos". “Es complejo. Yo no puedo obligar a alguien que le da asco la carne a que la coma”, matizó la experta. ¿Y lo padres sí pueden? ¿O por qué deberían darle un lugar al “Che, má...”?Carmuega lo resumió: “Es un marco normativo que seguimos: el respeto de la ‘autonomía progresiva del niño’. El pediatra acompaña las decisiones que de manera autónoma y progresivamente deciden ellos, los chicos”.https://www.clarin.com/sociedad/ma-quiero-comer-animales-desafio-medicos-padres-chicos-vegetarianos_0_ebpGf1zd_.html


miércoles, 11 de julio de 2018

Menú semanal para deportistas: qué comer para estar en forma

Lunes

Desayuno. 1 tostada de pan integral + queso crema vegano o descremado y mermelada sin azúcar + 1 omelette de 1 huevo y 1 clara. Almuerzo. Wok de verduras salteadas con quínoa y pollo en cubitos.Merienda. Banana bread vegano*.Cena. Filet de pescado grillado con verduras salteadas + 1 cucharada de mix de semillas.

Martes

Desayuno. 1 panqueque hecho con 1 huevo, 3 cucharadas de avena y 1 o 2 sobres de endulzante. Acompañar con fruta picada por arriba.Almuerzo. Tarta de calabaza y espinaca con masa integral + ensalada.Merienda. 1 tostado de pan integral con 1 huevo duro, tomate en rodajas y 1 porción de queso port salut light.Cena. Ensalada tibia de pollo con verdes y zucchinis, morrones y cebollas al horno + 1 cucharada de aceite de oliva para el dressing.

Miércoles

Desayuno. 1 yogur con 1/2 taza de granola sin azúcar y un puñado de frutas frescas en cubitos.Almuerzo. Tortilla de espinacas con papas al horno.Merienda. Banana bread vegano con un poco de queso crema endulzado y canela.Cena. Tortilla de zucchini y zanahoria con tofu a la mostaza y ensalada.

Jueves

Desayuno. Licuado de 1 banana + 1 cucharadita de chía + 1 cucharada de mantequilla de maní + 2/3 de taza de leche de almendras + endulzante a gusto + hielo.Almuerzo. Ensalada de atún: 2 puñados de fideos integrales tibios + 2/3 de lata de atún + tomate en cubitos + orégano + 1 cucharada de queso rallado.Merienda. Brownie raw*.Cena. Peceto al horno con puré de espinaca y arvejas.

Viernes

Desayuno. Minipancakes*.Almuerzo. Milanesa al horno con ensalada de papa y huevo + verdes.Merienda. Banana bread vegano*.Cena. Noche de pizzas integrales con vegetales y queso magro.

Sábado

Desayuno. 1 tostada de pan integral con 1/3 de palta pisada con sal y limón + 1 huevo poché por arriba.Almuerzo. Asado con ensalada.Merienda. Bol con mix de frutas, yogur descremado y un puñado de mix de frutos secos.Cena. Salmón grillé con puré de calabaza.

Domingo

Desayuno. 1 tostada de pan integral con queso crema descremado y 1 huevo + 2 claras revueltas.Almuerzo. Plato chico de pastas integrales con salsa de tomate natural y albahaca.Merienda. Pudding de ricota magra y dulce de leche sin azúcar.Cena. Sopa de brócoli y espinaca con un poco de queso feta.https://www.lanacion.com.ar/2151777-menu-semanal-para-deportistas-que-comer-para-estar-en-forma

jueves, 15 de marzo de 2018

El poder de las legumbres: los beneficios de las más potentes cápsulas de nutrición

