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jueves, 21 de enero de 2016

Un snack con sello argentino que quita el hambre

Ante una mesa llena de papas fritas, maníes, palitos e ingredientes varios que conforman la picada poco saludable a la que estamos acostumbrados es difícil ponerse un freno antes de que en los recipientes queden sólo los restos. Un snack elaborado en base a recortes de cuero de cerdo en el que trabajan investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) podría ayudar a controlar el apetito, ya que gracias a su alto valor proteico genera saciedad y, cocinado en microondas, aporta la mitad de las grasas que uno tradicional. 

En Estados Unidos se los conoce como puffed skin snack o pork rinds, en México se los llama botanas, en España y Cuba chicharrón o cortezas de cerdo, mientras que en Portugal y Brasil llevan el nombre de torresmo. En cada país adquieren su particularidad, pero detrás de ellos está la misma materia prima: piel del cerdo cocida y condimentada que se consume como snack. Técnicos del INTI pusieron el ojo en la potencialidad de este alimento y en su posible elaboración para insertarlo en el mercado local.
Su forma es irregular, tienen textura quebradiza, aireada y crujiente. En lo referido al aspecto nutricional no aporta carbohidratos y sí muchas proteínas. Su porcentaje de grasas depende del método de cocción elegido. “En varios países se comercializan fritos o cocidos listos para consumir, pero también como pellets deshidratados que se expanden al cocinarlo en microondas, de modo similar a los pochoclos”, explica Mariana Sánchez del Centro INTI-Carnes en un artículo del Noticiero Tecnológico Semanal del organismo dependiente del Ministerio de Industria de la Nación.El bocadillo que se obtiene al cocinarlo en microondas no sólo genera saciedad por su alto contenido de proteínas, si no que contiene la mitad de la grasa de una papa frita.
Su forma es irregular, tienen textura quebradiza, aireada y crujiente.
Los especialistas del INTI buscaron adaptar y estandarizar el proceso de elaboración del snack a los recursos y al gusto local y para eso probaron diferentes métodos. El resultado final fue evaluado por consumidores habituales de este tipo de bocadillos que dieron su sentencia.Desde el organismo revelaron los secretos de la “receta”: la cocción del cuero de cerdo se realizó primero en agua con aditivos para tiernizarlo y desodorizarlo, luego se desgrasó, se lo cortó en tiras de cinco centímetros y deshidrató en condiciones controladas de humedad y temperatura. Se efectuó la fritura a 180°C, y en horno microondas a máxima potencia. Por último, se saborizó en bombos rotatorios con dos ingredientes diferentes, queso y barbacoa, para luego envasarlo al vacío en porciones de 35 gramos.“Como resultado del trabajo se logró diseñar y estandarizar el proceso de elaboración y expansión por fritura. A futuro se prevé seguir ajustando la cocción del snack en horno microondas ya que permite obtener un producto con menor tenor graso y, por lo tanto, más saludable”, añadió Sánchez. Las dos variedades se sometieron al paladar de 100 consumidores habituales de snacks mayores de 18 años que evaluaron su aceptabilidad global, el color, el olor, la crocancia y el sabor.A 6 de cada 10 les gustó entre moderadamente y mucho el de sabor a queso y sólo el 16% lo rechazó. El de barbacoa tuvo menos aceptación: lo aprobó el 44%, pero una tercera parte de los “probadores” le bajó el pulgar.http://www.clarin.com/buena-vida/nutricion/snack-sello-argentino-quita-hambre_0_1507649540.html

lunes, 15 de octubre de 2012

Cómo comemos (nos llenamos) los argentinos


La mitad de la población del país tiene sobrepeso y la mayoría piensa que comer mucho es sano, aunque luego se recurra a pastillas, yuyos y dietas varias. El picoteo, un pésimo hábito, y la resistencia a comer bien, un sello nacional. Comer bien es darle a nuestro cuerpo lo que necesita. Ni más ni menos. Cada persona tiene sus costumbres, que se fueron formando a lo largo de los años, fuertemente influenciadas desde el nacimiento por su familia y por los mensajes que la sociedad envía directamente o a través de todas las formas de expresión que existen.

