Hace algunos años, una encuesta gubernamental en Dinamarca recogió un dato
alarmante: en promedio, cada familia desperdiciaba por año 105 kilos
de comida. El número se vuelve más estremecedor aún si se contempla
lo que sucede en toda Europa, en donde 100 millones de toneladas de
alimentos terminan en basureros todos los años.En Argentina,
según el relevamiento de Waste Atlas, la generación de residuos
sólidos urbanos es de 13.694.435 toneladas por año y la producción
per cápita de basura es de 341,4 kg de estándar anual. Las
estadísticas nacionales están lejos de las de Kenia, el país que
menos residuos genera en el mundo (109,5 kilos por persona y por año),
seguido por Etiopía (109,8) y Nepal (115,7).El número danés es bastante
inferior al argentino. Sin embargo, dicha cifra alertó a Selina Juul, una
diseñadora gráfica rusa reconvertida en activista de la alimentación, que
comenzó un proyecto llamado Stop Spild Af Mad ("Dejen de derrochar comida")
hace ocho años. Juul creó una página de Facebook urgiendo a los daneses a
que dejaran de desperdiciar comida. Se hizo tan popular que en menos de
dos semanas se debatió el asunto en la televisión nacional.Juul fue
contratada por REMA 1000, la mayor cadena de supermercados con
descuentos masivos del país, para ayudarlos a encontrar formas de
frenar el desperdicio de alimentos en sus tiendas.
alarmante: en promedio, cada familia desperdiciaba por año 105 kilos
de comida. El número se vuelve más estremecedor aún si se contempla
lo que sucede en toda Europa, en donde 100 millones de toneladas de
alimentos terminan en basureros todos los años.En Argentina,
según el relevamiento de Waste Atlas, la generación de residuos
sólidos urbanos es de 13.694.435 toneladas por año y la producción
per cápita de basura es de 341,4 kg de estándar anual. Las
estadísticas nacionales están lejos de las de Kenia, el país que
menos residuos genera en el mundo (109,5 kilos por persona y por año),
seguido por Etiopía (109,8) y Nepal (115,7).El número danés es bastante
inferior al argentino. Sin embargo, dicha cifra alertó a Selina Juul, una
diseñadora gráfica rusa reconvertida en activista de la alimentación, que
comenzó un proyecto llamado Stop Spild Af Mad ("Dejen de derrochar comida")
hace ocho años. Juul creó una página de Facebook urgiendo a los daneses a
que dejaran de desperdiciar comida. Se hizo tan popular que en menos de
dos semanas se debatió el asunto en la televisión nacional.Juul fue
contratada por REMA 1000, la mayor cadena de supermercados con
descuentos masivos del país, para ayudarlos a encontrar formas de
frenar el desperdicio de alimentos en sus tiendas.
Allí nació Too Good To Go -TGTG- (juego de palabras entre "demasiado bueno
para llevar" y "demasiado bueno para desperdiciar"). La aplicación permite pedir
comida para llevar que, de otra manera, se tiraría a la basura a precios
irrisorios. En TGTG, los restaurantes son los protagonistas de la escena,
ya que son ellos quienes comercializan sus restos de comida a través de
la app.El desecho alimenticio no solo mide sus consecuencias entre aquellos
que menos recursos tienen. La descomposición de alimentos produce cientos
de toneladas de gases equivalentes al dióxido de carbono en todo el mundo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura (FAO) calcula que se desperdicia prácticamente la misma
cantidad de comida en países en vías de desarrollo que en países
industrializados: 630 y 670 millones de toneladas, respectivamente.
Dinamarca tiene más iniciativas que ningún otro país del mundo para
hacer frente al problema, al punto que logró reducir en un 25% los
desechos alimenticios que se generan en el país.Jull se asombró
al trabajar en un supermercado y ver la cantidad de pan que se tiraba
cada día. "Venía de Moscú, donde el comunismo acababa de colapsar y
las estanterías de los supermercados estaban constantemente vacías",
explicó.En la mayoría de los países, incluido Dinamarca, no existen
leyes que prohíban la venta o distribución de comida pasada de fecha,
pero mucha gente piensa que los alimentos dejan de ser comestibles
cuando vencen. Aunque eso está cambiando. "He aprendido que es
más barato comprar alimentos próximos a su fecha de caducidad",
dice Aslan Husnu, un investigador de la Universidad de Aarhus.
"Para evitar el desperdicio, compro porciones pequeñas en lugar de
llenar el carrito de comida", agregó.En Dinamarca, es Jull quien cree que
la sensibilización ciudadana ha aumentado tanto que hasta empezó a notarse
una merma en los excedentes de producción. Los negocios cada vez tienen
menos comida en sus estantes porque cada vez hay menos residuos. Y los
restaurantes no tienen tantos restos de comida que regalar, por lo que la
mayoría se consume. El método danés ha sido copiado por Francia y otras
grandes ciudades –como Nueva York o Madrid– planean hacer hincapié en
una problemática que perjudica a los seres humanos
y al medio ambiente
.http://www.infobae.com/economia/rse/2017/06/26/el-metodo-danes-para-reducir
-hasta-un-25-los-desechos-alimenticios/
para llevar" y "demasiado bueno para desperdiciar"). La aplicación permite pedir
comida para llevar que, de otra manera, se tiraría a la basura a precios
irrisorios. En TGTG, los restaurantes son los protagonistas de la escena,
ya que son ellos quienes comercializan sus restos de comida a través de
la app.El desecho alimenticio no solo mide sus consecuencias entre aquellos
que menos recursos tienen. La descomposición de alimentos produce cientos
de toneladas de gases equivalentes al dióxido de carbono en todo el mundo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura (FAO) calcula que se desperdicia prácticamente la misma
cantidad de comida en países en vías de desarrollo que en países
industrializados: 630 y 670 millones de toneladas, respectivamente.
Dinamarca tiene más iniciativas que ningún otro país del mundo para
hacer frente al problema, al punto que logró reducir en un 25% los
desechos alimenticios que se generan en el país.Jull se asombró
al trabajar en un supermercado y ver la cantidad de pan que se tiraba
cada día. "Venía de Moscú, donde el comunismo acababa de colapsar y
las estanterías de los supermercados estaban constantemente vacías",
explicó.En la mayoría de los países, incluido Dinamarca, no existen
leyes que prohíban la venta o distribución de comida pasada de fecha,
pero mucha gente piensa que los alimentos dejan de ser comestibles
cuando vencen. Aunque eso está cambiando. "He aprendido que es
más barato comprar alimentos próximos a su fecha de caducidad",
dice Aslan Husnu, un investigador de la Universidad de Aarhus.
"Para evitar el desperdicio, compro porciones pequeñas en lugar de
llenar el carrito de comida", agregó.En Dinamarca, es Jull quien cree que
la sensibilización ciudadana ha aumentado tanto que hasta empezó a notarse
una merma en los excedentes de producción. Los negocios cada vez tienen
menos comida en sus estantes porque cada vez hay menos residuos. Y los
restaurantes no tienen tantos restos de comida que regalar, por lo que la
mayoría se consume. El método danés ha sido copiado por Francia y otras
grandes ciudades –como Nueva York o Madrid– planean hacer hincapié en
una problemática que perjudica a los seres humanos
y al medio ambiente
.http://www.infobae.com/economia/rse/2017/06/26/el-metodo-danes-para-reducir
-hasta-un-25-los-desechos-alimenticios/