De la familia de los granos secos y presentes en la alimentación desde la época de los romanos, las legumbres son pequeñas cápsulas de potente nutrición y recomendadas para una alacena saludable.
Especialmente porque, al combinarlas con cereales o semillas, brindan las proteínas y los aminoácidos esenciales que están presentes en la carne. Con lo cual, resultan un caballito de batalla en las dietas vegetarianas o veganas o para quienes buscan reducir el consumo de alimentos de origen animal.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Nutrición (FAO), se trata de uno de los súper alimentos del futuro para tratar casos de enfermedades metabólicas como diabetes, obesidad, desnutrición y darle batalla al problema global del hambre crónico y de los malos hábitos alimenticios. Poseen hidratos de carbono complejos, almidones de absorción lenta con bajo índice glucémico que resultan ideales en casos de diabetes o resistencia a la insulina.
- Son altas en fibras.
- Tienen gran cantidad de antioxidantes, minerales - como hierro y calcio, fósforo y magnesio- y vitaminas del grupo B.Cuentan con baja cantidad de grasas.
Combinadas con cereales o semillas, reemplazar la carne.
Los beneficios de su consumo regular
- Contribuyen a mejorar la salud cardiovascular.
- Refuerzan el sistema inmunológico y el sistema nervioso.
- Ayudan a prevenir la constipación.
- Al no contener gluten, son una excelente alternativa para las personas celíacas. En este caso, se recomienda comprar opciones envasadas que tengan el logo "sin TACC", ya que en los alimentos sueltos puede haber contaminación cruzada.
- Al poseer abundante cantidad de fibra, brindan mucha saciedad, ayudan a controlar el apetito, estimulan el tránsito intestinal y la evacuación.
Las variedades
Aunque en nuestro país las legumbres más consumidas son las lentejas, hay más opciones. Acá, las más frecuentes.
- Porotos alubias blancas. Suaves y cremosos, son de fácil digestión y muy bien tolerados en personas con dispepsia. Las virtudes: tienen alto contenido en hierro y calcio y aportan vitaminas del grupo B, convirtiéndolas en un alimento ideal en casos de anemia. Pueden consumirse en forma de pastita, con aceite de oliva, ajo y sal marina.
- Porotos negro. Más pequeño y de cáscara muy dura, es la base de la típica feijoada brasileña. Posee una alta proporción en hierro. El punto para tener en cuenta es que requieren mucho tiempo de remojo y cocción para ablandar su piel. Porotos aduki. De la familia de los porotos colorados, son utilizados desde hace muchos años en la cocina oriental y naturista, tanto en platos salados -guisos y ensaladas- como postres. Las ventajas: ayudan a eliminar toxinas y por su alto contenido en minerales, estimulan la producción de leche materna.
- Garbanzos. Originarios del Mediterráneo, Oriente e India, están presentes en varios platos clásicos, como los falafel, el humus o la faina. Favorecen la salud cardiovascular y contribuyen a prevenir problemas articulares. Luego de cocinarlos, se recomienda sacarles la cascara ya que es bastante indigesta. También se consiguen en forma de harinas.
- Lentejas. Base de la alimentación egipcia, es una planta muy cultivada y una de las más consumida y aceptadas. Hay dos variedades, el lentejón más grande y otro pequeño en distintos colores. Su consumo aporta alta cantidad de proteínas, hierro y magnesio y las más convencionales poseen una textura y color similar a la de la carne.Lentejas turcas. Pequeñas y anaranjadas, no necesitan remojo previo y se cocinan muy rápido. Además, al tener una cascara muy fina, su digestión es más suave. Son ideales para preparar sopas, cremas o purés.
- Porotos Cranberry. Rojos con manchitas blancas y alta cantidad de proteínas, Argentina es productor de esta variedad de gran demanda en países europeos. Un tip: son muy bajos en sodio por lo que se recomienda en casos de hipertensión.
- Soja. Se trata de un poroto pequeño y muy duro, de la familia de las legumbres. Se recomienda consumir aquellos de origen orgánico u agroecológico. En lugares naturistas, se consigue en forma de tofu, salsa y porotos. Posee todos los aminoácidos esenciales pero su digestión es bastante lenta. Siempre conviene prestar atención a los paquetes, ya que invadió el mercado de los alimentos ultra procesados.Enjuagarlas bien y colocarlas en un bol en remojo durante 8 a 12 horas. Este proceso de activación libera anti nutrientes (fitatos y lecitinas que barren y dificultan la absorción de minerales), mejoran la digestión y ablandan sus fibras más duras.
- Luego de este tiempo, se tira el agua de remojo y se lleva a hervor hasta que estén listas.
- Una vez cocidas se pueden usar en ensaladas, hamburguesas, croquetas, guisos, pastitas, hummus, crocantes al horno, rellenos, budines o muffins.
Algunos consejos
- Para mejorar aún más la digestión, evitar los gases y la inflamación intestinal tan típicos de la ingesta de estos alimentos cuando uno no está acostumbrado a tanta fibra, se recomienda agregar en el agua de remojo y cocción un trozo de alga kombu o condimentos como laurel, romero, tomillo, semillas de anís o hinojo.
- Una buena idea es acostumbrarse a cocinar de más y guardar el resto en la heladera o el freezer en porciones. Con vegetales de colores, se armará un plato completo.
- Otra opción es consumir las legumbres germinadas. Se pueden hacer en casa y sumar a ensaladas, sopas, salteados y revueltos. Lo ideal es no cocinar estos brotes para mantener sus nutrientes. O también, fermentadas, como en la salsa de soja.https://www.clarin.com/entremujeres/bienestar/poder-legumbres-beneficios-potentes-capsulas-nutricion_0_HkIfuQ4Kz.html