Hay una forma de comer individual, pero fuertemente influenciada por una forma de comer social.
Los argentinos comemos mucho. Comer mucho no es comer bien, es comer mal. La mitad de la población tiene sobrepeso o es obesa. Y en muchos casos, además de sobrarnos calorías nos faltan nutrientes. Obesos desnutridos, una verdadera paradoja. Repartimos nuestras comidas de un modo curioso. No desayunamos o hacemos desayunos livianos. Almuerzos variables y cenas abundantes, más una cuarta comida típica: el picoteo. Nuestro cuerpo se adapta mejor a una distribución regular de las comidas. Tenemos incorporado el concepto del placer de "llenarnos", algo que los franceses llaman ser “gourmand”: comida poco elaborada pero abundante. Nos resistimos a ser refinados, a saborear cada bocado de un plato delicado. Los argentinos estamos peleados con los vegetales y las frutas. No las compramos; si las tenemos, no las preparamos y no las comemos. Somos los campeones de las excusas: “No me gusta”, “No me caen bien”, “Están caras”, “No tengo tiempo”. No sería mala idea empezar a ser positivos y preguntarnos cómo prepararlas para que nos gusten, elegir lo que nos caiga bien, lo que sea más económico y lo que se prepare rápido.
No nos esforzamos en estimular buenos hábitos a los chicos. Es difícil encontrar alguien que ofrezca frutas y verduras a sus hijos. Es importante limitar el consumo de golosinas y estimular horarios regulares para las comidas. En esa etapa nace el picoteo y se desarrollan las costumbres que se mantendrán durante toda la vida.
Cada tanto, nos acordamos de hacer dieta. Nada podría ser peor. Significa que comemos mal casi siempre, aguantamos hasta que nos asustamos y en ese momento intentamos hacer algo heroico que siempre dura poco. Tenemos resistencia crónica a aprender a comer. Los argentinos creemos demasiado en la magia. Nos dejamos seducir por las pastillas, los yuyos o las dietas de moda. Creemos que hay alimentos buenos y alimentos malos. Pensamos que la culpa es de los alimentos y que nosotros no somos responsables de la decisión.
Imaginamos que un alimento engorda y otro adelgaza. Suponemos que hay alimentos que curan y otros que enferman. El folclore alimentario puede llenar varios libros con creencias falsas que por algún misterioso motivo no consiguen competir contra un buen libro de nutrición.  La bebida también es parte de nuestra alimentación. Una buena parte de nuestra hidratación proviene de bebidas frías o infusiones, especialmente mate, con azúcar.
Los argentinos tomamos en promedio más bebidas azucaradas que los estadounidenses. Aunque sostenemos que el plato nacional es el asado, en realidad lo que más comemos son pan, pastas y papas con alguna que otra milanesa.
Nuestra cultura pasa por el trigo y la carne. Los pequeños olvidados son los lácteos y los grandes perdedores son los vegetales, las frutas, las legumbres y el pescado.
Aprender a comer es una tarea difícil. Quizá si nos enseñaran en la escuela, sería más fácil seguir aprendiendo de grandes. Pero mientras llega ese día, si es que alguna vez llega, sería lindo ir picoteando algo de lo que pueden transmitir los que saben, que son los nutricionistas y no los opinólogos. Seleccionar la fuente de la información puede ser el primer paso de un menú saludable para aprender a comer mejor.
Edgardo Ridner es presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición y conduce el programa “Como comemos los argentinos”, que se emite por canal Metro, los jueves, a las 17.http://www.clarin.com/buena-vida/nutricion/comemos-llenamos-argentinos_0_790721152.html