martes, 6 de febrero de 2018

Qué es el "teetotalism", la moda sana que no para de ganar a adeptos

No fumas: eres un afortunado. Has levantado el pie del acelerador: te mereces un premio por ser un conductor responsable. Optas por ser vegetariana o vegano: enhorabuena, porque velas por tu salud. No tomas ni una gota de alcohol: eres un bicho raro. En una sociedad cada día más volcada al culto por el cuerpo, la alimentación saludable o el civismo, los abstemios por voluntad propia siguen siendo unos incomprendidos para la mayoría.Y lo más pesado, por repetitivo, para esas personas que no prueban ni una gota de alcohol –sin que pesen en esa decisión motivos médicos, religiosos o de creencias– es dar continuamente explicaciones del por qué de esa opción. Algo que ya no pasa, por citar sólo unos ejemplos, con los que reniegan de la carne, aquellas personas que no fuman o las que han retirado de su dieta los productos lácteos.Planteada esta comparación, no extraña que los abstemios por voluntad propia pidan hoy, como nunca, que les dejen tranquilos. Dicen estar hartos de tener que justificarse cada vez que entran en un bar y piden un refresco, cuando rechazan el alcohol en una reunión de amigos o cuando sólo beben agua en un encuentro familiar.Ser abstemio es hoy una tendencia que no para de ganar adeptos. Tiene hasta nombre: teetotalism. Y el éxito que está cosechando esta opción, consideran expertos en salud, no debería de extrañar en una sociedad cada día más obsesionada con lo saludable, que ha eliminado de la dieta diaria productos consumidos desde siempre, como las grasas saturadas, el azúcar, la sal, los lácteos o la carne. Era cuestión de tiempo que el alcohol se sumara a esa lista.Los teetotalers o teetotals pisan fuerte en Estados Unidos. En ese país no paran de aparecer personas que manifiestan públicamente y con orgullo haberse sumado a esta tendencia.Es como una salida del armario, pero con los licores. El término elegido para referirse a estos abstemios de la era moderna fue acuñado a principios del siglo pasado por Joseph Livesey, de la Preston Temperance Society, una organización fundada en 1936 con un único propósito: acabar con el daño social causado por el monopolio del alcohol. La tendencia también ya se ve en Europa.Los teetotals del siglo XXI no parecen buscar, sin embargo, otra cruzada global contra el alcohol. Su decisión es una opción personal y particular que aseguran tiene muchos beneficios para su salud física y mental. Y aquí no vale defender que un par de copas de vino puede ser incluso beneficioso o que una cerveza no hace daño a nadie. El que apuesta por ser abstemio lo hace con todas las consecuencias. Ni una gota de licor. El premio: un aspecto estupendo, adiós a las resacas, ningún mensaje de WhatsApp por el que lamentarse enviado a altas horas de la madrugada, no más lagunas de memoria y muchas mañanas, después de una noche de fiesta, aprovechadas al máximo.En ese grupo de abstemios convencidos se cuentan personajes que van desde Donald Trump o George Bush, hasta la Reina Letizia o Kim Kardashian, pasando por las consideradas gurús de esta tendencia nacida en EE.UU., Jennifer López y Jared Leto. Las dos últimas hace ya años que defienden públicamente los beneficios que tiene en la salud y estética ser abstemio. Natalie Portman, Katy Perry, Tyra Banks, David Beckham o Gwyneth Paltrow son otros de los personajes conocidos a los que nunca se ve con una copa de licor en la mano. A esa lista de teetotals se han sumado también en los últimos tiempos otros personajes que han llegado a ese estadio por otros caminos. Son personas que han renunciado al alcohol después de haber pagado caras facturas por un consumo excesivo, como el cantante de Depeche Mode, Dave Gahan, Rob Lowe, Ben Afflek, Colin Farrell o Gerald Butler.Todos estos personajes abstemios por convicción coinciden, al hablar del tema, en lo difícil que resulta muchas veces –en una sociedad con tanto bebedor social– mantener esa opción.
Qué es el "teetotalism", la moda sana que no para de ganar a adeptos
La mayoría de negocios o tratos siguen cerrándose en cenas y comidas, con copas en la mesa y son aún muchos los que no conciben encuentros entre amigos, reuniones de trabajo o citas familiares señaladas sin alcohol.La mayoría de locales nocturnos despliegan además, se quejan los abstemios, muy poca imaginación para ofrecer copas sin licor con el mismo aspecto a las que sí lo incluyen. Sólo se salvarían las coctelerías, que poco a poco van introduciendo en sus cartas combinados pensados para el abstemio. Con la misma vistosidad, esmero en su preparación y calidad que los cócteles que llevan alcohol. Y eso no deja de ser un alivio para los teetotals, pues se ahorran muchas explicaciones cuando las personas que les rodean no detectan si ingieren o no alcohol.
Los locales que sirven cócteles han sido los primeros en advertir que hay negocio entre el público abstemio. Aunque al principio, cuando esta tendencia era menos conocida, muchos de esos clientes que pedían combinados sin alcohol no lo tuvieron tan fácil. Esas copas sin licor fueron bautizadas como “mócteles”, término que tiene su origen en la palabra inglesa mock (en español, burla). Los primeros camareros que empezaron a servir esos vistosos combinados sin alcohol fueron los que pusieron a estas copas el nombre de mocktail al interpretar que eso no era una copa como mandan los cánones. Se equivocaron.
Estadios en el mundo del alcohol
1. Abstemios
Persona que no disfruta con la ingesta de alcohol o muestra desagrado a su gusto y efectos. O aquellas que deciden no probar ni una gota de licor, sin que haya razones médicas, culturales o religiosas, para prevenir sus daños y consecuencias.
2. Bebedores sociales
El alcohol forma parte de su proceso de socialización, pero no es esencial. No toleran la embriaguez y raras veces llegan a ese estadio. Suele ser en días contados, como una boda, en Fin de Año o en una celebración muy especial
3. Alcohólicos Sociales
Se intoxican con frecuencia, pero suelen controlar su conducta. Planifican sus salidas para tomar una copa. Suelen tolerar bien los efectos del alcohol. Un alcohólico social siempre encontrará un momento para tomar una copa. La bebida no suele interferir en su vida familiar y laboral mientras se controla bien la situación
4. Alcohólicos
Tiene una gran dependencia, hasta convertirse en adicción hacia el alcohol. Todas sus conductas están asociadas con la bebida. Su vida familiar y laboral se ve alterada por esa dependencia, que no se controla.https://www.clarin.com/buena-vida/salud/teetotalism-ganar-adeptos_0_BykGuXI8f.html

jueves, 22 de junio de 2017

Tendencias: los alimentos veganos se reconvierten para ser masivos

El  empresario Josh Tetrick estaba parado en una sucursal de la cadena de supermercados Dollar Tree, en Oakland, California, cuando le preguntó a una clienta qué marca de mayonesa era la mejor. La mujer señaló un tarro blanco brillante de su competidor Kraft. Pero Tetrick preguntó: "¿Y qué pasa con la mayonesa Just" -el producto principal de su compañía Hampton Creek- que estaba cerca. "Ella dijo: «No, esa es la marca propia de Dollar Tree»", recuerda Tetrick. Dicho de otro modo, la etiqueta de papel artesanal de Mayonesa Just -las etiquetas de este producto habían sido cortadas una por una con un cuchillo de precisión- no se veía como un producto vegano artesanal inspirado en Brooklyn para los consumidores de Oakland. Se veían como un producto genérico vendido por una cadena de supermercados de bajos precios."Eso fue un aprendizaje importante para mí", dice Tetrick. "Muestra lo importante que es el contexto para el diseño." Y consolidó una intuición que tenía el empresario: llevar alimentos procesados sustentables, transparentes y más sanos al consumidor masivo simplemente no tiene sentido donde compran muchos consumidores de bajos ingresos y clase media, como Walmart y Dollar Tree.
Just busca sumar nuevos clientes en Estados Unidos
Después de esta experiencia, Hampton Creek -que hasta el momento ha reunido financiación por US$ 120 millones, pero aún no informa de sus ingresos- contrató al diseñador Sean Wolcott para encabezar un redesarrollo a lo largo de varios años de toda la marca Just, comenzando por sus envases.El primer cambio es que Just pasó de trabajar con una tipografía sutil a una sans serif más genérica y que termina en un punto, "Just.".Se trata de una jugada típica en el campo del desarrollo de marcas de alimentos, donde en general lo que se hace es reducir el nombre de la marca, como "Kraft", y destacar la franquicia "Mac and cheese". Eso es debido a que el poder de estas submarcas importantes de una compañía como Kraft, incluyendo Oreo, Maxwell House y Cadbury, suman algo mucho más reconocible que Kraft por sí sola.Además, cada producto tiene una foto de su alimento respectivo en la cubierta, con un tratamiento especial para que se destaque un solo color. "Lo llamaría tratamientos fotográficos, algo que no se ve real y no se ve falso, algo intermedio", explica el diseñador Wolcott. "Queríamos que se viera como comida real, pero abstrayendo algo hasta el punto de que sea mitad realismo, mitad arte."Habiendo estudiado bajo el afamado diseñador Masimo Vignelli antes de hacerse conocido diseñando productos de Microsoft, Wolcott dirigió a su equipo de diseñadores internos de la empresa con un enfoque casi obsesivo. Para algunos paquetes hubo hasta 500 iteraciones de fotografía, color y diseño.La compañía también se vio forzada esencialmente a expandir Just a algo más que un indicador de mayonesa. Hampton Creek enfrentó una demanda (desde entonces abandonada) de un competidor, Unilever, y una subsiguiente investigación de la Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos (FDA), por usar "Just Mayonesa" en un producto que, literalmente, no era mayonesa tradicional porque no contenía huevos.Por supuesto incluso Tetrick parece admitir que su enfoque tiene un cierto atractivo subversivo para compradores que son escépticos de la comida más ética, saludable o verde."Si mis amigos en Alabama ven «mayonesa vegana Just» literalmente no la comprarán", asegura el empresario.http://www.lanacion.com.ar/2035167-tendencias-los-alimentos-vegano