domingo, 6 de noviembre de 2011

Una innovadora tecnología para conservar alimentos

La mesa está servida. En una bandejita de plástico se advierte un objeto similar a una piedra porosa y crujiente, pero que sin embargo desconcierta porque... tiene el peso del papel. En otra, bastoncitos blancos igualmente "etéreos". Un chorrito de agua a punto de hervir y ¡abracadabra! El color y la consistencia de este menú que evoca escenas futuristas comienzan a delatar la verdadera naturaleza de los platos: un trozo de carne y papas, ambos "liofilizados" (es decir, "sin agua"), que tras una cocción de no más de cinco minutos se transforman en un exquisito bife y en una porción de papas fritas igualmente sabrosas.
Entrada
Este almuerzo inusual (que también incluyó un "mix" de lentejas, arroz y zanahorias y, de postre, helado de crema con banana, naranja y tiritas de papa crocante chocolatada... todo, salvo el helado, con el mismo tratamiento) fue posible gracias a más de veinte años de estudios del doctor Jorge Yanovsky, médico sanitarista, investigador y presidente del Foro Argentino de Biotecnología.
Junto con un reducido equipo, Yanovsky logró poner a punto a un costo accesible una tecnología para tratar alimentos que permite prolongar su conservación y preservar sus nutrientes sin necesidad de agregar ningún tipo de aditivo. En la práctica, y si se aplica en gran escala, afirma, mejoraría drásticamente el acceso a los alimentos frescos, eje de una nutrición saludable y los primeros que se resignan cuando se desciende en la escala socioeconómica.
"La producción y el acceso a la carne es importante para el sentimiento nacional -dice-. Los aproximadamente 100 kilos en promedio que los argentinos consumimos por año (unos 56 kg de bovina, más o menos 35 kg de aviar, y algo de porcina y ovina) representan unos 30.000 millones de dólares, 15.000 millones en la puerta del frigorífico y otros 15.000 millones, en la carnicería. De ese valor, la mitad (o sea 7500 millones de dólares) están directamente relacionados con la distribución en frío. La ciencia y la tecnología están en condiciones de aportar conocimientos que reduzcan el gasto, mejoren del proceso o nos den una ventaja competitiva."
Primer plato
Liofilizar quiere decir sacar, separar el agua. "Es un proceso que ya aplicaba Pasteur -cuenta la doctora Alejandra Ricca, directora del Instituto de Tecnología de los Alimentos del INTA, que no participó en este desarrollo-. Lo más innovador no es la técnica, sino su aplicación."
Yanovsky se remontó a mucho antes. Estudió atentamente un procedimiento empírico que desarrollaron las comunidades preincaicas. Ellos secaban las papas en condiciones que son las de la liofilización en estado de congelamiento.
"Un producto congelado que contiene agua la pierde en forma de vapor -explica Yanovsky-. Lo hace a un ritmo más lento que el que está descongelado y recibe calor, pero si en lugar de darle temperatura se le aplica vacío (se le quita el peso del aire de encima), va a tender a acelerar su evaporación. En los ambientes muy secos y muy fríos, como el Altiplano, se produce un proceso de sublimación, que es la salida del vapor desde el estado congelado, que hace que el producto, siendo sólido, quede totalmente criboso, como una esponja rígida, y muy liviano. No pesa nada, pero mantiene el volumen. Los incas liofilizaban papas. Es lo que llamamos chuño. Y el llamado charqui es tasajo cuando usted lo seca en presencia de sal para que no se pudra. Pero a medida que va subiendo a las alturas, necesita menos sal, porque el producto se congela y se seca congelado."Según cuenta el investigador, el ejército libertador de San Martín llevaba entre sus vituallas chuño y charqui. "No sé bien qué tenían los realistas, pero el ejército argentino estaba mejor pertrechado que el napoleónico, que llevaba latas de conserva", destaca.
Segundo plato. Con estas ideas en mente, hace un cuarto de siglo Yanovsky inició una actividad de investigación y desarrollo tendiente a generar más economía de proceso. "Porque una de las cosas que se sabe es que la liofilización es una tecnología de excelencia para la conservación, pero onerosa tal como estaba descripta", subraya. Hoy considera que podría ofrecer alternativas de enorme significación económica y social, tanto en el costo final de la carne como en la forma de distribuirla."Si está bien envasada, con nitrógeno en lugar de aire (el talón de Aquiles es el oxígeno, que si entra en contacto con la grasa la torna rancia), dura años -detalla-. Pero no es necesario tanto. Es suficiente con llegar cómodo a destino."Sólo en tren de especular lanza algunas cifras que hacen agua la boca: el mercado mundial de fast food, que es básicamente papa y carne, representa anualmente millones de hamburguesas y porciones de papas fritas. O alrededor de 60.000 millones de dólares. "Pero no hay forma de avanzar sobre mercados distantes sin resolver el problema de la vida útil de lo que uno les lleva, que en el fondo es un mensaje, parte de su propia cultura. Esta tecnología podría ser la llave para participar en ese mercado, pero ofreciendo comida sana y con ventajas competitivas. De lo que se trata es de ver cómo hacemos desde el punto de vista científico-tecnológico para que nuestras carnes lleguen con gran calidad a todo el mundo, con menores costos y ventajas competitivas. Ese es nuestro desafío propio, personal", afirma.
Postre.