domingo, 4 de junio de 2017

Freeganos: jóvenes argentinos viven sin dinero por elección

Docentes universitarios, profesionales, estudiantes y jóvenes de clase media que reniegan del consumo en la sociedad actual; incluso buscan alimentos en la basura porque sostienen que se desperdicia mucha comida en buen estado.
"Acá llegó el pedido", bromea Daniel Scalzuela, un joven de Villa del Parque mejor conocido como "el Mago", mientras sujeta con una mano un cajón lleno verduras y trata de mantener el equilibrio sobre su bicicleta. Lleva puesta una campera verde reversible de primera marca, en buen estado, que no tenía unos minutos antes. Todo ello tiene la particularidad de haber sido obtenido de la calle. El Mago, al igual que muchas otras personas, es parte del movimiento freegano , originado en Estados Unidos y que es una combinación de la palabras vegano (persona que no come carne ni derivados) y libre, que busca generar conciencia a través de la recuperación de todo lo que sea posible , incluyendo la búsqueda de comida en la basura y el uso limitado de recursos económicos. Para ellos, vivir casi sin dinero es una elección . Son, en su mayoría, jóvenes de clase media y estudiantes, que dejaron un trabajo convencional para dedicarse a esta nueva forma de vida y tratar de demostrar que es posible una existencia en mayor armonía con el medio ambiente. Si bien no se puede calcular con exactitud cuántos freeganos hay en el mundo, el movimiento se expande rápidamente y se estima que ya son más de un millón. Alcanzó a Estados Unidos, Brasil, Argentina, España, Corea, Estonia, Suiza y Gran Bretaña. En el país, ya son, al menos, cientos.Una alimentación particular. Los freeganos critican el concepto de basura, ya que entienden que hay muchos alimentos que podrían ser recuperados, aunque los especialistas advierten el peligro de esta práctica. Según el informe "Global food losses and food waste (Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo) ", realizado en mayo del 2011 por el Instituto Sueco de Alimentos y Biotecnología por encargo de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se desperdician, por año, hasta 1.300 millones de toneladas de comida en buen estado en el mundo; esto es, un tercio de la producción total de alimentos. "El peligro del consumo de los productos desechados por las verdulerías está en la posibilidad que estén contaminados; si no se lavan bien, se corre el riesgo de una infección intestinal y algunos microorganismos como la Escherichia coli pueden causar la muerte", señala Lidia Busmail, doctora especializada en nutrición y antropología médica. Algunos de los freeganos -incluso- comen las verduras solamente crudas, y es lo que se conoce como crudiveganismo. "No es una práctica que se pueda recomendar sin una adecuada supervisión, y tiene límites. Los vegetales crudos, también, pueden ser vehículos de contaminación", explica María Inés Somoza, jefa de la División Nutrición de la Fundación Favaloro.
Recolectar basura por elección. Una noche fría, Victoria (que prefiere no dar su apellido), se encontró en una vereda con unas botas en muy buen estado. Era una solución ya que tenía puestas sandalias. Pero justo pasaba una cartonera, lo que provocó una discusión. "Puede pasar que se generen conflictos porque los cartoneros pueden sentir una especie de competencia o algo. Yo también hago lo mismo, salvo que no lo uso para vender, y tengo el mismo derecho", dice. A muchos de los freeganos les ha pasado que un amigo o familiar les diga que dejen los alimentos y la ropa para la gente que realmente las necesita. La respuesta de ellos es siempre la misma: la verdura se terminaría desperdiciando. "Me parece espectacular que estén los cartoneros, pero me gustaría que tuvieran el conocimiento de las ideas del veganismo y la salud y lo pudiesen aprovechar más porque se está desperdiciando un montón de alimento; y ellos, quizá por estar en las posiciones más débiles de la sociedad, no le están sacando provecho", opina Pablo Gowezniansky, freegano y estudiante de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de 24 años. Y agrega: "Son dos cosas muy distintas el freeganismo y los cartoneros". Un profesor de economía de la UBA estaba revisando bolsas en la calle. Un alumno lo vio, y se sorprendió. "Profe, si necesita, le puedo dar unos pesos", fue la reacción del chico. Lo que no sabía era que lo hacía por elección.

freganos chicos que viven sin plata y comen basura
La oposición al consumo

Los que participan del movimiento quieren cambiar el sistema, aunque admiten contradicciones que se ven acentuadas, según sostienen, por vivir en la ciudad. Utilizan activamente redes sociales como Facebook para exponer sus actividades e ideas, aunque saben que esa empresa se rige por los postulados capitalistas. Pasan muchas horas en el ciberespacio, aunque sean amantes de la naturaleza. Es inusual que un freegano tenga menos de 500 amigos allí. Analía (novia del Mago y también perteneciente al movimiento), por ejemplo, tiene 2782 amigos, y el Mago ronda los 4000. "Siempre hay que hacer una relación costo- beneficio. Yo no tengo foto de perfil mía porque lo uso sólo para difundir ideas", dice el Mago. Es que el freeganismo, en la teoría, está en contra de todo lo que sea industria. La utilización de jabones para el cuerpo y el pelo, los remedios farmacéuticos, los dentífricos, los preservativos, los celulares, la televisión, todo, es motivo de planteos. Varios se lavan los dientes solamente con agua, y lo mismo hacen con la ropa (otros utilizan jabón de coco). Cada caso es singular. Con los condones, por ejemplo, algunos sólo utilizan los que se entregan gratuitamente en los hospitales para no darle dinero a las corporaciones. Otra forma de obtener desde un libro hasta una bicicleta sin utilizar dinero es conseguirlo en una feria en la que todo es gratis: la Gratiferia . A diferencia del trueque, allí no se concibe la idea de reciprocidad. El lema es "traé lo que quieras (o nada), y llevate lo que quieras". Por los puestos circulan juguetes, ropa, libros, CDs, cassettes, vinilos, tecnología, herramientas, arte, máquinas, muebles y alimentos.
 "Todos me decían que tenía un buen sueldo y no entendían que pudiese abandonar todo. Lo sentí en su momento y no me arrepiento", dice Marisa Esconzábal, freegana.
Muchos de los ahora freeganos, en su momento, pasaban días enteros en oficinas, hasta que se dieron cuenta que, en realidad, se sentían incómodos. Para ellos el trabajo fundamental es el autosustento. Durante trece años, Marisa Esconzábal trabajó como secretaria en un estudio contable y, de allí, se dirigía apresurada a las clases de la universidad. A veces, ni siquiera tenía tiempo de almorzar. Un día se cansó: "Todos me decían que tenía un buen sueldo y no entendían que pudiese abandonar todo. Lo sentí en su momento y no me arrepiento". Los trabajos que tienen son variados. Juan Pablo Zvinys, licenciado en filosofía, da clases a chicos de entre quince y dieciséis años sobre su especialidad. Poco imaginaba que terminaría adhiriendo al movimiento. Trabajó en industrias en la parte de control de calidad, entre ellas Freddo y una empresa medicinal. "Nada que ver con ahora", dice. Tiene 35 años, y el primer cambio comenzó a los 31 cuando se hizo vegano. Hace un año fue por más y se hizo freegano, aunque la profesión le impone ciertas restricciones. "Cada tanto- dice- pantalones y camisas tengo que comprar, no puedo ir al colegio con ropa freeganeada.http://www.elliberal.com.ar/noticia/42975/freeganos-jovenes-argentinos-viven-sin-dinero-eleccion