Sin embargo, los desvelos de este profeta de una revolución alimentaria, cuya personalidad combina una pizca de filósofo y otra de soñador, no están puestos en el escalamiento productivo. "Somos una empresa de know-how -afirma-. Lo que queremos es transferir la tecnología que desarrollamos." Entre otras iniciativas, está trabajando con la obra social de empleados públicos del Chaco, que tiene 220.000 asociados, en el desarrollo del programa "Comida Sana, Vida Sana". Allí asesora a frigoríficos locales que van a recibir el paquete tecnológico y estudia la posibilidad de preparar menúes infantiles con 100 g de carne y una guarnición de papa, verduras y hortalizas a un costo que podría rondar los seis pesos. Otros ejemplos de comida liofilizada saludable son hamburguesas de "pura carne" (sin fécula), bananas que, dice, podrían costar la mitad de lo que sale un alfajor, y snacks de queso, zanahoria y verdura (sin una gota de harina y con unas 60 calorías). El INTA, que está trabajando para desarrollar liofilizadores en distinta escala y lleva adelante experiencias piloto, respalda calurosamente esta técnica. "Su valor agregado es muy alto", afirma Ricca. "La humanidad no carece de calorías, sino de alimentos frescos -concluye Yanovsky-. Los pueblos emergentes no demandan calmar el hambre de sobrevivencia, sino comer mejor. Y comer mejor es comer «frescos». Se podría afirmar que los alimentos son la clave de la crisis mundial. Porque usted puede hacer todas las modificaciones que quiera, pero no puede dejar de comer."
UNA ASIGNATURA PENDIENTE
Hace casi cincuenta años, en 1964, el presidente Illia encomendó a la Comisión Nacional de Desarrollo de ese tiempo que estudiara la liofilización. Esta concluyó que había que dedicarse a la carne y lo indicó explícitamente. "Pero hasta que nosotros empezamos a trabajar no se había hecho nada -dice Jorge Yanovsky-. De allí en más, lo que logramos fue abaratar sustantivamente el costo mediante una mirada al procedimiento incaico.".



lunes, 17 de octubre de 2011

LOS APERITIVOS PUEDEN ENGORDAR MAS QUE UNA COMIDA COMPLETA

La hora más feliz del día? Si algún día se votara cuál es, seguramente la del aperitivo rankearía alto. Termina el trabajo, comienza la noche. Hay quienes incluso lo toman como un rito, lógicamente en compañía: una copa e ingredientes, verdadero placer de la hora del crepúsculo. Pero no hay ninguna razón para estar tan contentos: riendo y bromeando, con la happy hour, se ingieren más calorías que con una comida completa . Quien hace sonar la alarma es Giuseppe Fatati, presidente de la Fundación ADI –una entidad italiana dedicada a la nutrición– y coordinador del proyecto “Obesity Day”, la iniciativa presentada este mes y que reunió en Roma a expertos y curiosos para conocer a fondo los riesgos de una alimentación inadecuada.
“Los aperitivos, sobre todo los disfrazados con un jugo de fruta débilmente alcohólico, cierran el día con esa alegría cautivante del ‘fin del trabajo’. Y actualmente son tendencia, pero es difícil decir cuántas calorías se ingieren casi jugando ”, explica Fatati. El problema es justamente la falta de atención: los platitos y las cazuelitas nos hacen alargar la mano casi sin darnos cuenta.
Es que con una copa en la mano y el hambre de las siete de la tarde, parecería que nos olvidamos de lo que estamos pellizcando: “Hagamos dos cuentas –propone Fatati– un aperitivo a base de vino ronda por sí solo las 200 calorías y los que se sirven en un vaso grande lleno de hielo pero con mucho gin y bebidas pueden incluso superarlas. Y además los maníes: 40/50 gramos suman como mínimo 300 calorías”. Y eso es sólo el comienzo: “Después vienen las papas fritas y los ingredientes.
En el mejor de los casos, estamos en 600 o 700 calorías . En el peor...” Bastante energía “inútil” si pensamos lo que ingerimos, en cambio, con una comida completa. “Pensemos que la comida típica a la italiana –explica Fatati– es decir, 100 gramos de espaguetis al tomate, una ensalada mixta y un helado de fruta suman en total 655 calorías. En el imaginario colectivo, en el primer caso no hicimos más que tomar un aperitivo y en el segundo, en cambio, comimos. En realidad no es exactamente así”. Distraídos por la compañía y por la informalidad de comer pequeñas porciones, en suma, ingerimos una comida de más. Y después de una velada agradable, el despertar podría llegar a ser brusco.
http://www.clarin.com/sociedad/aperitivos-podrian-engordar-comida-completa_0_574142640.html