jueves, 23 de marzo de 2017

La ortorexia, la peligrosa obsesión por la alimentación natural

La ortorexia es un trastorno alimentario; una obsesión patológica por ingerir alimentos que la persona considera saludables. "Es la obsesión por comer sano, natural, orgánico, limpio, puro, sin ingredientes", explicó a Infobae la doctora Mónica Katz, especialista en nutrición. Esta forma de alimentarse podría, a primera vista, parecer sana, pero esconde sus peligros. "Ustedes podrían pensar al principio: '¿Está mal comer así?' No, no está mal, si esto es parte de un patrón global alimentario en el que no reina la obsesión", aclaró la experta. "Pero la ortorexia a veces atenta de alguna manera contra mi vida con los otros". "Yo dejo de ir a una reunión con amigos porque no van a tener la comida de la calidad que yo creo debo ingerir. Dejo de compartir en el trabajo ese ratito que tenemos para ese sandwich que no es orgánico ni natural, porque quizás no es vegetariano o quizás tiene un pan que no es la mejor calidad", relató Katz.
La ortorexia es un trastorno alimentario; una obsesión patológica por ingerir alimentos que la persona considera saludables (istock) 
La ortorexia se manifiesta "cuando yo empiezo a dedicar muchas horas a ver qué como, cuando empiezo a recorrer obsesivamente las etiquetas de los productos, cuando camino horas y horas para ver si el producto que tengo es orgánico -orgánico en la Argentina es caro y hay poco, no es fácil"."Cuando empiezo a perder momentos de placer, de ocio, con amigos, con amores, con proyectos interesantes, para ver qué como, llegó el momento de consultar con un especialista", afirmó la experta. "Porque quizás lo que estoy buscando es sentido. Y en un mundo incierto, buscar la certeza a veces es encontrar el sentido de mi vida". http://www.infobae.com/tendencias/nutriglam/2017/03/22/la-ortorexia-la-peligrosa-obsesion-por-la-alimentacion-natural/

viernes, 3 de marzo de 2017

Mitos y verdades sobre las dietas vegetarianas

Que necesitan complementarse con suplementos vitamínicos o minerales, que generan anemia o que no son aptas para deportistas o embarazadas, son algunos de los mitos que existen alrededor de las dietas vegetarianas, afirmó la nutricionista Liliana Grimberg, quien advirtió que "deben realizarse con el asesoramiento de profesionales de la salud".
"El primero de los mitos dice que el vegetarianismo es una moda, y eso no es cierto, ya que la mayoría de las personas a lo largo de la historia del mundo se han alimentado con dietas predominantemente vegetarianas", dijo a Télam la especialista. También conocido como vegetarismo, el vegetarianismo es el régimen alimentario que tiene como principio dejar de consumir cualquier tipo de carne. Dentro de la práctica vegetariana hay distintos tipos y gradosquienes no admiten ninguna ingesta de productos derivados de los animales (como el huevo, los lácteos o la miel de las abejas), son denominados vegetarianos estrictos o puros, mientras que los que sí consumen leche se conocen como lactovegetarianos; quienes consumen huevos, ovovegetarianos, y los que consumen ambos productos, ovolactovegetarianos.Asimismo, quienes no se alimentan de nada animal ni usan productos provenientes o testados en ellos se denominan veganos, mientras que quienes sólo se alimentan de fruta, practican el frugivorismo.En la dieta vegetariana se acepta además la cocción de los alimentos y el consumo de productos refinados (los más comunes son el azúcar y la harina), además de pastas blancas, frituras y alimentos en conserva o aquellos con colorantes o preservadores, lo que la diferencia de otros tipos de dietas, como la macrobiótica y naturista.Consultada sobre una de las principales dudas a la hora de encarar una dieta de ese tipo, la necesidad de consumir suplementos vitamínicos o minerales, Grimberg señaló que "la mayoría de los vegetarianos sanos no necesita tomar suplementos, aunque puede haber excepciones".
"La persona que comienza una dieta vegetariana debería visitar un nutricionista para asegurarse de que todas las vitaminas y minerales necesarios están siendo consumidos en sus alimentos", destacó. Agregó que tampoco es verdadero que ese tipo de dieta sea escasa en proteínas, ya que "muchos alimentos de origen vegetal las contienen". "Alimentos de granos como las legumbres, cereales, la combinación entre ellos (lentejas con arroz, por ejemplo) o nueces y tofu son sólo algunos alimentos de origen vegetal que contienen proteína", enumeró. Con respecto al calcio, Grinberg consideró que una dieta vegetariana bien planeada puede aportar la cantidad necesaria, ya que "incluye productos lácteos, semillas, frutos secos y productos fortificados". "Tampoco es cierto que el vegetarianismo no sea recomendable para niños o embarazadas. Esa dieta es segura siempre que se suministre la cantidad necesaria de cada alimento, es decir que haya suficientes calorías, proteínas, vitaminas y minerales para cuerpos sanos en crecimiento", explicó. Y continuó: "Otro mito es el que tiene que ver con la anemia. Los alimentos como las legumbres y hortalizas de hojas verdes tienen hierro, y condimentadas con jugo de limón o consumiendo un cítrico después de la comida se mejora su absorción". Sobre las personas que practican deportes, Grinberg afirmó que "un deportista vegetariano puede rendir igual que un carnívoro". "El vegetariano obtendrá las calorías necesarias de las semillas, frutos secos, almidones, aceites, cereales y legumbres", enfatizó.http://www.docsalud.com/noticia.aspx?ix=7872