martes, 2 de agosto de 2011

La peor comida chatarra

¿Sabés cuáles son las diez peores comidas del Mundo? Bienvenido al lugar donde los platos llegan a las 2000 calorías. Time.com elaboró una lista con las diez peores comidas chatarra del Mundo. Tuvieron cuenta las grasas, los azúcares y las calorías por sobre todas las cosas.El primer lugar es ocupado por las papas fritas con queso de Outback Steak, una cadena de comida norteamericana. El motivo es sencillo. Un solo plato de estas papas tiene ¡2.140 calorías! Sí, más de las que recomiendan consumir en un día entero.Aunque cueste creerlo, en el segundo escalón hay una ensalada. Con nombre de película del lejano oeste, la "Chicken ranch fully loaded taco salad", de Taco Bell combina taco, pollo, vegetales y salsa ranch. ¿Qué tan mala es? Ella solita tiene 960 calorías, 600 menos que las que se recomiendan consumir a diario.Las papas fritas vuelven a escena en el puesto tres del ranking. Es que las "Large French Fries" tienen 71 gramos de grasa por cada porción. Increíblemente chatarra.Si pensamos que las hamburguesas y las papas fritas de Mc Donald's son complicadas para una alimentación sana, estamos equivocados. Lo peor de esta cadena de comidas es el "Triple batido de chocolate", que tiene 27 gramos de grasa y 1.160 calorías, superando a dos hamburguesas con queso.La famosa casa estadounidense "Dunkin' Donuts" cierra los cinco primeros lugares de la lista. Con su bagel de salsa, omelette, suprema y queso alcanza las 690 calorías. Sin embargo, el dato fuerte tiene que ver con el sodio: un sólo sandwich alcanza la dosis diaria recomendada.En la segunda mitad de la lista aparecen los batidos de chocolate de Starbucks y un sundae de Burguer King entre otros.http://www.viaresto.clarin.com/Notas/La-peor-comida-chatarra-643.aspx

miércoles, 13 de julio de 2011

CONFIRMAN QUE LA COMIDA QUE MAS ENGORDA ES LA PAPA FRITA

Ni los helados, ni las chucherías ni los refrescos engordan tanto como las papas fritas. En este sentido, y en referencia a las papas, señala Xavier Pí-Sunyer, experto en obesidad del hospital St. Luke’s-Roosevelt de Nueva York, que “son sabrosas, diría que irresistibles, y tienen una textura muy buena. Las personas no suelen comer una o dos. Se comen un paquete entero”.Para corroborar las palabras de Pí-Sunyer, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos, señala que lo que comemos, y cuánto comemos, tiene mucho más impacto que el ejercicio físico y la mayoría de los otros hábitos con respecto al aumento de peso a largo plazo.Los resultados del estudio fueron publicados en el New England Journal of Medicine. Es el analisis más completo hasta ahora sobre el efecto de alimentos particulares y las decisiones de estilo de vida como el tiempo dedicado al sueño y dejar de fumar.Los problemas de peso son una epidemia.El 62 por ciento de los adultos padecen de sobrepeso. La obesidad infantil se ha triplicado en las últimas tres décadas y los chicos con sobrepeso tienen más posibilidades de sufrir acoso escolar.Los kilos se acumulan durante décadas, y muchas personas luchan contra el aumento de peso sin darse cuenta de qué lo está causando. Este nuevo estudio señala que la elección de alimentos es la clave. El mensaje es el de siempre: comer más frutas, verduras, granos integrales y nueces, y reducir el consumo de papas, carnes rojas, dulces y refrescos.“No hay una varita mágica para controlar el peso”, dijo uno de los jefes del estudio, Frank Hu.“La dieta y el ejercicio son importantes para prevenir el aumento de peso, pero la dieta desempeña claramente un papel más importante” , advirtió el investigador.Para llegar a estos resultados, los médicos analizaron los cambios en los hábitos de dieta y estilo de vida de 120.877 personas a través de tres estudios de aspectos médicos de larga duración. Todos eran profesionales de la salud y no eran obesos al comienzo. Su peso se midió cada 4 años durante dos décadas y ellos detallaron su dieta en cuestionarios. En promedio, los participantes aumentaron ocho kilos durante el período de 20 años.Las papas fritas fueron el mayor culpable de esos aumentos de peso.Cada dosis diaria de 28 gramos (unas 15 papas y 160 calorías) lleva a aumentar 0,77 kilo en un rango de tiempo definido: cuatro años. Eso es en comparación con golosinas y postres (otros enemigos públicos de la balanza), que añadieron 0,19 kilo.http://www.clarin.com/sociedad/salud/Confirman-comida-engorda-papa-frita_