miércoles, 9 de abril de 2014

Advierten sobre riesgos nutricionales de las dietas veganas

En los últimos años, creció la popularidad de las dietas vegetarianas, fundamentadas en consideraciones éticas, cuestiones medioambientales, factores religiosos e incluso problemas de salud. La difusión de los resultados de grandes estudios poblacionales que demuestran que la alimentación sin carne se asocia con menor riesgo de obesidad y enfermedades crónicas también determina un creciente interés en el tema por parte de la comunidad científica. En este contexto, la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) elaboró una “Posición” referente a este tipo de dietas. “Consideramos que el vegetarianismo es un tipo de alimentación que cada vez cobra más adeptos y que la SAN, como entidad rectora de la Nutrición en nuestro país, no puede estar ajena al respecto”, explicó el doctor César Casávola, presidente del organismo. En un documento elaborado desde el Grupo de Trabajo Alimentos, que coordina el doctor Raúl Sandro Murray, vicepresidente de la SAN, se hace principal énfasis en los dos grupos principales de vegetarianos: losovolactovegetarianos, aquellos que no comen carnes pero sí consumen huevo, leche y sus derivados; y losveganos, quienes rechazan cualquier alimento de origen animal y sólo aceptan lo que proviene del reino vegetal. Si bien las estimaciones de cuántos vegetarianos y veganos habitan Argentina son muy variables debido a la falta de datos oficiales,  Murray informó que “representarían en nuestro país entre el 1% y 2 % de la población”. Agregó que el aumento de seguidores de este tipo de alimentación “se da en proporciones geométricas” y que “es muy difícil hacer una proyección, pero cada vez se encuentran más pacientes que consultan para aprender a ser vegetarianos”. 
Mientras a los ovolactovegetarianos la SAN no los considera una población de riesgo, “ya que con los derivados de animales que agregan a su dieta suplen perfectamente la carencia proteica que una alimentación basada exclusivamente en vegetales les pudiera ocasionar”, la entidad  advirtió que “hay que poner un cuidado especial en los veganos, dado que existen nutrientes cuya carencia es potencialmente preocupante en este tipo de alimentación”. Entre ellos, menciona a la vitamina B12, los ácidos grasos omega 3, hierro, calcio, vitamina D, zinc y, en menor medida, las proteínas y el iodo. Según Murray, ya se evidencian en las consultas clínicas problemas graves relacionados con las crecientes restricciones alimentarias. “Lamentablemente, muchas personas que adoptan estas dietas no toman los suficientes recaudos y son derivados por colegas para que tratemos de orientarlos”, explicó. El experto añadió que “el primer signo que se observa en aquellos pacientes que realizan un control periódico es la anemia megaloblástica por falta de vitamina B 12, lo cual puede tener un tratamiento sintomático y retornar a valores normales, pero, en quienes no se controlan,  la falta de esta vitamina conduce a alteraciones neurológicas que son muy difíciles de resolver”. Por eso, en el caso específico de la vitamina B12, la SAN asegura que “es imprescindible la incorporación de alimentos fortificados o suplementos dietarios, ya que prácticamente no existen fuentes confiables dentro del reino vegetal, y su déficit puede producir anemia y alteraciones neurológicas”. El organismo hace un principal hincapié sobre los riesgos de esta carencia en las veganas embarazadas así como también en aquellas que están planificando un embarazo, debido a las consecuencias que puede traer en relación con la salud del feto y del recién nacido.
Adiós a la carne con orientación
Aunque, según la Sociedad Argentina de Nutrición, “una correcta alimentación vegetariana puede satisfacer adecuadamente las recomendaciones actuales de todos los nutrientes”, el uso de alimentos fortificados así como los suplementos dietarios, podrían proporcionar “un escudo eficaz contra sus eventuales carencias”. Por otra parte, los expertos señalaron que “si bien es cierto que la población que adopta una alimentación vegetariana ha demostrado tener menos riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, dislipidemias e incluso cáncer, otros patrones alimentarios que incluyen pequeñas cantidades de pescado o carnes rojas magras también parecen ofrecer una protección significativa contra esas mismas patologías, razón por la cual es necesaria la realización de una mayor cantidad de trabajos científicos para sostenerla”. Por último, la SAN consideró de suma importancia que si un individuo es vegetariano o decide adoptar éste tipo de alimentación, debe ser provisto de educación y orientación por parte de un profesional de la Nutrición para convertirse en un vegetariano saludable.El trabajo completo  puede verse en www.sanutricion.org.ar http://www.docsalud.com/articulo/5580/advierten-sobre-riesgos-nutricionales-de-las-dietas-veganas