sábado, 25 de junio de 2011

Detectan alimentos que causan aumento de peso a largo plazo

Comer papas fritas y carne, y tomar bebidas azucaradas aumentan lenta y progresivamente el peso de las personas a través del tiempo.

Un equipo de investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, quienes realizaron tres estudios en paralelo, siguieron a miles de personas por hasta 20 años para detectar cuáles son los alimentos que provocan aumento de peso a largo plazo dañando también la salud.Así se observó, por ejemplo, que comer papas fritas y carne, y tomar bebidas azucaradas son hábitos de vida que van aumentando lenta y progresivamente el peso de las personas a medida que la edad avanza, y con todas las complicaciones para la salud que eso involucra.Los resultados del trabajo en que participaron 120.877 hombres y mujeres estadounidenses, aparecieron ayer en la revista New England Journal of Medicine, y apuntan a que pequeñas modificaciones en la alimentación y el estilo de vida pueden tener un gran impacto en la salud de las personas."En promedio, un adulto aumenta unos 400 gramos de peso al año. Pero debido a que este incremento es tan gradual y ocurre durante muchos años, ha sido difícil para los científicos comprender los factores específicos que son responsables de esto", dijo el doctor Dariush Mozaffarian, quien dirigió el estudio.Para detectar esto, quienes participaron en la investigación fueron sometidos a chequeos médicos cada cuatro años, por un período de dos décadas. Todos ellos tenían peso normal y eran saludables al momento de iniciarse la investigación. Con el paso del tiempo fueron aumentando de peso hasta que al final de los 20 años pesaban 7,6 kilos más.En este mayor peso, los alimentos que más influyeron fueron las papas fritas, seguidas por las papas cocinadas de otras maneras, las bebidas azucaradas, el comer carnes y los embutidos. Por su parte, los productos que más ayudaron a mantener un peso normal son el yogur, las nueces, las frutas, los granos integrales y los vegetales.Para la doctora Verónica Álvarez, nutrióloga encargada del Programa de Obesidad de Clínica Las Condes de Chile, este estudio es importante porque confirma con miles de personas, una serie de cosas de las que se ha estado hablando este último tiempo."Todos los alimentos que hacen subir de peso y que se mencionan en este trabajo son los llamados de ´alto índice glicémico´, es decir, que aumentan el azúcar y la insulina en la sangre de las personas, lo que termina haciéndolas engordar", explica esta profesional. Por el contrario, los que mantienen el peso normal son de bajo índice glicémico, como es el caso de los frutos secos o el yogur.Lo importante es entender que "no todas las calorías son iguales y que la calidad de los alimentos que consumimos es fundamental", agrega Álvarez."Estos hallazgos subrayan la importancia de tomar decisiones sabias al momento de elegir nuestra comida, lo que nos permite prevenir el aumento de peso y la obesidad", dice el doctor Frank Hu, profesor de nutrición y epidemiología en Harvard. Y agrega: "La idea de que no hay alimentos ´buenos´ y ´malos´ es un mito que debemos desterrar".Otro hábito de vida que incrementa el peso es mirar televisión. Hacerlo durante una hora diaria, hace que la persona suba 140 gramos cada cuatro años. Es decir, al final del estudio aportaba 700 gramos.El sueño también se demostró crucial. Quienes duermen entre seis y ocho horas diarias eran los menos propensos a aumentar de peso en el período que duró el estudio. Pero quienes dormían menos de seis horas o más de ocho, solían engordar.Una porción diaria de los siguientes alimentos se traduce en el aumento de peso correspondiente cada cuatro años, según el estudio de Harvard: papas fritas agregan 760 gramos, papas cocinadas de otras maneras aumentan 570 g, las bebidas azucaradas suben 450 g, las carnes 420 g, y los embutidos 418 g.
http://www.rosario3.com/salud/noticias.aspx?idNot=93413&Detectan-alimentos-que-causan-aumento-de-peso-a-largo-plazo